Un poco peor
La debilidad del consumo y de la inversi¨®n aplazan de nuevo la recuperaci¨®n econ¨®mica
Poca sorpresa han deparado las estimaciones de crecimiento para el segundo trimestre del a?o que avanza el Banco de Espa?a. Los c¨¢lculos previos de producci¨®n industrial o demanda interna indicaban una desaceleraci¨®n de la econom¨ªa espa?ola, tanto m¨¢s preocupante en cuanto que en el primer trimestre del a?o hab¨ªa crecido solamente a una tasa interanual del 0,8%. Pues bien, entre enero y abril se ha confirmado la ralentizaci¨®n y ya estamos en una tasa interanual del 0,7%. Se desvanecen as¨ª las ilusiones de alcanzar el ritmo de crecimiento del 1,3% que proyectaba el Gobierno, se compromete la hipotesis de que el PIB crezca al menos el 0,8% (las lecturas para el tercer trimestre tambi¨¦n reflejan un empeoramiento) y se esfuman las escasas expectativas de un repunte de la ocupaci¨®n. Casi todo est¨¢ un poco peor.
Resulta tentador relacionar la desaceleraci¨®n espa?ola (preocupante, porque aunque es solo de una d¨¦cima se produce sobre un ritmo de crecimiento muy bajo) con las incertidumbres de los mercados sobre la recuperaci¨®n econ¨®mica mundial. Existe esa conexi¨®n, por supuesto. Como en muchos pa¨ªses del euro, la tasa de endeudamiento no se ha reducido despu¨¦s del crash financiero, el ahorro es insuficiente para financiar las urgencias de inversi¨®n y las entidades bancarias siguen sin conceder cr¨¦ditos, como no sea para refinanciar a sus deudores.
Pero Espa?a sufre de males propios. La composici¨®n del crecimiento trimestral revela en s¨ª mismo una debilidad imposible de ocultar. Se basa en el tir¨®n del sector exterior, que aporta al crecimiento hasta 2,6 puntos, mientras que la demanda interna malvive en una fase de depresi¨®n aguda (-1,9%). Una estructura fiable de crecimiento requiere al menos que se recuperen la inversi¨®n y el consumo, justamente el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la demanda. Por el momento, en Espa?a es imposible.
Hay una causa poderosa (aunque no la ¨²nica) para la debilidad de la inversi¨®n y el consumo. Las entidades financieras no han terminado su recapitalizaci¨®n y en sus balances todav¨ªa pesa el ladrillo. Los mercados castigan frecuentemente a bancos y cajas porque recelan de p¨¦rdidas ocultas, es decir, de activos inmobiliarios cuyo valor de mercado es cero que no se han contabilizado as¨ª. Es discutible que la banca espa?ola enmascare p¨¦rdidas derivadas de su infausta participaci¨®n en la burbuja inmobiliaria; pero como uno de los s¨ªntomas de que existen balances cargados de activos malos es que el cr¨¦dito flaquea y en el sistema econ¨®mico se conceden pocos cr¨¦ditos, habr¨¢ que deducir que el aseo de los balances no ha concluido.
Esta incertidumbre sobre el crecimiento a corto plazo penaliza la solvencia de la deuda espa?ola. Pod¨ªa haberse evitado con una reforma a tiempo del sistema financiero. La demora en la recapitalizaci¨®n de las cajas y en intervenir en alguna de ellas pesa hoy demasiado sobre la inversi¨®n y el consumo. La recuperaci¨®n se aplaza y lo peor es que nadie sabe hoy, ni en el Gobierno ni en la oposici¨®n, c¨®mo activarla.
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