Cesc, el '4' del Bar?a

Cesc F¨¤bregas (Arenys de Mar, Barcelona; 1987) vuelve a ser del Bar?a y va a hacer buena esa dedicatoria que hace tantos a?os, cuando jugaba en el Cadete A, le escribi¨® en una camiseta Pep Guardiola, entonces su ¨ªdolo y ahora su entrenador. Los 34 millones de euros -29 m¨¢s otros cinco que se descuentan del salario del medio, que firmar¨¢ por cuatro temporadas- y otros seis variables en funci¨®n de los t¨ªtulos que consiga han convencido al Arsenal, siempre reticente a desprenderse de su capit¨¢n, pero doblegado al final por la f¨¦rrea voluntad del futbolista, que este verano se neg¨® sucesivamente a entrenarse con el equipo, a viajar con ¨¦l y a jugar la fase previa de la Champions. Aunque el acuerdo es total, faltan, sin embargo, un par de retoques en el contrato y la r¨²brica final, el lunes.

Cuando era cadete recibi¨® una dedicatoria de Guardiola que ahora se har¨¢ realidad

Un imprevisto a ¨²ltima hora en el contrato retrasa la r¨²brica hasta el lunes

La despedida de Cesc del Bar?a, cuando contaba 16 a?os y tras una charla con el t¨¦cnico gunner, Ars¨¨ne Wenger -"en dos a?os estar¨¢s en el primer equipo", le prometi¨®-, fue rematada por una argucia de su padre, que fij¨® la residencia familiar en Londres, aunque luego el jugador viviera en Barnet con la se?ora Noreen y junto al central Senderos, ahora en el Fulham.

"Me llamaron el primero desde su casa para decirme que se marchaba a Inglaterra, que no hab¨ªa vuelta de hoja", recuerda ahora Rodolfo Borrell, su valedor cuando el ni?o apenas alzaba medio metro y jugaba en el Matar¨®; luego, su entrenador en el invencible Cadete A azulgrana, y ahora, t¨¦cnico del Reservas del Liverpool. "Es un organizador del juego con tanto talento que es cuesti¨®n de tiempo que se convierta en un crack mundial", augur¨® Wenger en la presentaci¨®n en sociedad de Cesc, al que por entonces le costaba mantener la mirada al frente, cuyo ingl¨¦s era macarr¨®nico y que cada vez que pasaba el bal¨®n resoplaba su flequillo.

Mimado desde el primer d¨ªa por el Arsenal -le pusieron un ch¨®fer particular para ir a los entrenamientos- y exigido por el t¨¦cnico -le dijeron que jugar¨ªa con los sub 19, pero se desempe?aba con el filial y se entrenaba con el primer equipo-, Cesc quem¨® etapas a una velocidad vertiginosa, sin tiempo para la pausa, goleador m¨¢s precoz (16 a?os y 212 d¨ªas), luego superado por Walcott. "Un ni?o que hace el trabajo de un hombre", le defini¨® The Sunday Times. Un ni?o que con el tiempo se hizo hombre.

Un error suyo en uno de sus primeros partidos de Copa, ante el Sheffield, le cost¨® al Arsenal el empate. "Todos estamos contigo", se apresur¨® a susurrarle Vieira al o¨ªdo para acabar con el martirio, para ense?arle c¨®mo se ejerce de capit¨¢n. "Su m¨¦rito", intervino despu¨¦s Wenger, "es que escucha y aprende". Y Cesc, esponja para todo, adquiri¨® la seguridad del futbolista que se sabe mejor que los dem¨¢s, del que gobierna en el campo y fuera de ¨¦l, hasta el punto de que no solo tom¨® el relevo de Vieira sobre el tapete, sino que tambi¨¦n recogi¨® el brazalete para convertirse en el primer capit¨¢n extranjero del Arsenal en su historia. Todo iba rodado, adorado por la afici¨®n -era muy usual escuchar el We've got Cesc F¨¤bregas al son de la ¨®pera La Traviata-, con todos los galones del equipo, mano derecha del t¨¦cnico y con las primeras incursiones en la selecci¨®n espa?ola. Le faltaban, sin embargo, los t¨ªtulos. Algo capital para sus ambiciones.

Pretendido por los grandes clubes de Europa, Cesc siempre se mostr¨® reacio a abandonar el Arsenal al entender que ser¨ªa una deslealtad hacia Wenger, el t¨¦cnico que le catapult¨® a la ¨¦lite. Pero cuando se enter¨® del inter¨¦s del Bar?a, una puerta que supon¨ªa cerrada, no tard¨® en posicionarse. "Si me voy del Arsenal, ser¨¢ para jugar en el Barcelona", aclar¨® en lo que se convirti¨® el inicio de unas negociaciones de tres a?os. Ni siquiera se enfad¨®, emocionado por la consecuci¨®n del Mundial, cuando Piqu¨¦ y Puyol le pusieron la camiseta azulgrana en la celebraci¨®n. Gesto, en cualquier caso, que se interpret¨® de la peor de las maneras en el seno gunner, por lo que Cesc tuvo que escribir una carta p¨²blica a los aficionados excus¨¢ndose. "Ama al Bar?a y al Arsenal", resolvi¨® hace unos d¨ªas Wenger. As¨ª lo ha aclarado siempre Cesc. "Nunca me he arrepentido de venir al Arsenal. Ni por un minuto", recalca quien ha disputado 303 partidos como gunner, ha marcado 57 goles y ha recibido 56 tarjetas amarillas y una expulsi¨®n.

Cesc fue ayer hacia al aeropuerto londinense de Heathrow, pero, a medio camino, dio marcha atr¨¢s. Una llamada desde el Bar?a le retuvo. Un imprevisto contractual, sin importancia, pero a retocar, retras¨® un poco m¨¢s el fichaje del futbolista, que viajar¨¢ hoy a Barcelona y firmar¨¢ el lunes. Volver¨¢ a su casa, a compartir equipo con Messi y Piqu¨¦, esos ni?os que, a los 11 a?os, se llamaban La Quinta del Taxi porque un encargado del club pasaba a buscarles antes de cada entrenamiento, la famosa generaci¨®n azulgrana del 87. Y estar¨¢ bajo las ¨®rdenes de su ¨ªdolo de la infancia, Guardiola. "Me cri¨¦ viendo ganar Ligas al dream team y Pep era mi ¨ªdolo porque a¨²n no ten¨ªa la pelota y ya sab¨ªa lo que iba a hacer con ella. No he visto a nadie decidir tan deprisa", explica. Guardiola ser¨¢ ahora su entrenador.

"Le voy a mandar un mensaje para felicitarle porque, al fin, ser¨¢ el 4 del Bar?a", comenta Rodolfo Borrell; "su dorsal desde que era chico, porque antes, en las categor¨ªas inferiores, el mediocentro siempre llevaba el 4". Lo que Cesc tambi¨¦n sabe es que el equipo, por m¨¢s que Thiago llevara en las ¨²ltimas fechas ese dorsal, se lo ha reservado a ¨¦l. As¨ª se har¨¢ buena la dedicatoria de Guardiola en la camiseta cuando era todav¨ªa un cadete: "Alg¨²n d¨ªa ser¨¢s el 4 del Bar?a". Ya lo es.