Efectos secundarios
Los ajustes en Francia e Italia contraer¨¢n las econom¨ªas europeas e inducen a bajar los tipos
Dos grandes pa¨ªses de la zona euro, Francia e Italia, han entrado en la vor¨¢gine de ajustes presupuestarios para garantizar el cumplimiento de d¨¦ficit y, en el caso de Italia adem¨¢s, para responder al aumento amenazador de su prima de riesgo. Los casos no son parecidos. Francia, con una tasa de endeudamiento del 84% del PIB, aprobar¨¢ antes de finales de mes un conjunto de medidas para asegurar el objetivo de d¨¦ficit, a pesar de que su econom¨ªa registr¨® una inquietante desaceleraci¨®n en el segundo trimestre. Italia, con una deuda que supera el 120% del PIB, ha aprobado un ajuste presupuestario adicional al de julio de este a?o de m¨¢s de 45.000 millones de euros. No es extra?o que a Silvio Berlusconi le "sangre el coraz¨®n" al anunciar este plan. Incluye una subida fiscal para las rentas m¨¢s altas, supresi¨®n de Ayuntamientos y provincias y recortes adicionales del gasto ministerial.
A pesar de que los casos son distintos (m¨¢s grave el de Italia, cuya econom¨ªa no ha crecido durante los ¨²ltimos 10 a?os), ambos programas de ajuste, m¨¢s el anunciado por Portugal (espectacular subida del IVA, que supone una retirada importante de rentas privadas), el adicional que anunciar¨¢ Espa?a la pr¨®xima semana y los que sufren Irlanda y Grecia, dibujan un escenario casi com¨²n, en el que aproximadamente el 50% del presupuesto europeo est¨¢ sometido a importantes restricciones de gasto. El efecto inmediato es que quedan abolidas las posibilidades de aplicar est¨ªmulos a la demanda de casi toda Europa y que las rentas privadas sufrir¨¢n una reducci¨®n que, a corto plazo, limita la recuperaci¨®n del consumo. Y todo eso a cambio de medidas de discutible eficacia, por lo menos en el caso de Italia.
La cadena de ajustes presupuestarios y de rentas (necesaria para mantener la estabilidad monetaria de la eurozona) puede ocasionar que la econom¨ªa europea entre en un nuevo ciclo contractivo. A pesar de las pautas dolorosas de recortes, las deudas soberanas no descienden a corto plazo y la tasa de ahorro no aumenta al ritmo suficiente para financiar los gastos nacionales. Las pol¨ªticas aplicadas son contradictorias. La contracci¨®n fiscal extrema convive con bajos tipos de inter¨¦s (no tan bajos como los de Estados Unidos y con la decisi¨®n del BCE de subirlos) y con unos bancos incapaces de normalizar el cr¨¦dito.
En este paisaje laber¨ªntico, la primera pieza del rompecabezas debe colocarla el Banco Central Europeo (BCE): ha de renunciar a su estrategia de subir los tipos de inter¨¦s; si acaso, debe bajarlos. Merkel y Sarkozy deben explicar a los pa¨ªses europeos qu¨¦ pol¨ªticas deben aplicarse para mantener el rigor presupuestario con los est¨ªmulos al crecimiento. Si los PIB se estancan o bajan, la solvencia financiera mantenida a costa de recortes p¨²blicos tambi¨¦n se hundir¨¢. Quiz¨¢ la respuesta est¨¦ en la reforma de los mercados o en m¨¢s unidad fiscal. Pero se necesita una respuesta. La estrategia del ajuste permanente y en casi todo el territorio europeo no rinde los efectos esperados.
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