La memoria del agua
Cuando Jes¨²s del Pozo lleg¨® a la moda desde el mundo del interiorismo no sab¨ªamos casi nadie que fuera un interiorista ni que supiera nada de moda. Solo vimos, enseguida, algo especial: era capaz de hacer lo m¨¢s interesante con lo m¨¢s sencillo, llamaba tanto la atenci¨®n la limpieza de su estilo que nadie dir¨ªa en qu¨¦ consist¨ªa esa m¨¢gica simplificaci¨®n. O bien: se trataba de un hacer que purificando la forma hac¨ªa el todo como si nada. A Coco Chanel le gustaba decir que la elegancia en el vestido se manifiesta en la cualidad de la prenda que pasa desapercibida en el metro y, por el contrario, hace volver la cabeza en los salones. De esta naturaleza participaban durante los a?os ochenta, especialmente, la totalidad de sus mayores creaciones. Si no se ve¨ªa ni por aqu¨ª ni por all¨¢ un remate, ni un adorno, un detalle sensacionalista o un llamativo color, pod¨ªa apostarse con garant¨ªa que se trataba de una ropa de Jes¨²s del Pozo. Hasta pareci¨® poco a poco, a medida que fue haci¨¦ndose conocido que su nombre propio, como dec¨ªa Oscar Wilde, lo dijera absolutamente todo.
Jes¨²s como la figura de la t¨²nica blanca, blanda e incons¨²til. Y Del Pozo porque sin vacilaci¨®n parec¨ªa extraer sus dise?os de una hondura oculta. En todo caso, de un hond¨®n donde tanto los tejidos como las formas parec¨ªan bautizadas de aura inaugural.
Era imposible que no cortara las telas, las doblara o las enhebrara. Era impensable que no se calentara la cabeza y corrigiera los modelos pero, el efecto final, una vez que sal¨ªan a la luz sus colecciones era que las hab¨ªa hallado tal cual, por ejemplo, en el fondo inmaculado de un pozo. O m¨¢s precisamente: en su base puesto que Jes¨²s era denodadamente basal.
Como en la poes¨ªa de Valente, por ejemplo, la tersura de sus confecciones era igual a la exigente confecci¨®n de un poema. No es raro que a alguien se le ocurriera tenerlo por poeta y bien merecido se lo ten¨ªa.
Una pieza y otra pieza, el enlace, la pinza o la ondulaci¨®n proced¨ªan de una misma fuente cuidada y transparente. Tan fresca y limpia como el agua milagrosa que deja tras de s¨ª la memoria de Jes¨²s Del Pozo.
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