Lugo retratado por un boticario
La ciudad expone las fotograf¨ªas que Castro Freire capt¨® hace un siglo
Un ni?o se?ala divertido la c¨¢mara que lo retrata en un mercado en la Praza Maior de Lugo, all¨¢ por el a?o 1900. En el mismo lugar y en una fecha pr¨®xima, un grupo de criadas llena sus sellas con el agua de la Fonte dos Le¨®ns y al lado, apoyado en la piedra, un hombre con capa fuma de su pipa. Detr¨¢s del objetivo est¨¢ Salvador Castro Freire (1869-1952), el farmac¨¦utico al que Lugo le debe buena parte de su memoria fotogr¨¢fica. Su botica de la calle San Pedro era, adem¨¢s de laboratorio de f¨®rmulas curativas, el estudio de un retratista siempre atento a las nuevas t¨¦cnicas de revelado. Del taller de Castro Freire salieron centenares de im¨¢genes de la ciudad en transformaci¨®n: fotografi¨® a los vecinos, los lugares de reuni¨®n -mercados, plazas o tertulias-, monumentos y paisajes de toda la provincia. Doscientas treinta y tres de esas im¨¢genes pertenecen al Museo Provincial de Lugo, que las muestra al p¨²blico por primera vez gracias a la exposici¨®n Instantes na memoria, abierta hasta el 23 de octubre. Los originales, de entre el siglo XIX y los a?os treinta del XX, son muy sensibles a la luz y una exposici¨®n continuada podr¨ªa da?arlos. Por eso en septiembre saldr¨¢ a la venta un cat¨¢logo con las im¨¢genes, prologado por la comisaria de la exposici¨®n, Mar¨ªa Quiroga, y el experto en fotograf¨ªa antigua Jos¨¦ Gago.
Su farmacia de la calle San Pedro fue la primera casa en tener luz el¨¦ctrica
Dej¨® la c¨¢mara muy joven, pero antes recorri¨® la provincia de norte a sur
Castro Freire, hijo de un antiguo alcalde -y, por lo tanto, de familia con posibles- revolucion¨® el Lugo provinciano de fin de siglo. Su botica fue el primer edificio de la ciudad con luz el¨¦ctrica, caja registradora y fon¨®grafo. En ¨¦l, Castro Freire grababa tanto las voces de sus clientes como canciones populares que hac¨ªan las delicias de sus visitas, algunas muy asiduas a las tertulias que organiz¨® en su farmacia durante 40 a?os. Pero ninguna pasi¨®n le rob¨® tanto tiempo como la fotograf¨ªa, inseparable del af¨¢n de documentar la vida cotidiana y los cambios urbanos. En el siglo que agonizaba, prob¨® con los negativos en cristal, las gelatinas de plata, la alb¨²mina, la colotipia -impresi¨®n en papel- o el estereoscopio, que hac¨ªa posible la ilusi¨®n de la tercera dimensi¨®n a partir de im¨¢genes dobles. "Se dedica a comprar todas las novedades t¨¦cnicas de la ¨¦poca", explica la comisaria de la exposici¨®n. A Castro Freire todav¨ªa lo recuerdan muchos vecinos -muri¨® en 1952, un a?o despu¨¦s de publicar Lugo y sus hombres, un repaso por la historia de la ciudad con fotograf¨ªas propias- pero de su vida se sabe poco. Ni siquiera se conocen todas las obras que componen su m¨¢s que probable inmenso trabajo documental, porque buena parte de ellas est¨¢n desperdigadas en colecciones privadas o se han perdido. Ten¨ªa veh¨ªculo propio y por enfermedad dej¨® joven la fotograf¨ªa y los viajes, aunque aun as¨ª le dio tiempo a recorrer la provincia para fotografiar a los monjes del monasterio de San Xiao e Santa Basilia de Samos, el monasterio de San Salvador de Vilanova de Lourenz¨¢, la catedral de Mondo?edo, la iglesia de San Fiz de Cangas (Pant¨®n) o la ciudad de Monforte con el r¨ªo Cabe en primer plano, en el despertar del siglo.
"Durante siete u ocho lustros fue anotando pacientemente en sus cuadernos todo el acaecer urbano. Ninguna relevante contingencia escap¨® a su aguda y diligente curiosidad. El escrupuloso apunte personal, el id¨®neo recorte de peri¨®dico, la foto ilustrativa aut¨¦ntica". As¨ª lo describ¨ªa ?nxel Fole, que lo conoc¨ªa bien, en su colecci¨®n de art¨ªculos Cartafolio de Lugo (1981). La obsesi¨®n de Castro Freire por documentarlo todo le hizo llevar buena cuenta de los variad¨ªsimos mercados que a principios de siglo se celebraban en Lugo: el de la Praza Maior, el de alfarer¨ªa de Campo Castelo, el de hierba y paja de la Praza de San Roque, el de cerdos de la explanada de la Mosquera, pegado a la muralla, o el de carb¨®n de la Praza da Soidade, hoy sede del Museo Provincial que acoge la exposici¨®n. De todos ellos dej¨® im¨¢genes, "tan fieles como la memoria y m¨¢s expresivas que esta". As¨ª defin¨ªa su trabajo el fot¨®grafo aficionado en Lugo y sus hombres.
Castro Freire se beneficia de los avances t¨¦cnicos, que desde fin de siglo vuelven las c¨¢maras m¨¢s manejables y permiten la producci¨®n industrial de las emulsiones para el revelado. Ajenos al proceso qu¨ªmico que hizo posible el milagro de congelar el tiempo, en aquellos rostros de Lugo -entonces ya "el viejo Lugo", como se refer¨ªa a ¨¦l Castro Freire- qued¨® fijada la sorpresa ante el invento del que hablaba todo el mundo. Se le nota en el gesto a los monjes de Samos retratados en medio de una caminata o al ni?o de la Praza Maior que se?ala con el ¨ªndice la c¨¢mara del boticario.
![Ni?os en el mercado de la Praza Maior de Lugo, hacia 1900.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2Y3JDE3JHIO3ONQZZDEACIWUNU.jpg?auth=7536383b9ea31e563cc8c5199b7f7fa03f1e91dc63c44b7480b7e22aa65ac269&width=414)
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