Carlos Ballesteros, instituci¨®n de la escena espa?ola durante medio siglo
El actor, escritor y director represent¨® m¨¢s de un centenar de obras
El actor y director teatral Carlos Ballesteros, uno de los grandes del teatro desde los a?os cincuenta, falleci¨® el pasado domingo en M¨®stoles (Madrid) a los 75 a?os, a causa de un c¨¢ncer hep¨¢tico. El int¨¦rprete no tendr¨¢ entierro, ni ser¨¢ incinerado, ya que hab¨ªa donado su cuerpo a la ciencia.
Ballesteros naci¨® la Nochevieja de 1935 en Zaragoza. Tras una temporada en la costa alicantina, desde hace a?os resid¨ªa en Navalcarnero (Madrid), donde el a?o pasado asumi¨® la direcci¨®n de la escuela municipal de teatro cl¨¢sico, su ¨²ltimo gran proyecto, al que se hab¨ªa entregado con ilusi¨®n y empe?o.
Con ¨¦l se marcha un int¨¦rprete ecl¨¦ctico e incansable que tambi¨¦n tuvo tiempo de cultivar la literatura humor¨ªstica, como demostr¨® con su reciente obra Para cuando se canse de leer a James Joyce, una novela de corte bufo con la que la cr¨ªtica le situ¨® en la estela de Enrique Jardiel Poncela y el humor hilarante de la revista La Codorniz. Un humor que nunca dej¨® de ejercer y por el que sus amigos le recordar¨¢n en su trato personal y en sus varias piezas de caf¨¦-teatro, as¨ª como en su adaptaci¨®n teatral de Dr¨¢cula, en clave de humor negro. En enero de 1995 public¨® su primer libro Ch¨²pate esa, Teresa, divertimento que narra la biograf¨ªa de un vampiro actual que lucha por su especie, en v¨ªas de extinci¨®n.
Era uno de los int¨¦rpretes que m¨¢s apreciaban p¨²blico y compa?eros
Su trayectoria abarca el repertorio internacional y nacional
Tambi¨¦n mantuvo desde joven una prol¨ªfica actividad pict¨®rica, afici¨®n a la que se enganch¨® desde sus tiempos de estudiante de arquitectura, que simultane¨® con los con los de Filosof¨ªa y Letras, aunque pronto abandon¨® ambos para dedicarse al teatro.
Ballesteros, mucho m¨¢s c¨¦lebre como actor, tambi¨¦n dirigi¨® varios montajes. Su ¨²ltimo trabajo fue una puesta en escena de su propio texto Esperando al se?or S, que estren¨® en el Teatro Espa?ol de Madrid. Sus primeras interpretaciones tuvieron lugar en el TEU de Filosof¨ªa y Letras, en el teatro de c¨¢mara Los Independientes y en el Teatro Popular Espa?ol, de Anastasio Alem¨¢n.
Particip¨®, desde 1957 y hasta el comienzo del nuevo siglo, en m¨¢s de cien montajes de relevancia, muchos de ellos de autores cl¨¢sicos. Se retir¨® en 2000 tras participar en La malquerida, de Jacinto Benavente, pero antes se hab¨ªa atrevido con Calder¨®n, Zorrilla, Buero Vallejo, Lope de Vega, Cervantes, Valle-Incl¨¢n, Alfonso Sastre y casi todos los dramaturgos espa?oles de relieve, adem¨¢s de Shakespeare, Ibsen, Moli¨¨re, Steinbeck, Poe o Esquilo.
Su trabajo para la pantalla grande no fue tan prol¨ªfico, pero abarca una veintena de t¨ªtulos. Entre ellos destacan sus papeles protag¨®nicos en producciones como Tatuaje (Bigas Luna, 1976), La espada negra (Francisco Rovira Beleta, 1976), Nunca en horas de clase (Jos¨¦ Antonio de la Loma, 1978) o Locas vacaciones, que Hubert Frank rod¨® en Torremolinos all¨¢ por 1985. Pero el gran p¨²blico le identifica sobre todo con su entra?able papel de Nicol¨¢s en M¨¦dico de familia (1995), serie en la que encarnaba al suegro de Emilio Arag¨®n.
Era uno de los profesionales m¨¢s apreciados por el mundo teatral. Tanto por sus compa?eros de profesi¨®n como por los espectadores, muchos de los cuales acud¨ªan al teatro cuando Ballesteros estaba en el reparto, sin importarles la obra ni otras caracter¨ªsticas del montaje. Y siempre le aplaud¨ªan calurosamente sus sobrias y notables interpretaciones, de impecable factura.
Considerado uno de los hombres m¨¢s atractivos de la escena espa?ola, compa?eras suyas como Concha Velasco y Pilar Bardem recordaban ayer lo "guap¨ªsimo" que era. "Yo siempre les dec¨ªa a los j¨®venes actores que empezaban en el oficio: 'a ver si aprend¨¦is a besar como Ballesteros encima de un escenario", recordaba ayer Bardem, quien adem¨¢s de trabajar con ¨¦l en numerosas ocasiones, estaba ligada al actor por una amistad que databa de los tiempos en los que ambos empezaron en el teatro universitario. "Era un actor espl¨¦ndido, un dibujante excepcional y naci¨® para estar vestido de romano, porque nadie ha estado as¨ª de romano, tan guapo...".
Velasco, que ha coincidido en varias ocasiones con el actor desaparecido y protagoniz¨® con ¨¦l en los a?os setenta Abelardo y Elo¨ªsa, se llen¨® anoche de a?oranza a la hora de recordar a uno de los compa?eros m¨¢s queridos: "Aquella funci¨®n fue uno de los mayores ¨¦xitos de mi carrera; recuerdo cuando aparec¨ªa en el escenario haciendo de monje; la gente aplaud¨ªa por c¨®mo sal¨ªa ¨¦l, impresionante y tan atractivo, porque era m¨¢s guapo que Paul Newman y encima un primer¨ªsimo actor", se?al¨® la actriz, quien no dej¨® de mencionar lo buen compa?ero que era: "Sobre todo en aquella situaci¨®n, porque nos amenazaron de muerte y con bombas y todo por aquella funci¨®n", coment¨® la actriz; "sal¨ªamos envueltos en unas mallas, de otra manera no lo hubiera permitido la censura, [eran los a?os setenta], pero parec¨ªa que est¨¢bamos desnudos y nos d¨¢bamos un revolc¨®n en el suelo, fue tremendo, pero trabajar con ¨¦l era maravilloso", recordaba.
Anoche, Andr¨¦s Pel¨¢ez, director del Museo Nacional del Teatro, recordaba un aspecto importante de Ballesteros, muy poco conocido, como era su participaci¨®n en el teatro ambulante: en los a?os setenta y ochenta Ballesteros recorri¨®, con un pu?ado de actores y un carro, numerosos pueblos en los que representaba textos de Cervantes y Lope, a la manera de las Misiones Pedag¨®gicas de la II Rep¨²blica Espa?ola que presidi¨® el dramaturgo Alejandro Casona. Lo m¨¢s loable es que Ballesteros llev¨® a cabo este proyecto siendo ya una primer¨ªsima figura del teatro.
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