'Desembarco' de carteristas

"Cuando hay barcos atracados, los carteristas lo saben, igual que nosotros", comentaba ayer un agente de la Guardia Urbana mientras vigilaba la zona de La Rambla en las proximidades de la plaza de la Pau, coronada por la estatua de Col¨®n. Los Mossos y la Guardia Urbana no activan dispositivos especiales cuando varios cruceros coinciden en Barcelona, pero s¨ª los tienen contemplados en sus planes de seguridad. Tambi¨¦n los ladrones y trileros intensifican sus acciones en estos d¨ªas, algo que muchos turistas ya esperan advertidos por las agencias de viajes o los foros de Internet.

Son cada vez m¨¢s los viajeros que visitan Barcelona con sus bolsos anclados con el brazo, la mochila colgada por delante o sujetando con firmeza su c¨¢mara de fotos. Es el caso de Lucy, una estadounidense de 62 a?os que esperaba ayer el autob¨²s que va hacia el puerto para regresar a su crucero, poco antes de las dos de la tarde. "Es nuestra segunda visita a Barcelona y sabemos que debemos tener cuidado. No nos ha pasado nada, aunque la otra vez dos mujeres intentaron abrirnos el bolso", explica.

Aun as¨ª, no todos est¨¢n advertidos: "?En serio, hay ladrones aqu¨ª? Hab¨ªamos escuchado que deb¨ªamos estar alerta en Italia, pero aqu¨ª no", comentan a solo unos pasos Madeleine Campos y Dani Gonz¨¢lez, dos j¨®venes peruanos que trabajan en el casino del Crucero Mediterr¨¢neo Noordam, uno de los atracados ayer en Barcelona. "Pues hemos debido tener suerte", celebraba Madeleine, que no hab¨ªa prestado demasiada atenci¨®n a sus cosas.

Tuvo suerte de no cruzarse con individuos como la pareja de carteristas que intentaban actuar por la ma?ana en el mercado de La Boqueria. Uno con gorra roja y otro con mochila azul. Modus operandi habitual: hacerse pasar por turistas mientras otean cada bolsa y monedero. Chocan con la gente. Buscan el descuido. "?Fuera, fuera, fuera!", les grit¨® Rosario S¨¢nchez desde la Carnicer¨ªa Maruja, el puesto donde trabaja hace 35 a?os. Se dio cuenta de que intentaban robar a un par de hombres: "No es que haya much¨ªsimos carteristas, pero yo siempre que veo a alguno, aviso, porque me da pena. Se aprovechan, sobre todo, de la gente mayor y de los m¨¢s despistados", detalla.

Tambi¨¦n los trileros se multiplican en d¨ªas como ayer. Mientras una pareja de Mossos vigila el cruce entre la rambla de Sant Josep y la calle de l'Hospital, a apenas 20 metros, detr¨¢s de un quiosco, un grupo de trileros montan su n¨²mero. Un hombre con acento del Este mueve las cajas con tanta rapidez como intercambia billetes de 50 euros con otros tres, con pinta de turistas pero que no sueltan ni una palabra. El protagonista invita a los turistas a acercarse. Pero todos se dispersan en cuanto ven llegar a los Mossos, que paran a uno de ellos. "Como te vuelva a ver hoy, te vienes con nosotros a la comisar¨ªa", le advierte un joven agente al retenido, antes de pasar sus datos por tel¨¦fono. En cuanto la polic¨ªa se marcha, acude al reencuentro de sus compinches.

Dos turistas del norte de Europa, una madre y su hija, esperaban a media ma?ana para denunciar en la comisar¨ªa de los Mossos en el barrio del Raval. "Tres tipos nos han amenazado con un cuchillo", explica la madre, de unos 60 a?os, con su ingl¨¦s b¨¢sico y todav¨ªa nerviosa por el asalto. A las puertas de la misma comisar¨ªa, Dominique Leyerloup denunciaba el robo de su cartera. "La llevaba en el bolsillo del pantal¨®n, no sabemos si se la habr¨¢n quitado por La Rambla o en el autob¨²s", explica Charles, uno de sus hijos. Los cruceristas pueden tambi¨¦n poner su denuncia en el Puerto, que trata de agilizar el tr¨¢mite a los que sufren a los carteristas y deben subir a su barco.