Dos d¨¦cadas de miseria en El Ejido
El 'boom' comercial de la agricultura almeriense utiliz¨® y se benefici¨® de la mano de obra inmigrante barata que ahora resulta innecesaria y molesta
La peque?a Salma juega con dos monedas de diez c¨¦ntimos chamuscadas. Es el ¨²nico rastro visible de lo poco que albergaba una chabola de las ocho que fueron pasto de las llamas hace una semana en el asentamiento conocido como Bar Manolo en la zona de Tierras de Almer¨ªa, en El Ejido (Almer¨ªa). El fuego de un cortocircuito devor¨® f¨¢cilmente las maderas, los pl¨¢sticos de invernadero, alambres y telas mosquiteras que conforman la estructura de estos chamizos levantados junto a varios invernaderos, espor¨¢dico lugar de trabajo para muchos de los habitantes de este poblado.
Se trata solo de uno de los cerca de doce asentamientos que existen en El Ejido y que, en su conjunto, suponen una poblaci¨®n n¨®mada de unas 500 personas, seg¨²n el censo de algunas ONG que trabajan con ellos, residentes mayoritariamente de origen magreb¨ª.
Una de las ONG es M¨¦dicos del Mundo Andaluc¨ªa. Desde hace un a?o vela por la salvaguarda de, al menos, uno de los derechos que les corresponde como a todo ser humano: el derecho a la salud. Les facilitan la tarjeta sanitaria para que puedan acceder a los servicios sanitarios p¨²blicos y les practican un reconocimiento semanal de manera voluntaria. Sobre todo, a mujeres. Se han dado casos de c¨¢ncer de cuello de ¨²tero entre las habitantes de estos asentamientos. La misi¨®n de esta ONG tiene un fuerte componente de prevenci¨®n. "La situaci¨®n es muy delicada", expone Alexandra R¨ªos, psic¨®loga y coordinadora provincial de M¨¦dicos del Mundo Andaluc¨ªa en Almer¨ªa.
Las condiciones en las que viven cientos de personas son extremas. Los problemas de salud e higiene son una constante. El mayor inconveniente es el acceso al agua potable. La escasez de recursos econ¨®micos es generalizada y la inmensa mayor¨ªa de estas personas utiliza el agua de las balsas de riego, pero no todas son aptas para el consumo. Un informe de M¨¦dicos del Mundo describe, adem¨¢s, que en algunos de estos asentamientos los recipientes utilizados para la recogida de agua hab¨ªan contenido plaguicidas que tienen un alto contenido en nitratos que pueden determinar la aparici¨®n de sustancias cancer¨ªgenas.
En uno de estos asentamientos, seg¨²n el informe higi¨¦nico-sanitario realizado por M¨¦dicos del Mundo, existe contaminaci¨®n bacteriol¨®gica por bacterias coliformes y por E. coli.
Mantener frescos los alimentos a 45 grados y lejos del alcance de los roedores es tarea diaria. De esto ¨²ltimo se lamenta F¨¢tima Zohra. Vive en el asentamiento de Tierras de Almer¨ªa desde hace tres a?os y todas las temporadas se ha desplazado a Huelva a recoger fresa. Fue as¨ª como consigui¨® el visado, al igual que la mayor¨ªa de sus vecinas. Hace mucho que no trabaja, como su pareja, que cada d¨ªa se asoma por el invernadero junto al que duermen en busca de un jornal. En los ¨²ltimos dos meses, ha trabajado solo una semana y ha ganado poco m¨¢s de 150 euros.
F¨¢tima y ¨¦l hicieron la maleta hace una semana. En cualquier momento una m¨¢quina retroexcavadora acabar¨¢ con su residencia por orden del Ayuntamiento de El Ejido, en manos del PP desde las pasadas elecciones. Despu¨¦s del incendio y ante el temor a que pueda propagarse a los invernaderos lim¨ªtrofes, el Ayuntamiento ha autorizado el desalojo de este asentamiento cuya existencia era bien conocida y permitida, ya que estas poblaciones proliferaron hace dos d¨¦cadas ante la gran demanda de mano de obra para la agricultura almeriense.
"Echar abajo un asentamiento es un traslado forzoso", subraya Juan Miralles, director de la Almer¨ªa Acoge, una ONG que trabaja con las personas migrantes desde hace 20 a?os. "No hay que erradicar los asentamientos, sino hacer algo para que no se produzcan", reflexiona. Pero es una tarea ardua. Algunas Administraciones han tenido "iniciativas interesantes", reconoce, "pero siempre se ha pretendido resolverlo con inmediatez", critica.
Este tipo de poblados son caracter¨ªsticos de El Ejido y N¨ªjar. En esta ¨²ltima localidad -en el Levante-, pronto abrir¨¢ sus puertas un peque?o albergue para trabajadores migrantes que facilitar¨¢ la residencia a una veintena de personas.
El Ayuntamiento de N¨ªjar (PP) tiene sobre plano ampliar la oferta con la construcci¨®n de otro albergue con capacidad para cerca de 50 personas. "Hay que seguir buscando alternativas", promueve el alcalde de N¨ªjar, Antonio Jes¨²s Rodr¨ªguez, quien cree que la soluci¨®n "pasa por crear alojamientos colectivos, residencias o albergues" para los trabajadores.
"Las Administraciones debemos hacer pi?a, lejos de buscar de qui¨¦n es la competencia", defiende.
Caldo de cultivo de enfermedad y odio
Las infraviviendas se asentaron en el extrarradio, en suelo no urbano, hace dos d¨¦cadas. Entonces, la mano de obra era valorada, pero no as¨ª quienes la ofrec¨ªan. La poblaci¨®n trabajadora migrante siempre ha sido v¨ªctima de la desigualdad, pero en algunos sitios se han tratado de corregir sus condiciones de vida.
En Ja¨¦n o Huelva, por ejemplo, la situaci¨®n de los asentamientos est¨¢ "minimizada", reconocen desde Almer¨ªa Acoge. Durante tres o cuatro meses, se facilita por norma general un lugar en el que residir a la mano de obra. En la provincia de Almer¨ªa, en las localidades de N¨ªjar y, especialmente, en El Ejido persisten este tipo de poblados n¨®madas y con carencias de primer orden. "Dentro de la exclusi¨®n, se debe dignificar la situaci¨®n. No se pueden permitir situaciones extremas. Hay que meter cabeza y dignidad en este asunto", sostiene Juan Miralles, director de Almer¨ªa Acoge.
Los incendios o cat¨¢strofes similares est¨¢n a la orden del d¨ªa en estas fr¨¢giles viviendas y su poblaci¨®n expuesta a enfermedades por las condiciones higi¨¦nico-sanitarias en las que habitan. En el ¨²ltimo a?o se han producido incendios en n¨²cleos de poblados n¨®madas de N¨ªjar y El Ejido. Mientras que en el primer municipio, su Ayuntamiento llama a la comunicaci¨®n con el sector y las ONG cuando existe alguna incidencia, tal y como reconocen desde Almer¨ªa Acoge, en El Ejido se da la callada por respuesta. "No se puede meter la pala y acabar con los asentamientos sin avisar y como si nada", reclama Juan Miralles.
Sin embargo, esa es la t¨®nica. As¨ª sucede ahora al igual que hace diez a?os ocurri¨® en El Ejido, cuando tras el asesinato de una mujer por parte de un trabajador de origen magreb¨ª se vivi¨® un per¨ªodo de enfrentamientos entre la poblaci¨®n inmigrante y la aut¨®ctona con un importante componente xen¨®fobo.
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