"No nos escuchan, solo nos reprimen"
La comunidad negra de Tottenham se queja de quedar acorralada por los recortes sociales y el acoso policial
Bobby, nombre ficticio, esboza una sonrisa cuando habla de la tentaci¨®n. "Es dif¨ªcil pasar por delante de un comercio que est¨¢ siendo saqueado y no llevarse un ordenador que sabes que no te podr¨¢s comprar...". Bobby tiene 24 a?os. Es negro, abandon¨® los estudios universitarios -aunque habla de econom¨ªa y de pol¨ªtica con fundamento- y reside en el barrio londinense de Tottenham. Admite que estaba presente en los disturbios que sacudieron el pasado fin de semana este barrio en el que cualquier joven hablaba de un n¨²mero 10 que no es el de Downing Street. As¨ª llamaban al centro juvenil al que acud¨ªan, que cerr¨® en junio debido al dr¨¢stico recorte presupuestario. Lo dirig¨ªa un hombre nacido en la Guyana hace m¨¢s de 50 a?os al que todos conocen como Uncle (t¨ªo) Berkeley. "Este pillaje no es fruto de un conflicto racial. En Enfield [otro barrio de la capital brit¨¢nica], la gran mayor¨ªa de los saqueadores son blancos", explica.
"Aqu¨ª se droga todo el mundo. Pero solo nos detienen a nosotros"
"Es dif¨ªcil pasar por una tienda saqueada y no llevarse algo", explica un vecino
Este es el distrito que sufre la mayor tasa de desempleo de Londres
No es cosa solo de africanos o caribe?os de origen, la comunidad negra que no esconde su furia en Tottenham. S¨ª es asunto de gente joven, aunque algunos tipos entrados en a?os tambi¨¦n hayan sido filmados por las c¨¢maras en los saqueos. "La gran mayor¨ªa son hombres j¨®venes, desempleados, alumnos adolescentes problem¨¢ticos que piensan que a ellos no les servir¨¢n los estudios. Adem¨¢s, ahora est¨¢n de vacaciones y no tienen d¨®nde ir por la noche", precisa Berkeley. "Pero lo que m¨¢s irrita", prosigue, "son los registros aleatorios que casi siempre afectan a los negros. Porque ahora, adem¨¢s, vienen agentes de otros distritos o ciudades que no conocen a nadie. Ni siquiera a m¨ª, que trabajo con la polic¨ªa".
La crisis econ¨®mica est¨¢ causando estragos y los subsidios a los estudiantes y para el transporte se han reducido o eliminado. Pero Berkeley, que se apresura a condenar el vandalismo que vive Reino Unido desde hace cinco d¨ªas, apunta otra queja muy extendida. "Las autoridades no nos escuchan ni quieren saber por qu¨¦ ocurre lo que ocurre. Solo dicen que el vandalismo no tiene justificaci¨®n y que los j¨®venes implicados en la violencia ser¨¢n reprimidos".
La comunidad negra se siente estigmatizada. Cuando el periodista extranjero interrumpe su conversaci¨®n con un tendero indio por la presencia de un cliente negro, este espeta al for¨¢neo: "No dejes de hablar porque soy negro".
La ira es palpable. Junto a la cinta que precinta High Road, un hombre en la cuarentena habla furioso a berridos, sin dar su nombre, pero arremetiendo contra la discriminaci¨®n policial, a tres metros de varios uniformados que vigilan esta calle de Tottenham, muy cerca de la comisar¨ªa donde un grupo de mujeres reclam¨® el pasado jueves, sin ¨¦xito, explicaciones sobre la muerte de Mark Duggan, el chispazo que desat¨® la org¨ªa de violencia en Londres.
"Aqu¨ª se droga todo el mundo. Pero solo a nosotros nos detienen. Los ricos tambi¨¦n lo hacen, pero no son detenidos. Mira Amy Winehouse. No voy a recriminar a los chavales porque ataquen a la polic¨ªa y su brutalidad. Si hasta los jueces nos discriminan porque reconocen el slang que hablamos". El hombre recibe una llamada y corta su retah¨ªla de agravios.
El alquiler de un peque?o apartamento cuesta alrededor de 1.000 euros al mes en este barrio que forma parte del municipio de Haringey, el lugar de Europa en el que m¨¢s lenguas se hablan -alrededor de 300- y el que sufre el mayor desempleo de Londres y uno de los m¨¢s elevados de Reino Unido.
Hay ni?os implicados en los altercados: al menos uno de los detenidos tiene 11 a?os. La protecci¨®n familiar se desvanece. A Thomas Johnson, a punto de acabar los estudios de periodismo a sus 24 a?os, no le sorprende que ni?os se den al pillaje. "No ser¨ªa extra?o que una madre y su hijo se fueran a robar juntos. Algunas chicas son madres a los 14 a?os, demasiado j¨®venes. El Estado les ayuda y no necesitan padre, y no se les atiende debidamente".
Tottenham no prospera. "En solo una milla de High Road han sido reemplazadas 10 tiendas de comida por 10 casas de apuestas. Muchos creen que no hay otra salida", comenta Donovan, un estudiante de m¨²sica de 19 a?os, mitad jamaicano mitad ingl¨¦s. Y quienes consiguen recursos se largan a vecindarios acomodados en el mismo municipio de Haringey.
"Hace 30 a?os estall¨® un conflicto que fue racial. Ahora es diferente. La gente tiene m¨¢s informaci¨®n y sabe que la gran corrupci¨®n es la de Rupert Murdoch [el magnate de la prensa] o la del sistema financiero. Y tambi¨¦n sabe que se ha salvado a los bancos con el dinero p¨²blico. Esto es simplemente robar a los pobres para d¨¢rselo a los ricos", concluye Bobby.
Para colmo, ya con poco pan, tambi¨¦n se pueden quedar en este suburbio sin circo. El club de f¨²tbol Tottenham Hotspur, al que se ha impedido construir un centro comercial en las inmediaciones de su estadio de White Hart Lane, se instalar¨¢ en otro barrio de Londres. La Premier League decidir¨¢ adem¨¢s hoy si el partido que este fin de semana tiene previsto disputar¨¢ el Tottenham con el Everton se podr¨¢ celebrar finalmente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.