Las tres edades del amor

Con su saga Manuale d'amore, Giovanni Veronesi parece haber encontrado una f¨®rmula para el ¨¦xito con poder para sublevar al espectador no italiano -aunque tambi¨¦n, por qu¨¦ no, al italiano- con fobia por la vulgaridad rom¨¢ntica y la pervivencia est¨¦tica de la fotonovela. El molde parece una suerte de mutaci¨®n audiovisual de lo que, en la Espa?a de los cincuenta, supuso el notable tebeo Florita: un mosaico de historias rom¨¢nticas, entre el humor y la fantas¨ªa sentimental, confeccionadas con un arte que no parece tener el rutinario Veronesi, pero orientadas -como las de Manuale d'amore- a perpetuar una serie de valores que, eufem¨ªsticamente, uno podr¨ªa tildar de discutibles. La serie Manuale d'amore es un Florita a la medida del berlusconismo est¨¦tico que -y he ah¨ª lo singular- parece haber sido concebida como fantas¨ªa masculina y no como producto para el consumo femenino. En el imaginario de Manuale d'amore, la mujer es siempre voluptuosa, est¨¢ disponible y suele imponer con agresividad sus apetitos.

A diferencia de sus predecesoras, Manuale d'amore 3 limita su reiterada estructura de cuatro sketches a tan solo tres historias, correspondientes a las sucesivas edades del amor. Carlo Verdone, que interpreta su papel de presentador de informativos con un pie en una aureola a Silvio Berlusconi y otro en una gestualidad modelo Valeriano Andr¨¦s, proporciona cierta chispa de viejo zorro de la comedia italiana en el segundo cap¨ªtulo. Se hace m¨¢s dif¨ªcil de tragar el crepuscular strip-tease de un desubicado Robert de Niro. Lejos de las gratificaciones epid¨¦rmicas que reciba el p¨²blico italiano frente al espect¨¢culo de su star system de ¨²ltima hora, Manuale d'amore 3 parece aqu¨ª un extra?o objeto venido de un universo paralelo donde rigen leyes muy tronadas en la ronda del amor.