Bildu, o c¨®mo triunfar sin condenar a ETA
- Los herederos de Batasuna celebran su ¨¦xito electoral y prodigan gui?os a la banda - Los partidos esperan impacientes un comunicado de la organizaci¨®n que no llega
Desde que cruzaron el Rubic¨®n de la violencia y, con permiso del Tribunal Constitucional, acampan en la legalidad democr¨¢tica, todo son buenas nuevas para las gentes de Batasuna-Bildu. Gracias al poder institucional conquistado en las urnas, muchos antiguos cuadros y alcaldes de la ilegalizada Batasuna contaminados ante la justicia est¨¢n encontrando asiento laboral y viejos poderes como asesores y personal de confianza en las nuevas corporaciones. El viejo dilema de bombas o votos, que tantas discusiones suscit¨® internamente durante los siete lustros de connivencia con ETA, se ha decantado a favor de las urnas de manera tan abrumadora que, ahora mismo, nadie en sus filas osa cuestionar el giro estrat¨¦gico hacia la "superaci¨®n" de la "lucha armada".
La coalici¨®n ha fichado a antiguos cuadros de Batasuna como asesores
La izquierda 'abertzale' ha dejado de tener prisa por presionar a ETA
?Bildu y la direcci¨®n etarra han roto o solo sincronizan sus movimientos?
El PP cree que a¨²n manda la l¨ªnea dura. En el PSOE tambi¨¦n cunde la inquietud
Este viene a ser el primer mensaje que los dirigentes de Batasuna dirigen estos d¨ªas a ETA: "?Hab¨¦is visto? El silencio de las armas nos ha permitido legalizarnos y tomar el poder institucional de la mano del propio sistema. Con vosotros en acci¨®n, jam¨¢s habr¨ªamos ganado la Diputaci¨®n de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n y el centenar de municipios que ahora gobernamos".
El segundo mensaje est¨¢ impl¨ªcito pero transparente en los gestos y declaraciones de afecto y reconocimiento a los presos de la organizaci¨®n terrorista que los cargos electos de Batasuna-Bildu prodigan ¨²ltimamente: "Lasai egon [estad tranquilos]. No vamos a abandonaros a vuestra suerte. ETA pervivir¨¢ siempre entre nosotros". Esa ser¨ªa la idea madre.
Son d¨ªas de vino y rosas para ellos, momentos de euforia colectiva, en los que los electos de Bildu dan muestras de estar mucho m¨¢s ocupados en "la construcci¨®n nacional", la extensi¨®n-imposici¨®n del euskera y la participaci¨®n popular festiva que en los asuntos estrictamente municipales. El problema para los dem¨¢s es que Batasuna tiene ahora los votos -una cosecha extraordinaria abonada por su desmarque del uso de la violencia- sin que la organizaci¨®n terrorista haya renunciado a las bombas. Porque, hasta que se demuestre lo contrario, lo que existe no deja de ser un "alto el fuego permanente, general y verificable", aunque, eso s¨ª, avalado enf¨¢ticamente por Batasuna-Bildu como el principio del final.
"La lucha armada est¨¢ acabada, solo falta que la direcci¨®n de ETA se decida a echar la persiana", asegura un antiguo dirigente de Batasuna. ?A qu¨¦ espera, pues, ETA? ?Qu¨¦ tipo de negociaci¨®n quiere abrir con el Gobierno?
Con la legalizaci¨®n de Bildu, el Estado ha perdido el factor que tensionaba en ese mundo el pulso votos-bombas y les forzaba a buscar una salida. Y todo indica que, recuperada la capacidad de iniciativa y el control de los tiempos, Batasuna ha dejado de tener prisa. De hecho, la idea de que la denominada izquierda abertzale ya ha dado los pasos que cab¨ªa dar y que ahora es el turno del Gobierno central y de los otros partidos pol¨ªticos ha ido cobrando fuerza en sus comunicaciones internas.
Incluso aceptando que el camino iniciado por Batasuna es irreversible, gana cuerpo la pregunta de si puede otorgarse carta de naturaleza democr¨¢tica a una situaci¨®n como la presente, en la que los representantes institucionales de Bildu se niegan a condenar los asesinatos de ETA y a exigir a la banda que desaparezca, avalando as¨ª el prop¨®sito de la organizaci¨®n terrorista de abrir una negociaci¨®n con el Ejecutivo.
Pese a la proclama de que "el tiempo de la violencia se ha acabado", tambi¨¦n este a?o, por el aniversario, han destrozado la estela funeraria instalada en el monte Burnikurutzeta de Legorreta (Gipuzkoa) en memoria del socialista Juan Mari J¨¢uregui, asesinado hace 11 a?os. Ocurre lo mismo con la pobre cruz de madera que recordaba el paraje monta?oso de Lasarte en el que asesinaron a Miguel ?ngel Blanco y con otros modestos monolitos erigidos en postrero homenaje a v¨ªctimas de ETA.
Que Batasuna haya declarado oficialmente extinguida la epidemia de odio y barbarie y que rechace p¨²blicamente estos actos no supone la curaci¨®n autom¨¢tica de los enfermos de fanatismo patri¨®tico, ni la extinci¨®n de los focos de desalmados en activo, sordos a la proclamaci¨®n del "cambio de ciclo".
Hay en ese mundo un empe?o colectivo por borrar el pasado a toda costa y anular su lacerante carga de reproche. Ahora que ven que la "lucha armada" ya no tiene sentido y descubren las ventajas del sistema democr¨¢tico, es como si pretendieran hacer tabla rasa y declarar el punto cero de la historia. En ese prop¨®sito, sus "historiadores" se afanan en la tarea de confeccionar listas de v¨ªctimas de reales o supuestos desmanes policiales en las ¨²ltimas d¨¦cadas que oponer simb¨®licamente a los 858 asesinatos cometidos por ETA.
Confrontado a esa realidad tr¨¢gica de la que los vascos tardar¨¢n d¨¦cadas en recuperarse, al diputado general de Guipuzkoa, Mart¨ªn Garitano, no se le ocurre otra respuesta que aludir a "las cunetas navarras llenas de muertos desde el 36". Como si ETA no hubiera asesinado tambi¨¦n a luchadores antifranquistas y personas comprometidas por la libertad, a dem¨®cratas sin tacha y a valientes gentes de izquierda.
La supercher¨ªa de recrear dos violencias sim¨¦tricas se alimenta con la falacia que presenta a la organizaci¨®n terrorista como resultante de la falta de libertades y pretende ocultar su labor de depuraci¨®n ideol¨®gica y de represi¨®n y eliminaci¨®n de quienes denunciaron sus cr¨ªmenes. El guion marco es que, a causa de un conflicto hist¨®rico irresuelto, aqu¨ª ha habido un enfrentamiento con v¨ªctimas y violencias de uno y otro lado, y que ha llegado la hora ya de enterrar el pasado y pasar p¨¢gina.
Guardar la memoria ser¨ªa un ejercicio in¨²til que solo conduce a la melancol¨ªa. Batasuna trata de blanquear sus antecedentes -lo hace tambi¨¦n exhibiendo sus votos como atributo purificador- porque necesita descargar sus responsabilidades en la confusi¨®n y el vac¨ªo y aparentar que la violencia terrorista ha pasado por su proyecto pol¨ªtico independentista sin mancharlo. Pretende huir de la pregunta de por qu¨¦ ha avalado durante 35 a?os las salvajadas de ETA en el seno de una sociedad democr¨¢tica, desarrollada y rica.
En la Euskadi del verano de 2011, el alivio y la ilusi¨®n generalizados por el silencio terrorista y la creencia de que asistimos a la desmilitarizaci¨®n de las mentes se conjugan con una incertidumbre pol¨ªtica y social m¨¢s turbadora a medida que pasa el tiempo y persisten las inc¨®gnitas. Crece la ansiedad y resurgen las dudas. La patronal Confebask emplaza p¨²blicamente a la izquierda abertzale a "acabar con el terrorismo" y a "consolidar la paz", y los partidos constitucionalistas comienzan a impacientarse mientras esperan ese comunicado final de la organizaci¨®n terrorista que nunca llega. ?Batasuna ha roto con ETA, como da a entender ante los jueces su l¨ªder Arnaldo Otegi, o la ha arrastrado al terreno posibilista y ambos sincronizan sus movimientos formando el t¨¢ndem de siempre, tal y como cabr¨ªa deducir del comunicado en el que los terroristas se jactan de haber vencido al Estado con la legalizaci¨®n de la marca electoral Bildu?
Por dormidas que est¨¦n, las bombas no pueden convivir con los votos al servicio de una misma estrategia pol¨ªtica, y la mera pervivencia de ETA resulta una amenaza intolerable que bloquea el paso a un nuevo tiempo en la sociedad vasca. Batasuna-Bildu no ha despejado la duda de si tambi¨¦n ella pretende seguir benefici¨¢ndose de la incertidumbre y capitalizar esa amenaza difusa. ?Hay que tomarles la palabra y pensar que si han dado los pasos que han dado es solo porque piensan que el terrorismo ha dejado de ser rentable y ahora resulta contraproducente? Los vascos no pueden resignarse a una explicaci¨®n tan decepcionante moralmente, porque inaugurar un tiempo nuevo y desmontar los blindajes grupales psicol¨®gicos, pol¨ªticos y emocionales creados en 35 a?os requiere un basamento m¨ªnimo de confianza.
"No existe esa confianza. Bildu es un fraude. Ha presentado a la diputada foral de Hacienda, Helena Franco, como una persona sin perfil pol¨ªtico, cuando resulta que convive en San Juan de Luz con un refugiado de ETA que ya estuvo en la c¨¢rcel. ?Qu¨¦ confianza puede dar a los empresarios chantajeados?", apunta Ram¨®n G¨®mez, concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n. Y a?ade: "Manda la l¨ªnea dura de Batasuna. En San Sebasti¨¢n, donde Bildu dispone de dos delegados y 11 asesores con solo ocho concejales, el alcalde, Juan Karlos Izagirre, lo consulta todo con el abogado de los presos de ETA Aitor Ibero y con el antiguo portavoz de Batasuna, Josetxo Ibazeta. Su dependencia llega al extremo de que en el pleno celebrado tras la matanza de Oslo mand¨® a una concejal a preguntar a sus delegados si deb¨ªan apoyar la propuesta de llevar a cabo un minuto de silencio".
El PP vasco pretende remover a Bildu de las instituciones por medio de mociones de censura. "No debemos permitir que paralicen los grandes proyectos de la ciudad y le hagan perder la categor¨ªa al festival de cine, porque entonces San Sebasti¨¢n habr¨¢ retrocedido 10 a?os", advierte Ram¨®n G¨®mez. Sin llegar tan lejos o ir tan r¨¢pido, tambi¨¦n en el PSE cunde la inquietud ante el bloqueo de planes de infraestructuras y la proliferaci¨®n de gestos de complicidad con el mundo de ETA. "?Qu¨¦ miedo nos tienen!", se sorprend¨ªa el diputado general de Gipuzkoa, Mart¨ªn Garitano, en una entrevista en la televisi¨®n vasca ETB.
Resulta que, en su reciente visita institucional a Azpeitia, Mart¨ªn Garitano salud¨® efusivamente a los familiares de los presos de ETA y se hizo eco de sus reivindicaciones, pero no se acerc¨® al monolito, distante 200 metros, erigido en recuerdo del empresario asesinado Inaxio Ur¨ªa. Resulta que el diputado general de Gipuzkoa convoca a los periodistas para posar en la sede foral con los j¨®venes activistas de Segi procesados por asociaci¨®n ilegal. Incluso desde la perspectiva de ese mundo, se dir¨ªa que los gestos dirigidos a integrar al mundo de ETA en el nuevo proceso requieren apaciguar, en lo posible, y no crispar las relaciones con las v¨ªctimas.
Tras haber actuado de peso muerto para la convivencia, la paz, la libertad, la democracia y la econom¨ªa durante siete largos lustros, parecer¨ªa obligado que, al menos, Batasuna tratara de aliviar el da?o causado, en lugar de violentar y herir m¨¢s si cabe a las v¨ªctimas del terrorismo, que asisten desoladas a su ocupaci¨®n del poder institucional y a sus frecuentes alardes propagand¨ªsticos.
![De izquierda a derecha, Mart¨ªn Garitano, Peio Urizar, Ikerne Badiola y Oskar Matute celebran los resultados de Bildu la noche del 22-M.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JZOZMAAPYGCE2UUEBNVWPZWYJU.jpg?auth=686e0604d3a33b0e38495074269a6e538bc0901a4e1debfb54d5e08733276f01&width=414)
Ba?o de poder tras el 22-M
- Bajo la marca Bildu, la izquierda abertzale vinculada a Batasuna consigui¨® en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo el mayor poder de su historia: 313.00 votos, 101 alcald¨ªas en el Pa¨ªs Vasco (el 40% del total) y 17 en Navarra. Junto a los llamados "independientes", que copaban los primeros puestos en las listas, concurr¨ªan en Bildu los partidos legales EA y Alternatiba (escisi¨®n de IU-EB).
- 700.000 ciudadanos (uno de cada tres vascos) viven en municipios gobernados por Bildu. Su mayor poder est¨¢ en Gipuzkoa: 59 alcald¨ªas (el 70%), incluida la joya de la corona -San Sebasti¨¢n- y municipios como Renter¨ªa, Mondrag¨®n, Hernani o Lasarte; en Vizcaya, Bildu gobierna 30 Ayuntamientos (entre ellos, Bermeo, Gernika y Sopelana); en ?lava, en 12.
- Mart¨ªn Garitano es el dirigente de la izquierda abertzale que m¨¢s poder ha tenido nunca: preside la Diputaci¨®n de Gipuzkoa desde el 23 de junio, con un presupuesto de 840 millones de euros.
- Bildu gestionar¨¢ m¨¢s de 2.000 millones de euros cada a?o en el total de las instituciones que gobierna.
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