Brufau se gana el apoyo de La Caixa
La entidad catalana se convierte en ¨¢rbitro en Repsol tras el pacto entre Sacyr y Pemex

Con la globalizaci¨®n, el nacionalismo ha perdido fuerza como argumento financiero. Pero a¨²n despierta algunas inquietudes y goza de tir¨®n popular. Repsol, la primera empresa industrial espa?ola, puede cambiar de manos. Sacyr y Petr¨®leos Mexicanos (Pemex) han firmado un pacto cuyo fin ¨²ltimo es aparentemente hacerse con la gesti¨®n de la petrolera, desbancando a los actuales gestores encabezados por su presidente, Antonio Brufau. El Gobierno se ha apresurado a exigir la "espa?olidad" de la petrolera y ha obtenido garant¨ªas verbales de los firmantes. Pero la dif¨ªcil situaci¨®n financiera de la constructora, atenazada por la deuda de 5.000 millones que contrajo cuando adquiri¨® el 20% de Repsol, y la especial condici¨®n de la mexicana -una compa?¨ªa estatal sujeta completamente a las decisiones del Gobierno de turno- no son los mejores avales.
La caja se opone a cualquier intento de dar un vuelco a la c¨²pula directiva
Isidro Fain¨¦ le ha asegurado personalmente su respaldo a Brufau
En el Gobierno no hay unanimidad ante la operaci¨®n; el PP desconf¨ªa
Desde el pacto recuerdan la amplia presencia de firmas espa?olas en M¨¦xico
Como en todas las grandes operaciones, juegan varios actores y en varios escenarios. En el meramente empresarial, Sacyr repite su intento de tomar el control de la petrolera, como ya hizo en el pasado buscando aliados extranjeros, algunos bastante ex¨®ticos como la india Essar, la china Sinopec e incluso la rusa Lukoil, salpicada por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y mafia rusa. Ahora se ha buscado un aliado m¨¢s estable y con mejor prensa, pues no en vano Pemex es el accionista industrial m¨¢s antiguo de Repsol.
Del otro lado, queda la inc¨®gnita de la posici¨®n que adoptar¨¢n los otros accionistas. La Caixa, socio de referencia con el 12,8% del capital, puede resultar fundamental como ¨¢rbitro de la situaci¨®n. Y, seg¨²n fuentes conocedoras de las negociaciones, ha dado "un apoyo incondicional desde que se conoci¨® la operaci¨®n" a Brufau y su equipo.
Desde la caja catalana, que dijo en un comunicado que esperar¨ªa al pr¨®ximo consejo para exponer su posici¨®n, se insiste oficialmente en que estudiar¨¢n la situaci¨®n y que no quieren posicionarse hasta que lo hayan hecho. Pero seg¨²n las fuentes citadas, esa posici¨®n ser¨¢ la de ponerse al lado del equipo gestor y oponerse a cualquier plan de Sacyr-Pemex de intentar dar un vuelco en la c¨²pula directiva y controlar el poder ejecutivo de la compa?¨ªa. De hecho, han mantenido contactos a todos los niveles, "incluidos el pol¨ªtico", para defender el actual statu quo de la petrolera. Entre esos contactos, el primero fue del presidente de La Caixa, Isidro Fain¨¦, con Brufau para asegurarle personalmente su respaldo.
El pacto que ha desatado la alarma consiste en que Pemex eleve su participaci¨®n del 4,8% al 9,8% de forma que junto a Sacyr posean el 29,8% del capital; la votaci¨®n conjunta en todas las decisiones relevantes que se tomen en la petrolera (inversiones, ventas, retribuci¨®n de directivos...), y el nombramiento de un consejero delegado que asuma los poderes ejecutivos del actual presidente. En la pr¨¢ctica, se trata de tomar el control efectivo de la compa?¨ªa y decidir su futuro ante cualquier oferta que pueda llegar por la petrolera.
El perfil peculiar del presidente de Sacyr, Luis del Rivero, uno de los protagonistas estelares de la era dorada del ladrillo que dominaron el mundo empresarial espa?ol antes del pinchazo inmobiliario, a?ade incertidumbre al desenlace de la operaci¨®n. Su entrada en Repsol en 2006 se hizo al m¨¢s puro estilo inmobiliario, es decir, endeud¨¢ndose. Pidi¨® un pr¨¦stamo de 5.175 millones garantizado por las propias acciones, que supon¨ªa el 80% de su inversi¨®n total. Este mecanismo, conocido como apalancamiento, es el que usaron las inmobiliarias para sus compras. Se basa en la confianza de que las acciones (o los inmuebles y el suelo, en su caso) subir¨¢n en el futuro y, por tanto, siempre valdr¨¢n m¨¢s que al precio al que se compraron. Pero si ocurre lo contrario y la cotizaci¨®n cae, los bancos llaman a la puerta y exigen otras garant¨ªas adicionales. Y ah¨ª empiezan los problemas.
Eso es precisamente lo que ocurri¨® con el pinchazo inmobiliario y lo que le ha ocurrido a Sacyr en Repsol. Compr¨® su 20% por 6.525 millones, a un coste medio de 26,71 euros por acci¨®n, casi ocho euros por encima del valor del pasado lunes (este viernes cerraron a 19,79 euros), antes de anunciarse el pacto, por lo que si las vendiera ahora tendr¨ªa una minusval¨ªa de cerca de 2.000 millones, casi la capitalizaci¨®n burs¨¢til de todo Sacyr (2.190 millones).
El pr¨®ximo 21 de diciembre debe renegociar el cr¨¦dito de 4.908 millones y las entidades financieras quieren garant¨ªas adicionales a los t¨ªtulos. "No es que los bancos apoyen o dejen de apoyar la operaci¨®n. Los bancos quieren cobrar y punto. Y la ¨²nica manera de hacerlo es que Del Rivero se haga con el poder y empiece a vender activos, al precio que sea, en lotes o en un solo bloque, consiga el dinero que precisa v¨ªa dividendo o v¨ªa opa. Puede ser un aut¨¦ntico saqueo", advierten los detractores del constructor en la petrolera.
La otra v¨ªa de desconfianza viene por la parte de Pemex. "Lleva 20 a?os dormido en los consejos y ahora resulta que quiere m¨¢s visibilidad", apuntan las mismas fuentes. El hecho de que haya elegido la misma v¨ªa que Sacyr -recurriendo a deuda para financiar el 70% de la inversi¨®n necesaria para adquirir ese 5% adicional- tambi¨¦n levanta sospechas. Los mismos recelos que provoca que el banco que le ha asesorado en la compra del 4,62% que realiz¨® este viernes sea Cr¨¦dit Agricole, uno de los principales acreedores de Sacyr.
Los aliados de Sacyr y Pemex se defienden. Fuentes cercanas a estos indican que se trata de un acuerdo entre empresas y no se puede acusar a M¨¦xico de cerrar su mercado cuando, por ejemplo, el primer y tercer banco del pa¨ªs est¨¢n en manos del BBVA y Santander y hay m¨¢s de 2.000 empresas espa?olas con intereses en M¨¦xico, entre ellas La Caixa: la entidad catalana tiene un acuerdo accionarial con Inbursa, el grupo financiero del magnate Carlos Slim, que tambi¨¦n ha participado en la financiaci¨®n de Pemex.
La batalla se libra tambi¨¦n en el ¨¢mbito pol¨ªtico. En el seno del Gobierno no hay unanimidad. La operaci¨®n cuenta con el aval del ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n. Su apelaci¨®n a la espa?olidad de la compa?¨ªa es m¨¢s ret¨®rica que real a juzgar por su actuaci¨®n en Endesa, en cuya entrada se vet¨® a la alemana E.ON para luego dejarla caer en poder de la italiana Enel, controlada por el Gobierno de Silvio Berlusconi. La Comisi¨®n Nacional de Energ¨ªa tambi¨¦n se ha lavado las manos ante la operaci¨®n.
Pero otros departamentos, como el Ministerio de Econom¨ªa, no ven con las mismas simpat¨ªas el acuerdo, m¨¢xime a dos meses y medio de las elecciones generales. El ejemplo dado por el Ejecutivo argentino, que ha convocado de urgencia al consejo de YPF, el exmonopolio petrolero del pa¨ªs austral ahora en manos de Repsol (57%), para que tanto Sacyr como Pemex den explicaciones y garant¨ªas deja a¨²n m¨¢s en evidencia la apat¨ªa del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
La posici¨®n del PP es, como en casi todo, una inc¨®gnita. Pero Del Rivero no goza de las simpat¨ªas del equipo econ¨®mico de los populares, que si acceden al poder podr¨ªan activar los mecanismos regulatorios para entorpecer cualquier movimiento. No le perdonan al constructor que sirviera de ariete para intentar desembarazarse de Francisco Gonz¨¢lez del BBVA, a cuya presidencia lleg¨® bajo el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Tal vez por ello y, sobre todo por el cr¨¦dito, Del Rivero tenga mucha prisa por dar el siguiente paso. La junta de accionistas tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.

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