Hay un rencor en la derecha
Empiezo a contemplar como una agradable ventaja esta anticipaci¨®n con la que escribo, ya que me permite hablarles de los hechos que ahora se producen para que ustedes, dos semanas m¨¢s tarde, echen la vista atr¨¢s y, considerando lo que tienen delante, hagan una especie de balance. Antes, me refiero a antes de que todo ocurriera a la vez y en todas partes, y nos enter¨¢ramos de inmediato, antes de que todo afectara al mismo tiempo a todos, tal distancia en el tiempo me produc¨ªa v¨¦rtigo, incluso miedo. Ahora, hasta sus desventajas -por ejemplo, no poder criticar a personas muy viejecitas, por si se mueren por entre medias y queda una como cual p¨¦rfida- me parecen m¨¢s llevaderas.
Porque ahora ya no se puede escribir ni sobre pa¨ªses, ni sobre continentes, pues todo est¨¢ en el aire. Por eso disfruto agarr¨¢ndome a lo concreto, a lo actual, en la convicci¨®n de que, aunque no sea capaz de verlo hoy, en ello se encuentra la semilla del futuro inmediato y el de a medio plazo. Para hablar del futuro lejano habr¨ªa que esperar quiz¨¢ un poco m¨¢s. Cosa de un mes o mes y medio.
"Los de izquierdas no tenemos rencor; lo que tenemos es muy buena memoria"
Nuestro futuro espa?ol es un hombre con una pala. Este futuro quiere enterrar, pero no a la manera reivindicativa de esas tres Ant¨ªgonas que han brillado en M¨¦rida -en donde los de la pala le han hecho la cama a Blanca Portillo, dicho sea de paso- y de los abanderados de la Memoria Hist¨®rica. Quiere esconder los testigos del pasado, esos cuyos restos proclaman que en este pa¨ªs existi¨® una siniestra realidad que hasta los historiadores de la caverna se empe?an en negar.
No s¨¦ si fue Fraga Iribarne -uno de lo viejecitos de los que no debo hablar mal: quieran los dioses otorgarle otro cien a?os m¨¢s de vida- quien invent¨® o hizo que alguien inventara el eslogan "Spain is different". Cr¨¦anme, acert¨®. Lo es. Al menos, una parte de esa Espa?a. La que no cesa. Ahora mismo -mi ahora mismo-, mientras arden barrios de ciudades inglesas, incluido el propio Londres, mientras nos preguntamos qu¨¦ vamos a hacer, aqu¨ª tenemos lo de siempre.
Un elemento que ha sido elegido alcalde por el PP en un pueblo de la provincia de ?vila -pudieron leer la noticia en El Pa¨ªs del domingo 9- ha exhumado los restos de v¨ªctimas del golpe de Estado franquista del 36, sac¨¢ndolos de la paz de la sepultura que los suyos les hab¨ªan podido dar, despu¨¦s de mucha brega, y los ha enterrado en una fosa com¨²n del mismo cementerio.
No es una mera acci¨®n aislada. Es odio que vuelve, es revanchismo, a juego con las peinetas y las mantillas y los collarines de perlas y las declaraciones rancias y las pendejadas de Ca?izares -como no s¨¦ qu¨¦ edad tiene, me permito escribir de ¨¦l: los curas, como las monjas, son arqueol¨®gicamente inescrutables-, quien afirma que los males de Europa vienen de que ha olvidado a Dios...
Toda esta gentuza se dispone a saldar sus cuentas, alimentadas durante a?os, emponzo?adas por el falso victimismo. En los chats en que participo, y en las charlas que doy mientras estoy de promoci¨®n, siempre aparece alguien que me pregunta por qu¨¦ las personas de izquierdas tenemos tanto rencor. Y siempre les contesto lo mismo: lo que tenemos es muy buena memoria. Hace poco, en una localidad muy agradable y en un inmejorable ambiente de p¨²blico y anfitriones, un par de p¨¢jaras que parec¨ªan dos clones de Pilar Primo de Rivera se encararon conmigo diciendo que estaba ofendiendo a gente muy respetable. Para aclarar: acababa de decir que Mariano Rajoy -cien a?os de vida le deseo-, por su inmovilidad, me recordaba a aquel caballero andaluz descrito por Machado, metido ya en su ata¨²d, con las manos cruzadas y vestido de nazareno. Reconozco que la imagen es un poco fuerte, pero ?qu¨¦ hac¨ªan aquel par de cuervos en una charla protagonizada por esta lengua b¨ªfida? Un poco m¨¢s tarde, un asistente me lo cont¨®: "Son habituales. Vienen siempre a los actos que no les corresponden. La derecha rancia es muy masoquista, les gusta acumular victimismo, armarse de rencor". L¨ªbrenos el cielo de la pala, la peineta y el rencor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.