Zapatero envi¨® en secreto a Siria a un asesor con un plan de transici¨®n
Bernardino Le¨®n viaj¨® a Damasco para proponer una conferencia en Madrid
Cuando estaba a punto de dejar la Secretar¨ªa General de La Moncloa, Bernardino Le¨®n recibi¨® un ¨²ltimo e importante encargo del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero: visitar en secreto Siria y proponer a sus autoridades una salida pac¨ªfica a la revoluci¨®n que vive el pa¨ªs desde marzo.
Le¨®n viaj¨® solo y tan en secreto que utiliz¨® para ello su pasaporte ordinario -no el diplom¨¢tico- y no pis¨® en Damasco ning¨²n edificio oficial, sino domicilios particulares de los jerarcas del r¨¦gimen sirio con los que se entrevist¨®. Aprovech¨® incluso una taazi (ceremonia funeraria en la que la familia del difunto recibe en su casa el p¨¦same de sus allegados) para celebrar una reuni¨®n discreta, en una salita, con un ¨ªntimo colaborador del presidente Bachar el Asad.
El Gobierno espa?ol est¨¢ dispuesto a ofrecer asilo a El Asad si lo solicita
El emisario de Zapatero no se vio con El Asad, seg¨²n se?alan colaboradores de Le¨®n, aunque otras fuentes conocedoras de su visita sostienen que s¨ª lo hizo. La audiencia presidencial empez¨®, precisan, con una broma sobre "el encuentro entre dos leones". En ¨¢rabe, asad significa le¨®n.
Le¨®n, malague?o de 46 a?os, hombre de la m¨¢xima confianza del presidente Zapatero -su esposa, Regina Reyes, fue adem¨¢s la asistente personal de Sonsoles Espinosa- , fue nombrado a finales de julio enviado especial de la Uni¨®n Europea para el Mediterr¨¢neo Sur, puesto de nueva creaci¨®n con el que los Veintisiete aspiran a ejercer una influencia positiva sobre las revoluciones ¨¢rabes.
La que arranc¨® en Siria en marzo se ha cobrado ya la vida de al menos 1.800 civiles, seg¨²n el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, a causa de la feroz represi¨®n del r¨¦gimen de El Asad, que ayer subi¨® un nuevo pelda?o al bombardear con buques de guerra un barrio de Latakia, la principal ciudad costera.
Los sucesivos Gobiernos espa?oles han mantenido, desde el inicio de la transici¨®n democr¨¢tica, una relaci¨®n privilegiada con Siria, provechosa para ambos pa¨ªses. El de Zapatero no es una excepci¨®n. Miguel ?ngel Moratinos fue, por ejemplo, en 2006, el primer titular de Exteriores occidental que pis¨® Damasco tras el asesinato, en Beirut, del primer ministro liban¨¦s, Rafic Hariri, en el que se sospech¨® que los servicios sirios estaban implicados. El viaje de Moratinos irrit¨® a Estados Unidos. Trinidad Jim¨¦nez fue, en marzo, la ¨²ltima ministra de Exteriores de la UE en visitar Damasco antes de que estallase la revoluci¨®n. Resalt¨® entonces su "voluntad real" de hacer reformas.
Hasta junio, Zapatero estuvo en contacto telef¨®nico con El Asad. Eso le anim¨® a tomar en julio la iniciativa de enviar a Le¨®n con una propuesta de tres puntos: parar la represi¨®n y detener "con luz y taqu¨ªgrafos" a algunos de sus responsables m¨¢s directos; organizar en Madrid una conferencia nacional de todas las fuerzas sirias que esbozara el calendario de una transici¨®n y formar un Gobierno con destacados representantes de la oposici¨®n que pilotara esa transici¨®n. Turqu¨ªa, que comparte con Espa?a el liderazgo de la Alianza de Civilizaciones, acompa?ar¨ªa este proceso.
"Mi impresi¨®n es que no va a ceder en nada sustancial", recuerda un diplom¨¢tico haberle escuchado decir a Le¨®n a su regreso de Damasco. "Mis interlocutores est¨¢n alejados de la realidad", se lament¨®. El actual enviado especial de la UE considera que las matanzas provocadas por el Ej¨¦rcito han convertido en caduca su propuesta y que la oposici¨®n solo busca ya la ca¨ªda del r¨¦gimen.
Si se produce, el Gobierno estar¨ªa dispuesto a brindar asilo a los Asad en Espa?a aunque, por ahora, nadie se lo ha pedido ni tampoco lo ha ofrecido, indican fuentes diplom¨¢ticas. Hay una larga tradici¨®n de exilio sirio en Espa?a que arranca en los ochenta, con la llegada de miembros de los Hermanos Musulmanes, y que incluye nada menos que a Rifaat el Asad, t¨ªo del actual presidente y antiguo vicepresidente de Siria.
Para preservar, pese a todo, cauces de di¨¢logo con el r¨¦gimen de los Asad, la diplomacia espa?ola ha sido de las m¨¢s cautas en Europa. No ha llamado a consultas a su embajador en Damasco, como hizo Italia a principios de mes, ni ha solicitado una reuni¨®n urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Sus pronunciamientos son menos contundentes que los de otras capitales, incluidas algunas ¨¢rabes del Golfo.
Espa?a ha aprobado las cuatro rondas de sanciones impuestas por la UE al r¨¦gimen baazista, que abarcan a 35 dignatarios y a un pu?ado de empresas sirias, pero a veces lo hizo arrastrando los pies. La ministra de Exteriores se resisti¨® hasta el 23 de mayo a aceptar que el presidente Bachar el Asad figurase entre los castigados.
Paralelamente, Exteriores ha abierto, el mes pasado, un di¨¢logo permanente con la oposici¨®n siria. Su hist¨®rico disidente, Haitham al Maleh, fue recibido el 28 de julio por el director general del Mediterr¨¢neo, Juan Gonz¨¢lez-Barba, y poco despu¨¦s se abrieron las puertas de ese ministerio para los exiliados sirios que cada domingo se manifiestan ante su Embajada en Madrid.
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