Los patos al agua vuelven a Sagunto
Ni los vecinos ni las protectoras de animales quedan satisfechos con la fiesta
Fiesta y decepci¨®n a partes iguales. La obstinaci¨®n del Ayuntamiento de Sagunto por recuperar la suelta de patos- prohibida en 2006 por el Consell por considerarla maltrato animal- ha dejado a todos contentos y a nadie a la vez. La fiesta se salva, pero ni las restricciones para garantizar la ausencia de maltrato animal gustan a los vecinos-"est¨¢n mezclando la tradici¨®n con cosas que no s¨¦ yo...", lamentaba ayer una vecina- ni su celebraci¨®n es aceptable para la protectora de animales ANPBA que impugn¨® la autorizaci¨®n de la suelta de patos, amenazando con presentar una demanda contencioso-administrativa "en un intento de que no se vuelva a repetir en ediciones futuras".
Patos al agua es una tradici¨®n de, aproximadamente, 60 a?os en la que los participantes intentan atrapar patos dom¨¦sticos lanzados desde un barco en el marco de la celebraci¨®n de las cuca?as mar¨ªtimas, el 15 de agosto de cada a?o en la d¨¢rsena del puerto de Sagunto. En 2007, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia valenciano prohibi¨® la fiesta al considerar que los patos eran maltratados "de forma consciente o no". En la pugna de los ba?istas por cazarlo, el animal resultaba, a menudo, malherido o, incluso, ahogado. Pese a la prohibici¨®n, el ayuntamiento ha autorizado durante a?os el festejo pagando multas de entre 8.000 y 10.000 euros, salvo en 2010, cuando los patos fueron sustituidos por pelotas de goma. Con el cambio de la Ley de Espect¨¢culos P¨²blicos, en 2010, se dej¨® en manos de los ayuntamientos la autorizaci¨®n de determinadas fiestas. Es el caso de los patos al agua, aprobadas este a?o por el consistorio.
De poco sirvieron ayer los compromisos del Ayuntamiento para garantizar la ausencia de maltrato animal. Entre ellos, la autorizaci¨®n a un n¨²mero limitado de personas que recibir¨ªan un curso para coger al animal cuidadosamente. Adem¨¢s, los animales ser¨ªan depositados sobre el agua, en vez de lanzados, y devueltos a la granja al final de la suelta -antiguamente se los quedaban los cazadores para comer-. Pero esto fue lo ¨²nico que se cumpli¨® ayer en Sagunto. La amenaza de sanciones no consigui¨® contener a los ba?istas no autorizados a lanzarse sobre unos patos que aleteaban tratando de escapar de sus captores, algunos de los cuales saltaban desde el muelle cayendo sobre el animal para impedirle escapar.
Al final, los patos volvieron a las jaulas mientras la comisi¨®n de fiestas se felicitaba por haber demostrado que en Sagunto no se maltrata a ning¨²n animal. Era la ¨²nica satisfecha. El descontento reina entre las protectoras de animales por lo que consideran un "trato antinatural" y los vecinos no logran entender las restricciones. En palabras de uno de ellos "esto ha sido de una manera toda la vida y no tiene por qu¨¦ cambiar".
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