El m¨¢s serio del muelle

A los pocos meses de su inauguraci¨®n, octubre de 2009, Els Vents era ya un restaurante consolidado. Casi dos a?os despu¨¦s, con el equipo perfectamente rodado, se ha convertido en un lugar donde se come bien pero que parece haber surgido de una d¨¦cada anterior. Tal es el prop¨®sito de su propietario, el joven cocinero Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez, en cuyo curr¨ªculo figuran aprendizajes en restaurantes de tanta envergadura como Zuberoa (Oyarzun), Drolma (Barcelona) y Rodero (Pamplona). Es l¨®gico que sus platos, de corte contempor¨¢neo, respiren un clasicismo renovado y que la carta abunde en sugerencias de temporada con arreglo a la rotaci¨®n estacional. Setas y caza en oto?o, trufas en invierno, verduras en primavera, at¨²n y sopas fr¨ªas en verano. Respeto riguroso a la naturaleza que cada vez se observa menos en todos lados. Ortodoxia que se hace extensiva al servicio de sala, que dirige Tom¨¢s Moreno, locuaz y muy concienciado. O a la ambientaci¨®n de sus comedores, incluidos manteles y cristaler¨ªa, particularmente cuidados. Y a la lista de vinos, que dirige el sumiller Jacobo Anguiano, que gestiona marcas de medio mundo a precios moderados. En suma, un reparto de papeles riguroso que alcanza a la propia cocina, cuyo jefe, Vittorio Bedin, trabaja a las ¨®rdenes de S¨¢nchez.

Medias raciones y tapitas

Hablamos de un restaurante serio, de ideas claras, que por su emplazamiento, a media altura sobre el muelle del puerto de Alicante, rodeado de una oferta hostelera mucho m¨¢s desenfadada, parece asentarse en el lugar inadecuado. Y sin embargo no es del todo as¨ª. La casa brinda la opci¨®n de negociar medias raciones y tapitas y componer men¨²s informales. Tampoco la carta, de enunciados tan rutinarios que casi incitan a salir corriendo, ayuda a comprender sus especialidades. De hecho, ni una sola de sus sugerencias aparenta lo que hay detr¨¢s. Despu¨¦s de los aperitivos de cortes¨ªa, sorprenden sus panes, grandes, de sabores agradables, que se sirven templados. De entrada un tartar de at¨²n con cerezas y queso de cabra, plato de alto riesgo (pescado, frutas y l¨¢cteos), que pocos se atrever¨ªan a explicar c¨®mo est¨¢ tan logrado. M¨¢s f¨¢cil de entender, el tartar de esparde?as y quisquillas, crust¨¢ceo en el que S¨¢nchez es un especialista, plato muy delicado. Aciertos que se hacen extensivos al tercer entrante, la ensalada de gazapo en escabeche con trufa de verano, muy armoniosa. A medida que avanza la degustaci¨®n quedan en evidencia dos de sus grandes m¨¦ritos, la habilidad para los ali?os y la calidad de las materias primas, patente en mariscos, carnes y pescados. No desmerece el steak tartar, de aderezo cl¨¢sico, y resulta muy fino el cabrito asado con pur¨¦. S¨¢nchez tampoco ignora que en Alicante es preceptivo cumplir con las dos debilidades gastron¨®micas de la ciudad, las salazones de pescado (huevas de at¨²n, de m¨²jol, mojama, bacalao) y los arroces, repertorio que incluye especialidades singulares, como el arroz de congrio y carabineros, el de pulpo y esparde?as, los de mero y los de at¨²n. Y para concluir algunos postres con altos y bajos acusados. Carece de inter¨¦s la sand¨ªa con maracuy¨¢ y citronela, es acertado el jugo de mel¨®n con helado, y fant¨¢stico el mundo de chocolate. A la hora de reservar, nada como su terraza con vistas sobre el puerto.