Las amistades empalagosas
El t¨ªtulo enga?a: Venecia bajo la nieve no es una comedia sentimental ni sucede en Italia en lo m¨¢s crudo del crudo invierno. Gilles Dyrek, su autor, coloca en situaci¨®n disparatada a una enamorada pareja de cretinos y a otra m¨¢s cabal pero en trance de ruptura, y les pone pieles de pl¨¢tano en el camino para que nos riamos con sus ca¨ªdas: Juan y Natalia, tortolitos reducidos al absurdo, han invitado a cenar a su nueva casa a Ram¨®n, ex compa?ero de estudios de Juan, y a Patricia, su novia, que llega a la cita con cara de pocos amigos.
Dyrek juega al equ¨ªvoco: cegados de amor, los anfitriones no se aperciben del malestar de sus invitados, de manera que se crea un violento contraste entre la tensa compostura que estos mantienen y la euforia de aquellos a pocas semanas de su boda. Para Ram¨®n, la situaci¨®n resulta especialmente inc¨®moda porque la complicidad de los tiempos universitarios qued¨® atr¨¢s y las bromas que Juan le pide que reedite ya no vienen a cuento. Todo esto, trampol¨ªn potencial de una buena comedia dram¨¢tica, en manos de Derek es un pretexto para seguir enhebrando equ¨ªvocos sustentados en las reacciones atolondradas e il¨®gicas de Natalia y, sobre todo, en las de Juan, graciosillo destemplado y metepatas.
VENECIA BAJO LA NIEVE
Autor: Gilles Dyrek. Adaptaci¨®n: Beatriz Santana y Gabriel Olivares. Int¨¦rpretes: Pablo Carbonell, Carlos Heredia, Eva Isanta y Marina San Jos¨¦. Direcci¨®n: Gabriel Olivares. Teatro Lara. Estreno: 24 de agosto.
Por la falta de buen juicio de los personajes, el desdibujado trazo de sus caracteres, lo inveros¨ªmil de sus comportamientos, la falsilla sentimental que el autor franc¨¦s introduce en el ep¨ªlogo y su manera de ir directamente al bulto humor¨ªstico, Venecia bajo la nieve est¨¢ en la estela del caf¨¦ teatro y del astrac¨¢n. No faltan retru¨¦canos ("la guerra de los balcones" dice Juan por "la guerra de los Balcanes") ni r¨¦plicas enteras servidas en chuveno, lengua improvisada por Patricia cuando, porque no dec¨ªa ni mu, sus anfitriones la creen extranjera.
Un personaje tan pasado de vueltas como Juan requiere sujeci¨®n y un histrionismo exacto: Carlos Heredia se deja llevar por ¨¦l. En la mirada y en la actitud de Pablo Carbonell (Ram¨®n) deber¨ªa de aflorar de vez en cuando la opini¨®n que le merece la conducta de su antiguo amigo. Un poco demasiado evidente, la perplejidad de Eva Isanta ante los desatinos de Juan. Marina San Jos¨¦ acaba, poco a poco, haci¨¦ndose con el papel de ingenua tirando a tonta del bote, sin cargar las tintas, a la natural manera de Ver¨®nica Forqu¨¦. Tiene gracia el tramo final del espect¨¢culo, cuando el hu¨¦sped revela a sus anfitriones que Patricia es espa?ola, pero ellos, contra toda evidencia, se empecinan en seguir crey¨¦ndola chuvena. Ram¨®n decide entonces sumarse a la histri¨®nica impostura, vuelve a ser c¨®mplice de su chica y acaba reconquist¨¢ndola mientras se suceden los gags mejores.
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