"Un asunto de patos"
El grueso de las investigaciones se hacen a trav¨¦s de escuchas, pero los abogados buscan defectos de forma y conocen trucos para invalidar "un sistema procesal muy garantista"
Por todo lo expuesto y para poder continuar con la investigaci¨®n de tr¨¢fico de coca¨ªna que se est¨¢ llevando a cabo y poder identificar a todos los miembros de la organizaci¨®n, es por lo que se solicita de V. I., si lo estima ajustado a derecho, acuerde: LA INTERVENCI?N, OBSERVACI?N, GRABACI?N Y ESCUCHA URGENTE del tel¨¦fono que a continuaci¨®n se relaciona, as¨ª como la FACILITACI?N DE LOS DEM?S DATOS ASOCIADOS AL MISMO:
- El n¨²mero 607-25.83.11 (de la compa?¨ªa Vodafone) el cual es utilizado por un individuo desconocido.
Petici¨®n del inspector jefe de grupo al se?or magistrado juez del Juzgado Central de Instrucci¨®n n¨²mero 1 de la Audiencia Nacional. 26 de enero de 2007.Tengo el gusto de hablar con el se?or David?
"La escucha es como una m¨¢quina de di¨¢lisis, una vez puesta ya no te la puedes quitar", explica un mando policial
-?Qui¨¦n es?
-Ahora llegamos a eso. Dame una chance para hablar un poquito. Hace dos o tres meses estuve en una reuni¨®n con gente vuestra para un tal asunto de unos patos que...
"SE CORTA (aparentemente, David cuelga al escuchar eso)".
"?Unos patos! ?Lo quieren meter en la c¨¢rcel por unos patos!". El abogado de David Temes tiene todas las conversaciones de su cliente anotadas con rotulador rojo: "?C¨®mo saben esto?", "?De d¨®nde sali¨® este n¨²mero de tel¨¦fono?" y otras dudas que apunta en los m¨¢rgenes del relato policial. Su cliente est¨¢ acusado de pertenecer a una organizaci¨®n que intent¨® introducir tres toneladas de coca¨ªna. Droga envuelta en unos fardos. Cada paquete llevaba una imagen para identificarlos: una pegatina con un Pato Donald.
A los mandos policiales les gustan las m¨¢ximas tajantes y breves: "Esto es un juego. Si ellos juegan bien, meten la droga. Si nosotros jugamos bien, les trincamos". La mayor parte de la partida se dirime a trav¨¦s de las antenas repetidoras de telefon¨ªa. "Un seguimiento te puede dar m¨¢s que una escucha, pero debe ser selectivo porque es mucho m¨¢s arriesgado", es la explicaci¨®n.
El abogado Jacobo Teijelo tiene un esc¨¢ner en la Audiencia Nacional. Le sirve para pasar miles de folios de antiguas y caducas diligencias policiales y buscar en ellos n¨²meros de tel¨¦fono. No le vale cualquier n¨²mero. Necesita que sea el de su cliente. Si lo encuentra, ?bingo! Con ese papelito ya tiene en la mano la nulidad de las escuchas. ?l, aficionado a la tauromaquia, lo llama "el rinc¨®n de Ord¨®?ez". Gracias a ese trabajo, para el que tiene un software espec¨ªfico muy costoso, demuestra que la investigaci¨®n por la que se empez¨® a intervenir el m¨®vil de su cliente "no proviene de un chivatazo de la DEA, como dicen siempre los polic¨ªas, sino de una causa previa anulada o resuelta con absoluci¨®n en la que se cruz¨® el tel¨¦fono de mi cliente". Y eso es ilegal. Se llaman escuchas anidadas. Teijelo es un prestigioso letrado con una amplia cartera de imputados en causas de narcotr¨¢fico. Su reclamo: "Mi t¨¦cnica funciona".
El colegiado Gonzalo Boye se suma a la doctrina Teijelo: "Me extra?a mucho que la DEA tenga el tel¨¦fono de una cabina de M¨¢laga. Eso viene de alg¨²n lado". Bel¨¦n Rubido, magistrada titular del juzgado 4 de Vigo, discrepa de ambos abogados. La antigua responsable judicial entre 2002 y 2005 de Villagarc¨ªa de Arousa, uno de los puntos de narcotr¨¢fico m¨¢s calientes de Europa, abri¨® m¨¢s de cien causas por drogas en 2010. As¨ª que tiene experiencia. Conoce el procedimiento y considera una simplificaci¨®n ese punto de vista: "Todo tiene un soporte. No es solo la DEA me ha dicho que...".
La Operaci¨®n Cometa, instruida por el juez Garz¨®n en 2007, se inicia con una de esas informaciones de la agencia estadounidense. No es tan extra?o. La DEA (agencia antidrogas estadounidense) tiene un grupo estable y numeroso trabajando en la Embajada de Estados Unidos en Madrid. No son los ¨²nicos. Hasta siete grupos operativos franceses act¨²an en la Pen¨ªnsula. En Espa?a no existe la figura del confidente. Si la informaci¨®n para comenzar una investigaci¨®n proviniese de alg¨²n "informador", su nombre deber¨ªa figurar en la causa. Nadie quiere ver sus apellidos fijados en un papel como el traidor a un grupo de narcos colombianos. Ser¨ªa muy probable que su cad¨¢ver apareciese con la tr¨¢quea rajada y la punta de la lengua asomando por el agujero. La corbata colombiana, se llama esa t¨¦cnica.
"Yo tengo la responsabilidad de velar por que el cauce discurra bien. La polic¨ªa pide y yo digo no. Y ellos insisten. Al final, te pones los galones. No me gustar¨ªa que por un error no se pudiera condenar", dice la juez Rubido. Tambi¨¦n hace el gesto de tocarse en el hombro una imaginaria ense?a de mando. Durante el caso Guada?a hablaba m¨¢s de siete veces diarias con el responsable de la investigaci¨®n: "?A veces, a gritos!". "La coordinaci¨®n con los jueces es fundamental. Los hay muy buenos y los hay que son un desastre", desvela uno de los jefes de grupo de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO).
La implantaci¨®n a partir de febrero de 2004 del Sistema Integral de Interceptaci¨®n Telef¨®nica (SITEL) ha cambiado la manera de trabajar de los investigadores, seg¨²n el abogado Boye: "Este sistema, que es perverso, les ha permitido establecer la cadena de relaciones y tirar del hilo, olvidando la investigaci¨®n convencional y volvi¨¦ndola peligrosa y comodona porque tiene da?os colaterales y afecta a personas y a sus derechos". Un agente del grupo de coca¨ªnicos no est¨¢ de acuerdo. "El derecho procesal en Espa?a es muy meticuloso. No se trata de tener raz¨®n, que la tenemos, sino de que te la den". Por eso tarda a?os en elaborar una investigaci¨®n. "Ser¨ªa absurdo intentar atajos y tirar por tierra el trabajo de tanto tiempo. Somos muy escrupulosos", insiste. Hace pocos meses, Boye se lo dijo a un inspector a la cara: "Una persona muy peligrosa, un asesino, est¨¢ en la calle por tu culpa, por no hacer bien tu trabajo. Yo he hecho el m¨ªo, y todo el mundo tiene derecho a la defensa. La culpa es tuya, no m¨ªa, porque si hubieras trabajado bien, no hab¨ªa defensa posible". "Nos enfrentamos a bufetes de abogados muy caros y especializados", dice un hombre de la c¨²pula de UDYCO.
El polic¨ªa escrupuloso y el abogado se conocen. Se respetan. "Preg¨²nteme a m¨ª, se?or letrado. Interr¨®gueme", suplica el agente. Cuando el abogado se cruza en la Audiencia Nacional con el polic¨ªa "calvo y grande" del Grupo I de la secci¨®n de coca¨ªnicos de la UDYCO, "ese cabr¨®n listo", nunca le dirige la palabra. Mudo. Tambi¨¦n avisa a sus clientes: "Cuidado con el calvo, que se sabe hasta la talla de las bragas de tu t¨ªa".
"Por el tono sabes hasta cu¨¢ndo est¨¢n mintiendo. Les acabas conociendo perfectamente". La sala tiene una mesa corrida rectangular. El agente se quita los auriculares. No hay nada interesante en ese momento. Pero los mantiene sujetos del cuello. "La escucha es como una m¨¢quina de di¨¢lisis: no te la puedes quitar". Y a?ade: "La investigaci¨®n es creativa. Hay que dar forma a lo que escuchas. Saber cu¨¢ndo lo que se oye es importante". Si no hay nada importante, "a los seis meses te cortan la escucha".
Cada pupitre tiene un ordenador delante con un mapa y unas gr¨¢ficas. SITEL. No solo queda registrado cada movimiento hecho con el tel¨¦fono: mensajes, correos o llamadas. Todo. Tambi¨¦n 16 metadatos que sirven para deducir cosas. Por ejemplo, d¨®nde vive el usuario. Y qui¨¦nes son sus familiares, amigos, amantes o compa?eros de trabajo. Una ecuaci¨®n que sale del n¨²mero de Dunbar, nombre del antrop¨®logo brit¨¢nico que estableci¨® que el ser humano suele mantener una relaci¨®n estable con un promedio de 150 personas.
Al asesino del colombiano Le¨®nidas Vargas, acribillado a tiros el 9 de enero de 2009 en el hospital Doce de Octubre de Madrid, tardaron pocos d¨ªas en cercarlo, aunque lo detuvieron varios meses despu¨¦s. "Ya est¨¢ hecho, ya est¨¢ hecho", fue el mensaje del sicario al jefe de la oficina mientras abandonaba el hospital. Se mand¨® un exhorto a todas las compa?¨ªas telef¨®nicas para que facilitasen las llamadas hechas entre las 19.30 y las nueve de la noche en el entorno del centro sanitario. De todos los n¨²meros recibidos, unos 4.300, se quedaron con 12. Seg¨²n los agentes que declararon en el juicio, porque esos eran los ¨²nicos que se ajustaban a la duraci¨®n de la llamada. Seg¨²n Teijelo, defensor de uno de los encausados, por otros asuntos m¨¢s turbios. Despu¨¦s se pidieron los datos de los titulares de esos n¨²meros. De ah¨ª sali¨® un largo hilo que acab¨® con siete detenidos.
"Todas las defensas se centran en las conversaciones. Es un lenguaje altamente cr¨ªptico", describe en un tono ligeramente pedag¨®gico la magistrada Rubido.
Ejemplos de lenguaje "altamente" cr¨ªptico:
- "C¨®geme, gatita".
- "Dejamos 10.000 a tu amiguita".
- "Dile a Julia que ya nos dieron el piso".
- "Hay que pagarle al t¨ªo de la pintura".
- "Tenemos que ir a Rotterdam a por la fruta".
- "D¨¢selo a los primos".
- "No puedo ir porque mi chaval se ha llevado las llaves del garaje".
La ¨²ltima frase result¨® no ser un ejemplo de lenguaje "altamente cr¨ªptico". Era verdad y uno de los socios no pudo ir a una reuni¨®n. Su coche estaba bajo llave.
Los narcotraficantes tienen mucho dinero y todos los adelantos tecnol¨®gicos disponibles, incluidos aquellos que hablan de mensajes cifrados y redes incontrolables. "Nosotros tenemos nuestras carencias", concede la titular de Vigo. "Con dinero todo se puede hacer", sortea la cuesti¨®n un agente de la UDYCO central, que apela a otra m¨¢xima: "Todo lo que se encripta se puede desencriptar". Hace no mucho, un narco le puso un tel¨¦fono esp¨ªa a su mujer. Sospechaba que le enga?aba. Los agentes siguieron el culebr¨®n al minuto. Efectivamente, "le enga?aba".
Las precauciones de los narcotraficantes con las comunicaciones no se limitan al lenguaje figurado o alusivo. ?ngel Su¨¢rez Flores, C¨¢sper, orden¨® a sus secuaces Bros, El Inform¨¢tico, y Antonio, El Piscinas, que apagasen los m¨®viles una hora y media antes de cada reuni¨®n. La posici¨®n del tel¨¦fono pod¨ªa desvelar a la polic¨ªa el lugar de la cita. C¨¢sper, en prisi¨®n desde el 12 de mayo y l¨ªder de una banda que en 2001 rob¨® la valios¨ªsima colecci¨®n de cuadros de Esther Koplowitz y que supuestamente estafaba a otros narcos, tambi¨¦n usaba n¨²meros de seguridad. Terminales que solo sirven para hablar con una persona. Los llaman "tel¨¦fonos liados". M¨¢s sofisticado es el sistema colombiano: se contrata a alguien cuya ¨²nica misi¨®n es guardar dos tel¨¦fonos en su casa. Con uno recibe las llamadas de uno de los socios y con el otro transmite los mensajes de este a un tercero.
"Antes justo de culminar el negocio cambian todos de tel¨¦fono. A veces, tambi¨¦n de coche y de casa. Pero de tel¨¦fono, siempre", asegura el jefe de los GRECO de Alicante. Eso hace que se les pierda el rastro. Pero da una pista decisiva: algo est¨¢ a punto de suceder. "Siempre es todo inminente, pero hubo un momento en que yo me lo cre¨ª. Se marchaban todos del pa¨ªs. Regres¨¦ a mi puesto de trabajo a las cuatro de la ma?ana y lanzamos la caballer¨ªa", relata la juez Rubido rememorando "el subid¨®n de adrenalina" del desenlace de Guada?a.
Algunos tel¨¦fonos han estado intervenidos solo seis horas por esa obsesiva cautela de los narcos, que con frecuencia recurren a las claves alfanum¨¦ricas. Cuando se dan un n¨²mero de tel¨¦fono, se le suma una cifra fija. Esa era la t¨¦cnica del T¨ªo Charlie, que a?ad¨ªa un nueve a cada d¨ªgito. Tambi¨¦n recurr¨ªa a la compra de tel¨¦fonos portugueses, donde a¨²n es posible comprar tarjetas prepago sin dar datos personales. A pesar de las precauciones, casi siempre falla algo. O alguien. "No es f¨¢cil no meter la pata y mantener la concentraci¨®n durante meses las 24 horas del d¨ªa. Por ejemplo, en un momento de urgencia", es la explicaci¨®n de Rubido. "A veces hay suerte y meten la pata; otras no", confirma el jefe de los GRECO de Alicante.
?ngel es de los que meten la pata. Us¨® el tel¨¦fono para avisar a su mujer de que Nono le hab¨ªa invitado a una reuni¨®n. "Ya soy uno m¨¢s de la organizaci¨®n y tengo que ir aprendiendo del mundillo". La euforia por haberse convertido en un mafioso de verdad lo perdi¨®. Le dejaban participar en un bonito negocio. Tres toneladas de coca¨ªna: "Un asunto de unos patos". .
PR¨®XIMA SEMANA:EL D¨ªA A D¨ªA EN ESTUPEFACIENTES
'Hawalas', 'pitufeos' y otros caminos de vuelta
Un narcotraficante no suele renegar del negocio. Ni siquiera el d¨ªa en que lo detienen. Lo considera parte del juego. "Sabe que antes o despu¨¦s le van a pillar", dice un mando policial. A partir de ah¨ª intentar¨¢ escurrirse por las cloacas formales de la causa, minimizar la pena y conservar a toda costa el patrimonio amasado. "Al final, lo que le importa es la pasta. Poder mantener a su familia a pesar de la c¨¢rcel", explica un inspector jefe de UDYCO especializado en golpear al narco donde m¨¢s le duele. "Cuentas corrientes. Coches. Barcos. Antiguamente ¨ªbamos solo a quitarles la droga. Ahora queremos quitarles los bienes". Lo dice el comisario al mando de las unidades GRECO. Y la frase la concluye un compa?ero de gafas y mirada estr¨¢bica: "Para que no sigan viviendo de puta madre". Viven holgados. Pero la riqueza les supone un quebradero de cabeza. Su empresa factura en met¨¢lico. Dinero B que trepa desde la calle hasta el ¨¢tico y "se va diluyendo por la cadena de valor a?adido". Luego ha de regresar al origen. A Colombia... "El dinero se acaba yendo al blanqueo. Aunque una parte se queda en Espa?a. Hablamos de millones de euros en billetes de 10, 20 y 50 euros. Es complicado de sacar". Pesa y ocupa m¨¢s espacio que la droga por la que paga. "Un kilo de coca¨ªna equivale a kilo y medio en billetes de 20 euros", comenta un hombre dedicado al trabajo minucioso de "cotejo y cruce de datos".
Los sistemas de blanqueo convencionales, empresas legales de una "amplia gama social", son una opci¨®n. Pero no la ¨²nica. El dinero tambi¨¦n viaja en contenedores. Y en avi¨®n. Como la droga. Para reducir su volumen existen comisionistas que lo cambian a billetes de 500. "En Portugal se paga al 7%", explica un inspector jefe con experiencia en Galicia. Algunos se buscan alg¨²n emprendedor con necesidad de liquidez. Quiz¨¢ se financie con el dinero un nuevo env¨ªo de drogas. Otros acuden a la hawala, una banca paralela cuyo origen se remonta al mundo medieval isl¨¢mico. Similar a un sistema de vasos comunicantes, transfiere deudas entre corredores o agentes en puntos geogr¨¢ficamente distantes. As¨ª es posible lograr que cinco millones de euros aparezcan como por arte de magia en Medell¨ªn (Colombia). Las empresas dedicadas a este negocio cobran hasta un 15% de la transacci¨®n. Un mecanismo com¨²n entre narcotraficantes o vendedores de armas, seg¨²n la polic¨ªa. Tambi¨¦n entre grupos terroristas internacionales.
A la DEA (agencia antidroga estadounidense) le hizo gracia la imagen: una cola de personas a las puertas del locutorio, esperando a realizar env¨ªos de efectivo en peque?as cantidades. Sus agentes lo bautizaron como pitufeo, por la serie de dibujos animados, y se trata del m¨¦todo m¨¢s habitual de blanqueo del dinero procedente de la coca¨ªna en Espa?a. Lo explicaba en su declaraci¨®n ante la polic¨ªa uno de los detenidos por la Operaci¨®n Guada?a, due?o de una tienda de ropa y entrenador personal del presunto delegado del cartel colombiano en Espa?a: "Los env¨ªos rondaban los 800 o 1.000 euros. Me lo entregaban y me indicaban a qui¨¦n enviarlo. Siempre era para Colombia, pero no me dec¨ªan qui¨¦n era el destinatario. Por cada env¨ªo me pagaban 50 euros. Y no me supon¨ªa ning¨²n trastorno". En una ocasi¨®n, el delegado le regal¨® un coche a cambio de unos vestidos. En otra acudieron juntos al concesionario. El enviado del cartel pag¨® al contado un Ford de 20.000 euros y lo registr¨® a nombre del supuesto pitufo. Este a?adi¨® en su declaraci¨®n: "El Ford no es m¨ªo. Pero pens¨¦ que iba a ser para m¨ª". En la operaci¨®n, la polic¨ªa hall¨® 5,5 millones de euros en efectivo y 65 veh¨ªculos.
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