La chapuza de un edificio de 56 viviendas en Gondomar

Atrapados en la trapallada. Eso cabe decir de los compradores de las viviendas construidas en una parcela que el Ayuntamiento de Gondomar permut¨® con una promotora, Promociones Colmeiro y Mart¨ªnez S.A., a la que ahora denuncian por estafa e insolvencia punible. Una sentencia anul¨® en su momento la permuta porque con ella el Ayuntamiento perd¨ªa casi 800.000 euros, pero el fallo judicial no pudo ejecutarse porque ya estaba casi acabado el edificio -Baixa Redonda se llama- con las 56 viviendas del proyecto. Todas fueron vendidas, menos media docena que se qued¨® el promotor. Ahora los ocupantes de los pisos comprueban que el edificio "oscila de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo seg¨²n sea ¨¦poca de verano o invierno" y que se agrieta. El promotor aduce insolvencia y ni ¨¦l ni la aseguradora ni nadie se hace cargo del desprop¨®sito..

El inmueble se construy¨® en una parcela permutada por el Ayuntamiento

El origen del problema se remonta a 2003, cuando en Gondomar gobernaba Carlos Silva (PP), luego condenado por prevaricaci¨®n urban¨ªstica, y Alejandro G¨®mez, asimismo condenado por cohecho en otras actuaciones, era concejal de urbanismo. El Ayuntamiento obtuvo entonces la cesi¨®n de una parcela de 10.000 metros cuadrados que permut¨® por otras cuatro fincas, propiedad de Fernando Garc¨ªa Colmeiro, sin agrupar y con una superficie total de 1.450 metros, que fueron recalificados para uso comercial. PSOE y BNG iniciaron entonces un litigio contra el Gobierno de Gondomar que los tribunales sustanciaron en 2007.

"De la sentencia se deduce", alegan ahora los compradores de las viviendas en su denuncia a la fiscal¨ªa, "que fue supuestamente urdida una trama paralela por el gobierno municipal de aquella ¨¦poca, posteriormente condenados e inhabilitados la mayor¨ªa de sus integrantes por diversos delitos urban¨ªsticos, y Fernando Garc¨ªa Colmeiro". As¨ª, se se?ala el paralelismo de hechos como el paso a dominio municipal de la parcela de 10.000 metros, la constituci¨®n de la promotora y su adquisici¨®n de las fincas que luego permutar¨ªa, previa recalificaci¨®n de su uso. Garc¨ªa Colmeiro pag¨® adem¨¢s 300.000 euros al Ayuntamiento. Cuando el juzgado anul¨® la permuta, no pudo ejecutarse la sentencia porque el edificio estaba ya construido. El promotor intent¨® compensar el desfase de las valoraciones de la permuta con plazas de garaje para el Ayuntamiento, aunque al cabo tuvo que pagarle otros 800.000 euros. De aquellos polvos vienen estos lodos.

El edificio fue proyectado por el arquitecto Borja Ramilo, condenado posteriormente por cohecho en la misma causa que el concejal de urbanismo, Alejandro G¨®mez. El edificio iba a tener una planta de s¨®tano para garajes, pero finalmente se excavaron otras dos plantas para ese fin, con las chapuzas documentales que siguen.

El estudio geot¨¦cnico para el c¨¢lculo de la cimentaci¨®n y estructura del edificio refiere en su memoria una planta de subsuelo, pero "el c¨¢lculo de hormig¨®n del mismo", dice la denuncia de los propietarios, "est¨¢ rotulado como obra Edificio Promociones Canarias 100 Salvatierra. "Para el proyecto de la ampliaci¨®n en la memoria de c¨¢lculo de estructura y proyecto", a?ade, "el arquitecto Borja Ramilo dice que se hace teniendo en cuenta el primer y ¨²nico estudio geot¨¦cnico, rotulando los c¨¢lculos de estructura como Edificio Promociones Fajo, que es la obra vecina".

Asi que el estudio geot¨¦cnico, seg¨²n la denuncia, "apenas llega a la capa donde se asent¨® la estructura, sin haber investigado la composici¨®n del suelo en capas inferiores y verificar que no existan composiciones inestables en un margen de seguridad aceptable". El resultado es que la cercan¨ªa del edificio al r¨ªo Mi?or hace que el subsuelo del mismo y sus cimentaciones est¨¦n sumergidas literalmente en agua y presente "graves alteraciones estructurales" que propician sus alteraciones flotantes, seg¨²n sea verano o invierno, y han provocado serios desperfectos en muchas de las propiedades.

A mayores, la calidad de los materiales empleados en la obra no coinciden, sobre todo en los acabados, con los mencionados en las memorias de calidad y en las compras de los pisos. Los compradores peritan ahora las diferencias entre lo comprometido y la realidad, pero ya son ostensibles puertas oxidadas donde se promet¨ªa acero inoxidable, cubiertas de chapa donde se hablaba de tejados, terrazos donde se dec¨ªan m¨¢rmoles o, directamente y por acabar, ausencia de persianas. Y nadie se hace cargo ni asume ninguna reparaci¨®n.