Misterios en la Cueva del Tesoro
Las leyendas ocultan el valor de esta gruta de origen marino ¨²nica en Europa
Una antigua leyenda habla de la existencia de un tesoro escondido en la Cueva del Higuer¨®n o del Tesoro, a escasos 15 kil¨®metros de la capital malague?a, en el municipio de Rinc¨®n de la Victoria. Esta leyenda hace referencia al tesoro de los cinco reyes de la dinast¨ªa almor¨¢vide, cuyo ¨²ltimo mandatario, Tesuf¨ªn ibn Al¨ª, habr¨ªa muerto en la plaza de Or¨¢n en 1145, a manos de los almohades, tras embarcar el tesoro real rumbo a Al ?ndalus.
Los rastros de este tesoro se perdieron y fue Fray Agust¨ªn de Milla y Suazo, natural de Or¨¢n, quien en el siglo XVII recogi¨® la leyenda en su manuscrito titulado Historia eclesi¨¢stica y secular de M¨¢laga y su obispado, en el que se?ala como lugar de enterramiento del tesoro a la Cueva del Higuer¨®n. Esta historia fue recogida m¨¢s tarde en Conversaciones Malague?as, publicada en 1789 por Crist¨®bal Medina Conde con todos los elementos de una leyenda, en la que no faltan el gigante ni el drag¨®n. Seg¨²n este autor, un grupo formado por 17 hombres de reconocido valor se introdujeron en la cueva para buscar el famoso tesoro, y salieron aterrados, convencidos de haber visto "la figura de un animal extraordinario y huellas como de pies desnudos, que ocupaban m¨¢s sitio que el ancho y largo de dos pies de los nuestros".
La tradici¨®n habla de las riquezas que dejaron cinco reyes almor¨¢vides
M¨¢s tarde, en la primera mitad del siglo XIX, el suizo Antonio de la Nari, pas¨® varios a?os buscando el tesoro. A partir de entonces la cueva pas¨® a llamarse "del suizo". De la Nari utiliz¨® p¨®lvora para abrir nuevas galer¨ªas y fue el descubridor de una parte de la cueva que estaba taponada y oculta desde hac¨ªa siglos. El suizo muri¨® en 1847 v¨ªctima de una de sus explosiones en la cueva.
Ya en el siglo XX, el investigador malague?o Manuel Laza Palacio (1909-1988) dedic¨® desde 1952, fecha en que redescubri¨® la gruta, 38 a?os de su vida al estudio de la cueva y a la b¨²squeda del tesoro, de cuya existencia no dud¨® nunca tras encontrar en los a?os cincuenta un "tesorillo" formado por seis dinares de oro del siglo XII y restos de cer¨¢micas y utensilios de la ¨¦poca.
Leyendas aparte, la Cueva del Higuer¨®n es en s¨ª un tesoro natural. Es una de las tres cuevas de origen marino que se conocen en el mundo y ¨²nica de este tipo en Europa. Las otras dos se hallan en Asia y Am¨¦rica Central. Su formaci¨®n, gracias a la acci¨®n del Mediterr¨¢neo, se sit¨²a en torno a la ¨¦poca jur¨¢sica y posee un gran inter¨¦s cient¨ªfico, hist¨®rico y cultural. En ella se han encontrado restos de pintura rupestres relacionadas con las pinturas de signos rojos de la Cueva de la Pileta de Benaoj¨¢n (M¨¢laga), adem¨¢s de numerosos vasos de cer¨¢mica, piezas de s¨ªlex, dos cr¨¢neos completos y restos de animales.
Entre sus cavidades destacan la sala Noctiluca, denominada as¨ª por encontrarse en ella el templo dedicado a la diosa lunar mediterr¨¢nea Noctiluca. A sus pies hay un altar en el que se hallaron restos de cenizas de animales sacrificados en su honor.
La sala m¨¢s amplia y h¨²meda de toda la cueva es la de los Lagos, donde podemos encontrar formaciones caracter¨ªsticas como las estalactitas exc¨¦ntricas, gracias a las filtraciones de agua dulce a trav¨¦s de la piedra, adem¨¢s de tres lagos. Desde ella se accede a la sala de la Virgen, que es una de las m¨¢s grandes y espaciosas de cuantas se visitan.
De aqu¨ª se pasa a la sala de Marco Craso, que toma el nombre de un tribuno romano que se ocult¨® en ella. Al final del recorrido se llega a la sala del ?guila, en la que destaca una formaci¨®n p¨¦trea que recuerda a un ¨¢guila, o a un ave de presa similar, en el acto de lanzarse en picado desde un risco.
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