Obama en Galicia
Fue Barack Obama el que levant¨® la liebre de la alternativa: o m¨¢s ayudas sociales subiendo la fiscalidad de las grandes fortunas y de las empresas del petr¨®leo, o bajada de las ayudas sociales manteniendo los privilegios fiscales de esas grandes fortunas y de las empresas petrol¨ªferas. Corr¨ªa el mes de junio de este a?o y el presidente estadounidense hablaba en Ciudad de M¨¦xico comenzando ya una nueva fase de una batalla que, en cierto modo, ha perdido, si se entiende como perder la situaci¨®n en que qued¨® Obama tras el acoso a la deuda p¨²blica de los Estados Unidos por parte del Partido Republicano. Imag¨ªnense a N¨²?ez Feij¨®o encar¨¢ndose con Inditex y con Pescanova o con sus principales rostros respectivos, al menos. Es lo que hay, que dir¨ªa alg¨²n alcalde gallego, refiri¨¦ndose a s¨ª mismo, en la ¨²ltima campa?a electoral.
Galicia no es una sociedad rica pero tiene empresas ricas para empezar a crear una riqueza solidaria
Otro rico americano, Warren E. Buffett, se puso al loro en The New York Times a mediados de agosto: Stop coddling the super-rich (Dejad de mimar a los superricos), que era un art¨ªculo provocador que ha sido contestado por algunos otros ricos o sus peones de brega. Dicen sus cr¨ªticos que esto no es cierto teniendo en cuenta una serie de datos colaterales, pero eso no tranquiliza al sentido com¨²n: los ricos, efectivamente, pagan poco, aunque en algunos casos puedan pagar m¨¢s que el resto de ciudadanos en porcentajes de aportaci¨®n. Sea o no as¨ª, lo que se debate es que pagan poco, no que paguen menos, aunque esto tambi¨¦n pueda ocurrir eventualmente.
Despu¨¦s fueron, en carta p¨²blica, los grandes empresarios franceses (L'Oreal, Danone, Total, Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, Veolia, Volvo, Peugeot-Citro?n....). Imag¨ªnense a Feij¨®o encar¨¢ndose a los nuestros que, impresionados por la ret¨®rica del presidente, correr¨ªan a recapitalizar al Banco Novacaixagalicia y este banco facilitar¨ªa as¨ª el cr¨¦dito para nuestra segunda modernizaci¨®n.
Las clases medias acomodadas alemanas, nos cuenta la prensa, reviven, a trav¨¦s de 50 importantes firmas, una petici¨®n similar a las que pretenden apretar la fiscalidad de los ricos en los pa¨ªses citados, que as¨ª lo podr¨ªan hacer si la idea cuaja, pero en este caso el impuesto ser¨ªa al patrimonio, con especiales recargas en ciertas condiciones.
Los italianos, sin embargo, bajo mandato de Berlusconi, no pondr¨¢n en marcha el impuesto de solidaridad a los ricos que el mismo Berlusconi hab¨ªa intentado promocionar. Han dado marcha atr¨¢s. Tampoco el Reino de Espa?a ha dicho nada sobre ello, salvo Rubalcaba, que parece hacerlo suyo y ha entablado una batalla verbal con el PP sobre esta cuesti¨®n. Una parte de la campa?a electoral girar¨¢ sobre todo ello, con toda probabilidad. Imag¨ªnense a Feij¨®o haciendo una petici¨®n/promesa sobre esa base.
Todo esto de la autopunici¨®n de las grandes fortunas es un paso nuevo en la historia del mundo (siempre hay an¨¦cdotas anteriores, claro) que podr¨ªa significar una ruptura con el cl¨¢sico esquema social: rico furioso a la defensiva, clases medias sin saber qu¨¦ hacer y clases populares indignadas. Esta ruptura con los usos y costumbres nos deja a todos desconcertados, desde luego a los soci¨®logos, acostumbrados a analizar la estructura social en funci¨®n de un cierto escenario pol¨ªtico que daba vida propia a cada clase social en el marco de las ideolog¨ªas. La estabilidad de esta rutina anal¨ªtica peligra. Lo peor de las grandes crisis es lo que obligan a pensar, aunque esto de pensar siempre es un lujo en el que muchos responsables de la crisis prefieren no perder el tiempo.
Para los acad¨¦micos de esta profesi¨®n anal¨ªtica el oficio de pensar es central, y debe hacerse sin muchos prejuicios. Espero que no se tome por prejuicio la creencia bien fundada en la incompatibilidad entre una sociedad fuertemente dividida por sus cleavages o fracturas de clase/riqueza y una sociedad equilibrada, al menos, por no dar ahora el salto conceptual a una "sociedad justa", que siempre tiene resonancias entendibles como ideol¨®gicas. Puede que Galicia no sea a d¨ªa de hoy una sociedad rica, pero s¨ª es una sociedad con empresas ricas, y quiz¨¢ sea posible, desde ah¨ª, empezar a crear riqueza eficiente y solidaria.
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