Tercera edad en el Nuevo Hollywood
En el 75? cumplea?os de Robert Redford... ?Qu¨¦ queda del grupo con el que revolucion¨® la industria en los 60?
No lo habr¨¢ celebrado con muchos festejos. En casa, con algunos amigos y sus hijos, entre ellos Amy y James, actriz y directora ella, guionista ¨¦l, con su actual esposa, Sibylle Szaggars, que puso fin a los a?os locos en materia sentimental del cineasta, y sus nietos. Robert Redford cumpli¨® ayer 75 a?os, 15 lustros para una de las figuras de aquel Nuevo Hollywood, aquella explosi¨®n creativa que solo dur¨® ocho a?os, pero qu¨¦ a?os: se llev¨® por delante una d¨¦cada de cine mojigato, cambi¨® todo el escalaf¨®n de poder en la meca del cine, arras¨® con todos los actores guapitos que fueron sustituidos por int¨¦rpretes conocedores de su oficio, derrib¨® a los viejos prebostes de los grandes estudios, convirti¨® en filmes taquilleros pel¨ªculas que ten¨ªan poso, que quer¨ªan seguir la l¨ªnea europea del auteur. Ir al cine y hablar de cine se convirti¨® en una pasi¨®n que infect¨® a millones de personas en Estados Unidos.
"En esos tiempos, yo no ten¨ªa tantos ideales pol¨ªticos como otros", dice
De ese grupo, solo Malick, Lucas y Spielberg hacen hoy lo que quieren
En esa ola, que empez¨® en 1967 con Bonnie y Clyde y El graduado, creci¨® a talla tsunami con Easy rider (Buscando mi destino) y que acab¨® en 1975 con el estreno de Tibur¨®n -aunque algunos la alargan hasta 1980, con el desastre econ¨®mico de La puerta del cielo-, Redford supo surfear: nunca fue uno de los cabecillas, pero entendi¨® las inmensas posibilidades que se le abr¨ªan. "Visto desde hoy d¨ªa", comenta por tel¨¦fono el actor a EL PA?S, "nunca me hubiera imaginado una carrera as¨ª. No en mis inicios, desde luego. He tenido suerte, he trabajado mucho y he colaborado con grandes tipos". A Redford, sus amigos le definen como un tipo absoluta e irremediablemente encantador. "Es muy, muy inteligente, tiene buenas intenciones y sabe escuchar. Pero, fatalmente, tambi¨¦n tiene mucho encanto y vive en el presente. Cuando fija su mirada en ti, te sientes como si hubieras ganado la medalla de oro. Pero cuando deja de mirarte, consid¨¦rate olvidado: ha pasado al siguiente", explica Barbara Malrby, una productora que trabaj¨® con el cineasta de forma intermitente durante dos d¨¦cadas. Lo dice en Sexo, mentiras y Hollywood, el libro en el que Peter Biskind indaga en las vidas de Redford y Harvey Weinstein, y en el que reparte estopa a ambos. Claro que Biskind ven¨ªa de escribir otra biblia para cualquier cin¨¦filo, Moteros tranquilos, toros salvajes, un repaso al sexo, las drogas, el rock & roll y las pel¨ªculas de la generaci¨®n del Nuevo Hollywood, en la que tambi¨¦n contaba todas las maldades y cotorreos posibles de aquellos m¨ªticos setenta.
Redford, al que le gusta definirse como artista-deportista, naci¨® a dos pasos de Hollywood, en Santa M¨®nica, aunque profesionalmente creci¨® en Nueva York. Cuando estall¨® el Nuevo Holly-wood, ¨¦l ya hab¨ªa tenido papeles con peso en La rebelde, La jaur¨ªa humana, Situaci¨®n desesperada y Propiedad condenada. El estallido del aquella generaci¨®n le pill¨® en un sitio extra?o para un actor que estaba empezando: en Espa?a. "Me mud¨¦ a tu pa¨ªs porque quer¨ªa llevar una vida bohemia con mi esposa y mis hijos. Me encant¨®, era una ¨¦poca muy interesante para un estadounidense como yo en Espa?a. Pero hab¨ªa hecho en el teatro Descalzos por el parque y me llamaron para su versi¨®n cinematogr¨¢fica. Adi¨®s a mi sue?o bohemio", confiesa entre risas el actor. Warren Beatty encabezaba la vanguardia del Nuevo Hollywood como el cineasta m¨¢s poderoso del momento, y Redford se vio arrastrado por la marea. Por edad pertenec¨ªa desde luego a esa generaci¨®n: su ¨ªntimo amigo Sydney Pollack naci¨® en 1934 y William Friedkin en 1935, pero el resto era m¨¢s joven que Redford, nacido en 1936 y solo unos meses menor que el fallecido Dennis Hopper: Peter Bogdanovich (1940), Michael Cimino (1939), Jack Nicholson (1937), el mismo Beatty (1937), Dustin Hoffman (1937), Francis Ford Coppola (1939), Martin Scorsese (1942), Paul Schrader (1946), George Lucas (1944), Brian de Palma (1940), Al Pacino (1940), Robert de Niro (1943), Peter Fonda (1940) y tantos otros. "En aquella ¨¦poca yo no ten¨ªa tantos ideales pol¨ªticos como algunos de ellos. Estaba m¨¢s interesado en la preservaci¨®n de la naturaleza", aduce el director, que en esos inicios ya se planteaba su futuro salto a la direcci¨®n, "pero con el tiempo he entendido que la pol¨ªtica es necesaria para articular un cambio social y para la lucha por el medio ambiente".
En 1975 se estren¨® Tibur¨®n, y con su megataquillazo, la salida de Robert Evans, productor y mandam¨¢s de Paramount, de la industria del cine, y el advenimiento de la ¨¦poca de los representantes -justo ese a?o Mike Ovitz fund¨® Creative Artists Agency (CAA), la primera de las grandes agencias- el sue?o de un Hollywood encabezado por los cineastas creadores se desmoron¨®. En 1980 el desastre de La puerta del cielo y la deriva del gusto del p¨²blico hacia productos como Star Trek, La guerra de las galaxias, Superdetective en Hollywood o las pelis de superh¨¦roes -los t¨ªtulos de serie B echaron de su puesto de A a los dramas- empujaron a directores como Robert Altman, Alan J. Pakula, Arthur Penn, Hal Ashby, Bob Rafelson o Mike Nichols, adem¨¢s de los antes mencionados, a convertirse en outsiders.
Todo eso no gust¨® a Redford, que en noviembre de 1979 inaugur¨® un congreso de tres d¨ªas para directores de cine y otros artistas en su albergue para esquiadores en las laderas de los Timpanogos, en el North Fork de Provo Canyon (Utah). As¨ª naci¨® el Instituto Sundance, y as¨ª Redford se convirti¨® en el padrino de los indies: si no fue un l¨ªder del Nuevo Hollywod, su presencia desde luego protegi¨® a los j¨®venes creadores de las dos siguientes d¨¦cadas. En cambio, Coppola no logr¨® su sue?o de ayudar a otros creadores y solo Terrence Malick, Lucas y el m¨¢s joven de la camada, Steven Spielberg, hacen en el siglo XXI lo que quieren.
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