?C¨®mo lograr que el amor perdure?
Una de las ventajas de la crisis econ¨®mica -o desventajas, seg¨²n el punto de vista- es que hay menos divorcios. Las cifras indican que tanto en Espa?a como en otros pa¨ªses de Occidente la posibilidad de tener que mantener dos hogares mata el deseo de la ruptura matrimonial. El dato es oportuno en esta ¨¦poca veraniega ya que, como es bien sabido, agosto es tradicionalmente el mes en el que las parejas se dan cuenta de que no se soportan y septiembre es el mes en el que se produce, con diferencia, el mayor n¨²mero de separaciones.
El resto del a?o, suponiendo -claro est¨¢- que los dos no est¨¦n en el paro, es m¨¢s f¨¢cil la convivencia, ya que apenas se ven. Pero la necesidad de desayunar, comer y cenar juntos todos los santos d¨ªas durante dos, tres, cuatro semanas, de bajar a la playa juntos, de tener que buscar temas de conversaci¨®n, de no tener excusas ("estoy muerto/a, cari?o") para evitar el contacto sexual somete la relaci¨®n a una serie de pruebas que muchos son incapaces de superar.
La diferencia que impone la crisis es que no hay salida. Puede ser que est¨¦s locamente enamorado de otra persona, que sin ella la vida no sea vida, y tal, pero el c¨¢lculo financiero se impone a la pasi¨®n, el pragmatismo al romance y te sometes al purgatorio de un matrimonio sin amor.
Volviendo a la premisa inicial, ?es una ventaja el que haya menos divorcios, o no? Bueno, quiz¨¢ sea bueno para los hijos, siempre y cuando las parejas puedan mantener la comedia de que no se llevan tan mal. Yendo m¨¢s al fondo de la cuesti¨®n, uno se podr¨ªa replantear la ortodoxia de que un matrimonio debe ser feliz. El otro d¨ªa hablaba con una amiga madrile?a que me aseguraba que el 80% de las parejas estables que conoc¨ªa era infeliz; otra, en Nueva York, me dec¨ªa que la mayor¨ªa de las mujeres desprecia a sus maridos.
?Ser¨¢ lo que hay? ?Habr¨¢ que joderse? No. Hay que seguir buscando. Aunque solo un 20% d¨¦ con la respuesta a la gran pregunta que nos propone la vida, c¨®mo lograr que el amor perdure, hay que intentarlo. La crisis te lo pone m¨¢s complicado. Pero tambi¨¦n te ofrece un reto: encontrar la soluci¨®n con la persona que ya tienes a tu lado. Las vacaciones pueden ser un buen momento para empezar.
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