Una resoluci¨®n con la que todos ganen
Un aspecto muy extra?o de la intervenci¨®n internacional en el conflicto palestino-israel¨ª durante los ¨²ltimos meses es la tenaz insistencia de varios dirigentes mundiales, personas inteligentes y serias, en que las partes son capaces de negociar un acuerdo definitivo. Extra?o, porque, tanto de palabra como de obra, el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, y el presidente de la OLP, Mahmud Abbas, han dejado muy clara su incapacidad de hacerlo. Y todav¨ªa m¨¢s extra?o es que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, candidato natural a encabezar un proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo, ha tenido un estrepitoso fracaso en las negociaciones entre Israel y Palesina durante dos a?os y medio.
Espa?a y Europa deber¨ªan impulsar el reconocimiento de un Estado palestino por la ONU
Ni Netanyahu ni Abbas pueden o quieren hacer las concesiones ideol¨®gicas y pol¨ªticas de gran alcance necesarias para sostener unas nuevas conversaciones serias de paz. Aun en el caso de que alguien les convenciera para sentarse a hablar, israel¨ªes y palestinos tienen unas posiciones de consenso tan alejadas a prop¨®sito de dos temas fundamentales -el derecho de retorno de los refugiados de 1948 y la "propiedad" del Monte del Templo, Haram al Sharif, en Jerusal¨¦n- que es imposible que se logre un acuerdo. Qued¨® ampliamente demostrado en el fracaso de las negociaciones de 2008 entre Abbas y el entonces primer ministro Ehud Olmert, un dirigente mucho m¨¢s moderado que Netanyahu.
Sin embargo, esta cruda realidad no significa necesariamente que la amenaza de Abbas de apelar a la ONU sea mala. La jugada palestina indica que Abbas est¨¢ dispuesto a hacer ante Naciones Unidas una gran concesi¨®n que no quiere o no puede hacer en las negociaciones. Seg¨²n los t¨¦rminos de referencia de Oslo y las condiciones de negociaci¨®n que se han respetado en estos 17 a?os de fracasos, "no hay nada acordado hasta que est¨¢ acordado todo", y las cuestiones territoriales y de seguridad, m¨¢s f¨¢ciles de discutir, dependen de esos dos grandes temas decisivos, el derecho de retorno y los lugares santos de Jerusal¨¦n.
En la ONU, Abbas est¨¢ dispuesto a aceptar una resoluci¨®n sobre la condici¨®n de Estado, los territorios y la capitalidad de Jerusal¨¦n sin una referencia inmediata al resto. La ONU y el Banco Mundial han declarado ya que la Autoridad Palestina est¨¢ "bien situada para la creaci¨®n de un Estado en cualquier momento de un futuro pr¨®ximo".
Por desgracia, diversos motivos estrictamente pol¨ªticos, relacionados sobre todo con las elecciones de 2012 en Estados Unidos, hacen que el Gobierno de Obama se niegue a reconocer las ventajas de esta apertura a la hora de propugnar una soluci¨®n, parcial pero significativa, en la ONU. Sin embargo, varios pa¨ªses importantes como Espa?a tienen menos restricciones a la hora de actuar. Pueden encabezar un gran bloque de pa¨ªses europeos y ¨¢rabes moderados que tenga en cuenta esta nueva realidad y apoye la iniciativa de reconocer el Estado palestino en la ONU para conseguir una resoluci¨®n con la que todos ganen.
Dicha resoluci¨®n otorgar¨ªa a los palestinos un Estado con las fronteras de 1967 y su capital y lo compensar¨ªa con varias ventajas para Israel. Entre ellas podr¨ªa estar que la ONU reconozca Israel como Estado jud¨ªo tal como figura en la Resoluci¨®n 181 de 1947; el reconocimiento (por primera vez) de que la capital de Israel es tambi¨¦n Jerusal¨¦n; insistir en que, a partir de ahora, se negocien todas las cuestiones pendientes; ofrecer amplias medidas de seguridad; pedir canjes de tierras negociados; acordar que, hasta que Ham¨¢s acepte las condiciones del Cuarteto, Gaza no se considere parte del Estado palestino, y pedir a los Estados ¨¢rabes que recompensen a Israel por la creaci¨®n de un Estado palestino con los aspectos de normalizaci¨®n y seguridad contemplados en la Iniciativa ?rabe de Paz.
Es cierto que todav¨ªa no lograremos un aut¨¦ntico "fin del conflicto" por la imposibilidad actual de resolver todos los problemas relacionados con el estatus definitivo. Lo m¨¢s interesante de la iniciativa palestina de acudir a la ONU es que reconoce de forma impl¨ªcita ese bloqueo, pero expresa el deseo de normalizar las relaciones en la medida de lo posible. Cuando Abbas se siente a negociar como presidente de un Estado palestino con mandato de la ONU en vez de hacerlo como presidente de la OLP (seg¨²n lo estipulado en Oslo) con una inmensa poblaci¨®n de refugiados, el conflicto se convertir¨¢ en un tema de negociaci¨®n entre Estados mucho m¨¢s manejable.
Un an¨¢lisis honrado de los ¨²ltimos 18 a?os de negociaciones fracasadas entre israel¨ªes y palestinos debe obligarnos a tres conclusiones desagradables. La primera, que la f¨®rmula de Oslo, por la que Israel y la OLP tienen que negociar todos los aspectos del estatus definitivo a la vez, ha servido para obstruir dichas negociaciones, en lugar de facilitarlas. En segundo lugar, que en la situaci¨®n actual algunos aspectos del estatus definitivo, como el territorio y la seguridad, son mucho m¨¢s f¨¢ciles de resolver que otros. Y tercero, que a Israel le convendr¨ªa mucho m¨¢s negociar los problemas m¨¢s inmediatos y solucionables con un Estado palestino que con la OLP.
Los espa?oles y otros partidarios europeos de que termine la ocupaci¨®n, se cree un Estado palestino basado en las fronteras de 1967 y exista un Israel jud¨ªo y democr¨¢tico deber¨ªan aprovechar la iniciativa palestina para conseguir una resoluci¨®n con la que todos ganen.
Yossi Alpher codirige Bitterlemons.net. Fue director del Centro Jaffee de Estudios Estrat¨¦gicos en la Universidad de Tel Aviv y alto funcionario del Mosad. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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