La econom¨ªa de la felicidad
Vivimos en una ¨¦poca de v¨¦rtigo. A pesar de la riqueza total sin precedentes del mundo, existe una gran inseguridad, un gran malestar y una gran insatisfacci¨®n. En EE UU, una amplia mayor¨ªa de los ciudadanos creen que el pa¨ªs est¨¢ "en el camino equivocado". El pesimismo se ha disparado. Lo mismo es v¨¢lido en muchos otros lugares.
Frente a este contexto, ha llegado la hora de volver a considerar los motivos b¨¢sicos de la felicidad en nuestra vida econ¨®mica. La b¨²squeda implacable de mayores ingresos est¨¢ conduciendo a una desigualdad y a una ansiedad sin precedentes, y no a una mayor felicidad y satisfacci¨®n en la vida. El progreso econ¨®mico es importante y puede mejorar marcadamente la calidad de vida, pero solo si es un objetivo que se persigue junto con otros.
La b¨²squeda implacable de mayores ingresos est¨¢ conduciendo a una desigualdad y a una ansiedad sin precedentes
En este sentido, el reino de But¨¢n, en el Himalaya, viene liderando el camino. Hace 40 a?os, el joven y flamante cuarto rey de But¨¢n hizo una elecci¨®n notable: But¨¢n deb¨ªa perseguir la "felicidad nacional bruta" (FNB) en lugar del producto interior bruto (PIB). Desde entonces, el pa¨ªs ha experimentado una estrategia alternativa y hol¨ªstica para el desarrollo que hace hincapi¨¦ no solo en el crecimiento econ¨®mico, sino tambi¨¦n en la cultura, la salud mental, la compasi¨®n y la comunidad.
Decenas de expertos recientemente se reunieron en la capital de But¨¢n, Thimphu, para analizar la experiencia del pa¨ªs. Fui uno de los anfitriones junto con el primer ministro de But¨¢n, Jigme Thinley, un l¨ªder en materia de desarrollo sostenible y un gran defensor del concepto de FNB. Nos reunimos tras una declaraci¨®n de la Asamblea General de Naciones Unidas del mes de julio que inst¨® a los pa¨ªses a examinar de qu¨¦ manera las pol¨ªticas nacionales pueden promover la felicidad en sus sociedades.
Todos los que nos reunimos en Thimphu coincidimos en la importancia de buscar la felicidad en lugar de la riqueza nacional. La cuesti¨®n que analizamos es c¨®mo alcanzar la felicidad en un mundo que se caracteriza por la r¨¢pida urbanizaci¨®n, los medios de comunicaci¨®n de masas, el capitalismo global y la degradaci¨®n ambiental. ?De qu¨¦ manera puede reordenarse nuestra vida econ¨®mica para volver a crear una sensaci¨®n de comunidad, confianza y sostenibilidad ambiental?
He aqu¨ª algunas de las conclusiones iniciales.
Primero: no deber¨ªamos denigrar el valor del progreso econ¨®mico. Cuando la gente tiene hambre, carece de las necesidades b¨¢sicas como agua potable, atenci¨®n m¨¦dica y educaci¨®n, y no tiene un empleo digno, sufre. El desarrollo econ¨®mico que alivia la pobreza es un paso vital para fomentar la felicidad.
Segundo: la b¨²squeda incesante del PIB sin tener en cuenta otros objetivos tampoco conduce a la felicidad. En EE UU, el PIB aument¨® marcadamente en los ¨²ltimos 40 a?os; no as¨ª la felicidad. Por el contrario, la b¨²squeda inquebrantable del PIB llev¨® a grandes desigualdades en materia de riqueza y poder, aliment¨® el crecimiento de una vasta subclase, sumergi¨® a millones de ni?os en la pobreza y caus¨® una seria degradaci¨®n ambiental.
Tercero: la felicidad se logra a trav¨¦s de una estrategia equilibrada frente a la vida por parte tanto de los individuos como de las sociedades. Como individuos, no somos felices si se nos niegan nuestras necesidades elementales, pero tampoco somos felices si la b¨²squeda de mayores ingresos reemplaza nuestra dedicaci¨®n a la familia, los amigos, la comunidad, la compasi¨®n y el equilibrio interno. Como sociedad, una cosa es organizar las pol¨ªticas econ¨®micas para que los niveles de vida aumenten y otra muy distinta es subordinar todos los valores de la sociedad a la b¨²squeda de ganancias.
Sin embargo, la pol¨ªtica en EE UU permiti¨® cada vez que las ganancias empresariales dominaran todas las dem¨¢s aspiraciones: imparcialidad, justicia, confianza, salud f¨ªsica y mental y sostenibilidad ambiental. Los aportes corporativos a la campa?a cada vez socavan m¨¢s el proceso democr¨¢tico, con la bendici¨®n del Tribunal Supremo de EE UU.
Cuarto: el capitalismo global plantea muchas amenazas directas a la felicidad. Est¨¢ destruyendo el medio ambiente natural a trav¨¦s del cambio clim¨¢tico y otros tipos de contaminaci¨®n, mientras que una corriente implacable de propaganda de la industria petrolera hace que mucha gente desconozca esta situaci¨®n. Est¨¢ debilitando la confianza social y la estabilidad mental, mientras que la prevalencia de la depresi¨®n cl¨ªnica aparentemente est¨¢ en aumento. Los medios de comunicaci¨®n de masas se han convertido en lugares desde donde transmitir los mensajes corporativos, muchos de ellos manifiestamente en contra de la ciencia, y los estadounidenses padecen un creciente rango de adicciones de consumo.
Consideremos de qu¨¦ manera la industria de la comida r¨¢pida utiliza aceites, grasas, az¨²car y otros ingredientes adictivos para crear una dependencia poco saludable de alimentos que contribuyen a la obesidad. Un tercio de los estadounidenses hoy son obesos. En definitiva, el resto del mundo seguir¨¢ sus pasos a menos que los pa¨ªses restrinjan las pr¨¢cticas corporativas peligrosas; entre ellas, la publicidad de alimentos adictivos y poco saludables para los j¨®venes.
El problema no es solo la comida. La publicidad masiva contribuye a muchas otras adicciones de consumo que implican grandes costes para la salud p¨²blica; entre ellas, un tiempo excesivo frente al televisor, apuestas, consumo de drogas, tabaquismo y alcoholismo.
Quinto: para promover la felicidad, debemos identificar los muchos factores m¨¢s all¨¢ del PIB que pueden aumentar o reducir el bienestar de la sociedad. La mayor¨ªa de los pa¨ªses invierten para medir el PIB, pero gastan muy poco para identificar las causas de la mala salud (como la comida r¨¢pida y el tiempo excesivo frente al televisor), la ca¨ªda de la confianza social y la degradaci¨®n ambiental. Una vez que entendamos estos factores podremos actuar.
La b¨²squeda demencial de ganancias empresariales nos est¨¢ amenazando a todos. Sin duda, deber¨ªamos respaldar el crecimiento econ¨®mico y el desarrollo, pero solo en un contexto m¨¢s amplio que promueva la sostenibilidad ambiental y los valores de la compasi¨®n y la honestidad que se necesitan para generar confianza social. La b¨²squeda de la felicidad no deber¨ªa estar confinada al bello reino monta?oso de But¨¢n.
Jeffrey D. Sachs es profesor de econom¨ªa y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia. Tambi¨¦n es asesor especial del secretario general de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. ? Project Syndicate, 2011.
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