Una criatura hecha de palabras
Narrativa. Hay autores que imaginan el mundo en unas pocas l¨ªneas; otros requieren el espacio de varios vol¨²menes para explorar ampliamente la geograf¨ªa elegida. A. S. Byatt es sin duda uno de estos ¨²ltimos. A lo largo de cuatro fornidos tomos (dos de los cuales tienen m¨¢s de 800 p¨¢ginas cada uno), la saga de Federica Potter retrata con asombrosa lucidez la segunda mitad del siglo XX en Inglaterra. Pero decir que esta tetralog¨ªa (de la cual La Torre de Babel es el tercer volumen) es un estudio sociol¨®gico o psicol¨®gico a la manera de uno de aquellos grandes verbor¨¢gicos, Romain Rolland o Anthony Trollope, ser¨ªa una injusticia en el caso de Byatt. La saga entera, y sobre todo este tercer volumen, es una meditaci¨®n literaria sobre el amor, las relaciones sexuales, la familia, la literatura, la amistad, la fidelidad (y la falta de fidelidad), el sentido de la historia y, m¨¢s que otra cosa, sobre el lenguaje. La Torre de Babel es el valiente intento de demostrar hasta qu¨¦ punto somos el lenguaje que usamos y que recreamos. Federica Potter es muchas cosas, pero es, sobre todo, una criatura de palabras.
La Torre de Babel
A. S. Byatt
Traducci¨®n de Susana Rodr¨ªguez-Vida
Alfaguara. Madrid, 2011
814 p¨¢ginas. 11 euros
Los lectores que conocieron a Federica en los dos primeros vol¨²menes (pero no es necesario haberlos le¨ªdo para disfrutar de La Torre de Babel) se encontrar¨¢n aqu¨ª con la misma mujer inteligente y animada, quien, despu¨¦s de la atroz muerte de su hermana, piensa encontrar refugio del mundo cas¨¢ndose con un millonario conservador, el apuesto Nigel Reiver. Pero Reiver cree que tiene derecho a dominar todo, incluida su mujer, y cuando trata de imponer su voluntad por la violencia, Federica huye de su casa, llev¨¢ndose consigo a su hijo de cuatro a?os, y se instala en Londres. Estamos en los a?os sesenta: los Beatles, la liberaci¨®n sexual, la pol¨ªtica contestataria.
Dos complejas narraciones paralelas dan su estructura a la novela: por un lado, los pormenores de dos juicios legales a los que Federica es sometida, el primero por su divorcio, el segundo para defender a un amigo acusado de publicar un texto obsceno; por el otro, la actividad literaria de Federica, reflejada en un libro de anotaciones que est¨¢ compilando, La Torre de Blablabl¨¢, y en una serie de comentarios, cr¨ªticas y clases magistrales sobre diversas obras literarias. De manera casi m¨¢gica, el lector descubre que la ficci¨®n que est¨¢ leyendo est¨¢ construida sobre las ficciones le¨ªdas por la protagonista, la vida como cuento. La historia de Federica transcurre en una supuesta realidad documental, pero su contexto, su sentido, sus posibles interpretaciones y ramificaciones se encuentran en las p¨¢ginas de Kafka, D. H. Lawrence y el marqu¨¦s de Sade. En este sentido, la traducci¨®n de Susana Rodr¨ªguez-Vida es un triunfo, ya que consigue transmitir al lector espa?ol la compleja trama de diversos lenguajes -coloquiales, judiciales, amorosos, filos¨®ficos, literarios- que hacen a esta novela.
La Torre de Babel est¨¢ poblada de fantasmas, sea invisibles, salvo en la memoria, como la hermana muerta y como ciertos personajes del pasado de Federica, y visibles, como los diferentes hombres y mujeres que solo cobran realidad en la mirada de la protagonista: su amante John Ottokar, y su inquietante hermano gemelo, el escritor secreto Jude Mason, a quien defiende en el juicio; su prodigioso hijo Leo, de apenas cuatro a?os, y los hijos de su hermana, abandonados por su padre, incapaz de relacionarse con ellos.
La b¨ªblica Torre de Babel fue erigida como un desaf¨ªo a los cielos y fue castigada con la pluralidad de lenguajes. La novela de Byatt redime aquella antigua ambici¨®n para su protagonista, y convierte el castigo ling¨¹¨ªstico en una bendici¨®n. Para que su ambici¨®n se realice, Federica debe encontrar en el lenguaje cotidiano la multiplicidad de Babel, no ya muchas lenguas del mundo, sino una sola m¨²ltiple, ambigua, rica en posibilidades, cotidiana y literaria, pr¨¢ctica y trascendente, para salir adelante y sobrevivir. Son su pasi¨®n y coraje los que llevan a Federica a su destino, pero es el lenguaje el que la salva. Pocas otras novelas contempor¨¢neas demuestran, con tanto talento, la fe de su autor en el uso de la palabra.
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