Espejo de la mujer modelo
En la vida de la moda, una o dos d¨¦cadas son una eternidad. He visto c¨®mo el minimalismo era conquistado en unos meses por el neojipismo, c¨®mo el deporte se colaba en la ropa de trabajo, c¨®mo los golpes de nostalgia kitsch venc¨ªan a las vanguardias. Tambi¨¦n he contemplado, en este caso como cronista de los desprop¨®sitos del marketing, el auge y ca¨ªda de los hombres metrosexuales y de los implantes de silicona en los labios y pechos de las modelos. En Espa?a, estos 15 a?os ¨²ltimos parecen haber dado de s¨ª tres veces m¨¢s que en otros pa¨ªses, porque en moda, como en otras cuestiones culturales, los fen¨®menos llegan aqu¨ª con retraso, y cuando lo hacen, se abre la caja de Pandora nacional y aparecen a raudales sus estrellas.
Aqu¨ª la moda estaba bajo sospecha hasta que las 'top' se instalaron en los noventa en la cultura cotidiana
Hay modelos capaces de generar metamorfosis sorprendentes de s¨ª mismas en un solo minuto
Esta colecci¨®n de fotograf¨ªas de moda, muchas de ellas publicadas hace a?os en revistas y peri¨®dicos del pa¨ªs, abarcan tres generaciones de tops espa?olas con alcance internacional. Sin embargo, parecen estar hechas a prop¨®sito de esta publicaci¨®n, y esto se debe a que su autor las descubri¨® cuando eran ni?as, las ha visto crecer, hacerse famosas y convertirse en madres y, como un notario y tambi¨¦n figura paterna, ha ido fotografi¨¢ndolas a lo largo de sus carreras, ha perfilado el estilo de cada una, y las ha llevado a los editoriales de moda y a todas las portadas de revistas especializadas con ese efecto atemporal que caracteriza la obra del fot¨®grafo.
En los a?os ochenta, Manuel Outumuro trabajaba como director de arte, y, como todos nosotros, contemplaba con fascinaci¨®n el fen¨®meno de las top models internacionales que traspasaban el umbral de la moda y actuaban como celebridades de alfombra roja y embajadoras de causas ben¨¦ficas. Mientras que en Espa?a la moda se mostraba, a¨²n en plan amateur, en pasarelas nacionales o regionales con una primera generaci¨®n de modelos y maniqu¨ªes tan indisciplinados como la propia instituci¨®n que las financiaba. Los medios generales, como los peri¨®dicos y la televisi¨®n, consideraban que este gremio de fr¨ªvola reputaci¨®n no merec¨ªa ocupar una breve columna, unos minutos de audiovisual o una foto a sangre. En Espa?a, la moda siempre estuvo bajo sospecha.
Hasta que, empezados los noventa, se abren en las millas de oro de las ciudades, una tras otra, las boutiques de firmas internacionales y el fen¨®meno de las firmas top, las top models y las cabeceras top de revistas internacionales se instala de sopet¨®n en la cultura cotidiana de nuestro pa¨ªs. Justo en el momento en que Outumuro decide dedicarse plenamente a la fotograf¨ªa de moda. Y empieza para ¨¦l la din¨¢mica "fot¨®grafo busca modelo, modelo busca fot¨®grafo", y surge la primera generaci¨®n de modelos para fotos, la primera que trasciende con nombres propios en la fotograf¨ªa internacional. "Nos hemos hecho mutuamente", dice el fot¨®grafo, "he crecido con ellas, nos hemos dado confianza, y me siento como un padre, como si conmigo estuvieran a salvo ellas y sus carreras". Es cierto, he trabajado con ¨¦l y con algunas de estas chicas, y en el estudio Outumuro ve y captura lo que otros fot¨®grafos con m¨¢s prisas ignorar¨ªan. Creo que no puede evitar mirar las modas solo de reojo para llegar al retrato puro y duro, como hacen los cl¨¢sicos. Estas im¨¢genes van m¨¢s all¨¢ de la moda y emergen como retratos de unas mujeres cuyos nombres de pila son repetidos y adorados por miles de adolescentes que quieren ser como ellas: hermosas, sofisticadas, independientes, viajeras, madres y ricas. Modelos que protagonizan editoriales en la prensa, que presentan programas de televisi¨®n, dan su cara en contratos millonarios para anunciar cosm¨¦tica internacional y act¨²an en campa?as publicitarias de ropa y perfumes de firma. Algunas desfilan en las pasarelas del mundo, y todas sin excepci¨®n seducen a fot¨®grafos y revistas de moda para estar en sus portadas una y otra vez.
Aunque no son los rasgos raciales los que distinguen a las modelos y la moda espa?olas, sino la actitud. De las rusas es m¨¢s llamativo su arrojo que su esqueleto, y de las brasile?as, m¨¢s all¨¢ de su elasticidad, destaca la libertad con la que la exhiben. En cuanto a las nuestras, yo resaltar¨ªa la facilidad con la que se interpretan a s¨ª mismas como arquetipos femeninos de la modernidad nacional. "La coqueter¨ªa es una categor¨ªa de la existencia: pone en evidencia la importancia del Quiz¨¢, entre el S¨ª y el No", escribi¨® el fil¨®sofo Georg Simmel (1858-1918) a prop¨®sito de la mujer y la moda. Pues bien, en este "tal vez" se muestran estas fotos de moda que revelan, gracias al clasicismo de la mirada de Outumuro, algo m¨¢s de estas modelos, algo que las transforma en mujeres protot¨ªpicas de la sociedad espa?ola atrapadas en un instante de sus vidas, en un quiz¨¢...
Laura Ponte, In¨¦s Sastre, Judit Masc¨®, Ver¨®nica Blume, Martina Klein... ten¨ªan 14 o 15 a?os cuando aparecieron en el estudio del fot¨®grafo, acompa?adas por sus madres, y Outumuro ha ido dando fe de los cambios habidos en sus vidas. Y no hay photoshop que disimule ese paso del tiempo, afortunadamente. Ellas abrieron las puertas a una segunda generaci¨®n de modelos: Nieves ?lvarez, Marina P¨¦rez, Eugenia Silva, Almudena Fern¨¢ndez, Bimba Bos¨¦, Esther Ca?adas, Laura S¨¢nchez, y, todas juntas y nada revueltas, empezaron a colarse en los medios considerados serios, ahora rendidos al fen¨®meno de la moda como cultura popular y dispuestos a reservarle varias p¨¢ginas por semana para mostrar editoriales con firma de modelo y fot¨®grafo.
La ¨²ltima camada y tercera generaci¨®n -retratada tambi¨¦n por Outumuro y de la que ofrecemos aqu¨ª algunos ejemplos- ya es tan internacional como la anterior: Carla Crombie, Marta Espa?ol, B¨¢rbara Garc¨ªa, Ariadne Artiles, Minerva Portillo, Cristina Tosio. Entre todas conforman el grupo de las espa?olas, que rivaliza con el de las brasile?as o las rusas en pasarelas y, sobre todo, en fotos de moda.
Quiz¨¢ Nieves segu¨ªa instrucciones del fot¨®grafo para un editorial de lencer¨ªa fina en una atm¨®sfera cinematogr¨¢fica; sin embargo, de ese momento ha salido uno de los probables retratos de su personalidad, la de una neoburguesa cosmopolita y aparatosamente segura de s¨ª misma. Almudena pos¨® con la mirada m¨ªstica y perdida en el ensue?o de quien lleva un vestido con una impresi¨®n profana de la Virgen, y tal vez, pienso, ya viv¨ªa entonces su conversi¨®n a la militancia por una vida sana y sostenible. A Martina, Outumuro la capta rugiendo con una boca poderosa y el ce?o fruncido, como una Grace Jones de piel blanca con una energ¨ªa de armas tomar. ?No estar¨¢ interpretando a una pop star patria? ?A una campeona ol¨ªmpica recibiendo el oro? De hecho, est¨¢ glamurizando una marca deportiva seg¨²n las leyes del mercado, que ella conoce bien, y existen muchas j¨®venes que la imitan en los centros comerciales. Hay modelos capaces de generar metamorfosis sorprendentes de s¨ª mismas, como Judit, que da en un minuto a su figura humana una apariencia felina, seg¨²n le inspire la moda que luce. Tambi¨¦n Bimba, con su cuidada imagen contracultural ¨¤ la mode, sabe transformar su androginia impertinente en dulzura atolondrada. Sus contorsiones est¨¢n justificadas: hay que resaltar y tratar de narrar el look, ese es su trabajo.
Entre el s¨ª y el no, planeando sobre el acaso de la coqueter¨ªa antes mencionado, se mantienen las modelos espa?olas m¨¢s raciales: Laura (Ponte), Eugenia, In¨¦s, Marina, Ariadne, valoradas por la moda internacional por su misterio, su picard¨ªa, su orgullo y su belleza tan pronto melanc¨®lica, tan pronto feroz. Su seducci¨®n frente a la c¨¢mara trasciende, intacta, al p¨²blico que se cuelga de la foto y capta en ella la modernidad de algo tan antiguo como esa inmutable feminidad espa?ola, esos rasgos mediterr¨¢neos que ni el peor fot¨®grafo del mundo podr¨ªa destruir. No creo que para Outumuro estas modelos sean las m¨¢s f¨¢ciles, pues no siempre el fot¨®grafo requiere perchas con una personalidad tan patente que a veces se comen el vestido. En muchos casos puede preferir a modelos como las de la tercera generaci¨®n, las que todav¨ªa no son legibles y que responden a un patr¨®n, como se ve en las fotograf¨ªas, de mujer et¨¦rea, moldeable, m¨¢s bien rubia, delgada y que no siempre mira directamente a la c¨¢mara, es decir, a los ojos. Al contemplarlas pienso en las numerosas chicas id¨¦nticas a ellas que pululan por las calles espa?olas, delgadas, menguantes, esclavas del look y de la pose, y pienso en todos los clones de este ¨²ltimo arquetipo de top model que protagonizan actualmente las fotograf¨ªas de moda y las calles del mundo industrializado. Acabo de llegar a la conclusi¨®n de que hablar de moda espa?ola y de modelos espa?olas ya no tiene sentido. Tambi¨¦n aqu¨ª el mercado se ha impuesto. La moda es una y es global, y ya no hay lugar para el coqueteo. Es un s¨ª o es un no.
?ltima parada de esta serie que nos ha acompa?ado durante el mes de agosto para celebrar los 35 a?os de nuestro peri¨®dico. La abrimos con los retratos de famosos, de la mano de Jordi Soc¨ªas y Elvira Lindo; terminamos con una buena dosis -intemporal- de belleza y 'glamour'.
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