La deuda p¨²blica se convierte en la alternativa m¨¢s rentable para el ahorro
Las letras y los bonos desplazan a los dep¨®sitos como productos m¨¢s atractivos para el peque?o inversor por el 'decreto Salgado' y la subida de tipos
La Bolsa en un permanente movimiento s¨ªsmico, el mercado inmobiliario hundido, la rentabilidad de los dep¨®sitos bancarios cayendo. Ante este panorama de inseguridad, y hasta de p¨¢nico, el peque?o ahorrador no lo tiene f¨¢cil a la hora de decidir d¨®nde coloca su dinero. Aunque por primera vez, en mucho tiempo, puede haber una respuesta sencilla a esa cuesti¨®n: la deuda del Estado.
Las en otro tiempo populares Letras del Tesoro, as¨ª como los bonos y obligaciones, no son solo la inversi¨®n m¨¢s segura, sino tambi¨¦n ahora la m¨¢s rentable. La crisis de la deuda, que ha obligado al Estado a ofrecer rentabilidades cada vez m¨¢s altas para cubrir sus emisiones, y las nuevas exigencias del Ministerio de Econom¨ªa a bancos y cajas para que acaben con los dep¨®sitos de alta rentabilidad, ha convertido la deuda del Estado en el mejor producto de ahorro para el peque?o inversor.
Los particulares solo tienen el 0,77% de la deuda, y en 2009 era el 6,33%
Ning¨²n dep¨®sito nacional ofrece un inter¨¦s del 3,7% como las letras
El Tesoro P¨²blico paga las letras a 12 meses al 3,7%, el mismo inter¨¦s que abonaba en 2008, con la diferencia de que entonces el tipo de inter¨¦s oficial lleg¨® a tocar el 4,25% (julio de 2008) mientras que ahora est¨¢ en el 1,5%. El resto de productos tambi¨¦n son muy competitivos: los bonos a tres a?os se pagan al 4,8% y a cinco a?os al 4,2%. Muy superior a los dep¨®sitos bancarios, cuya rentabilidad media es del 2,91% (datos del Banco de Espa?a a junio 2011), los fondos de inversi¨®n de renta fija (0,1%) y, por supuesto, de la Bolsa, que en lo que va de a?o acumula p¨¦rdidas de m¨¢s del 15%.
Por su parte, las entidades financieras se han visto atadas de pies y manos tras la entrada en vigor el pasado 4 de julio del real decreto sobre recursos propios de la banca -m¨¢s conocido como decreto Salgado- en el que se penalizan los dep¨®sitos de alta remuneraci¨®n, en particular, los que superen el 3,1% de inter¨¦s.
La consecuencia ha sido que los superdep¨®sitos a un a?o que rondaban o superaban el 4% de inter¨¦s, han desaparecido del mercado completamente a finales de julio. Los ¨²nicos que se han salvado de esta criba son los bancos extranjeros que no est¨¢n obligados a hacer aportaciones al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Como el portugu¨¦s Banco Espirito Santo que ofrece un 4,80% (TAE) a dos a?os en su dep¨®sito CR. O el holand¨¦s ING, que hasta el 31 de julio daba un 4% a seis meses (ahora rebajado al 3,3%).
Los mejores dep¨®sitos de bancos y cajas nacionales a un a?o apenas llegan el 3% de inter¨¦s, y los pocos que lo superan est¨¢n vinculados a la suscripci¨®n de otros productos como planes de pensiones, fondos de inversi¨®n o la domiciliaci¨®n de la n¨®mina.
Daniel Su¨¢rez, analista econ¨®mico y de mercados de AFI, estima que con el "efecto colateral" del aumento de la prima de riesgo y la consecuente subida de la rentabilidad de la Deuda es "razonable esperar que con la competencia en tipos de inter¨¦s se produzca un trasvase a Deuda del Estado desde los productos bancarios, aunque el particular no est¨¢ a¨²n muy familiarizado con su contrataci¨®n".
Esa dificultad para contratar deuda p¨²blica es uno de los obst¨¢culos que debe superar el peque?o ahorrador. De hecho, del total de saldo vivo de deuda p¨²blica -576.514 millones de euros a junio pasado- solo el 0,77% est¨¢ en manos de inversores particulares (el porcentaje sube hasta el 2,25% si se trata de Letras del Tesoro). Pero a¨²n muy lejos del 6,33% que estaba en manos de peque?os ahorradores en 2000, coincidiendo con las fuertes campa?as de publicidad que hac¨ªa el Tesoro para convencer al ciudadano de a pie de las ventajas de invertir en Deuda P¨²blica.
Adem¨¢s de la citada rentabilidad, la principal de esas ventajas es la seguridad ya que, por norma ninguna entidad goza de mayor calificaci¨®n que el propio Estado y si las agencias de calificaci¨®n rebajan la nota de este (como ha ocurrido con la deuda espa?ola) autom¨¢ticamente reducen la calificaci¨®n de las entidades privadas de ese pa¨ªs.
La fiscalidad es la misma que la de cualquier dep¨®sito: tributan al tipo del 19% y del 21% si la base liquidable del IRPF excede de los 6.000 euros. Los intereses de las letras no tienen retenci¨®n a cuenta mientras que los de los bonos y obligaciones tienen una retenci¨®n del 19%.
Otro de los alicientes para invertir en deuda p¨²blica frente a los productos bancarios es que el importe m¨ªnimo de cada petici¨®n es solo de 1.000 euros y las solicitudes por importe superior m¨²ltiplos de 1.000 euros.
El principal problema es su contrataci¨®n, aunque se ha agilizado con Internet. Hay tres formas de contratarlo: abriendo una cuenta directa en cualquiera de las 23 sucursales que tiene el Banco de Espa?a, a trav¨¦s de cualquier banco o intermediario financiero, aunque hay que pagar una comisi¨®n que puede alcanzar e incluso superar el 0,5%; y a trav¨¦s de la p¨¢gina web del Tesoro P¨²blico, mediante la obtenci¨®n de un certificado de la F¨¢brica Nacional de Moneda y Timbre, de forma sencilla y sin apenas pagar comisiones (15 por mil del importe del cobro de cup¨®n y amortizaci¨®n de principal, con un m¨ªnimo de 0,90 euros y un m¨¢ximo de 200 euros)
El otro inconveniente es la liquidez. Aunque se trata de una pega a medias, porque todos los valores del Tesoro pueden venderse antes de su vencimiento en el mercado secundario. Para ello basta con dar la orden de venta a la entidad financiera donde se adquirieron, aunque el inversor puede sufrir p¨¦rdidas sobre la inversi¨®n que realiz¨® inicialmente, lo que no sucede nunca si los t¨ªtulos se mantienen hasta su vencimiento.
Esta p¨¦rdida puede darse si los tipos de inter¨¦s en el mercado han aumentado desde que realiz¨® la inversi¨®n; en este caso, el derecho que otorga una Letra, bono u obligaci¨®n a recibir ciertas cantidades en el futuro pasa a tener un menor valor actual o precio de mercado. Y al contrario; en caso de que los tipos de inter¨¦s hayan ca¨ªdo desde la inversi¨®n inicial, se pueden obtener ganancias en la venta.
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