La peste
?Asistimos a una crisis o a una peste de miedo provocada? De Naomi Klein y su "doctrina del choque", en la que profetiz¨® el auge de un capitalismo del desastre, podemos hoy decir lo que de la literatura de Kafka en su propia met¨¢fora: escribi¨® "como un reloj que adelanta". The shock doctrine se public¨® en 2007, y fue criticado con sorna como un panfleto por los ventr¨ªlocuos del complejo medi¨¢tico-financiero, entre otras cosas por poner con las verg¨¹enzas al aire a la econom¨ªa friedmanita. Una econom¨ªa golpista, y lo digo en sentido metaf¨®rico, mar¨ªtimo, que no se me incomoden los disc¨ªpulos del talentoso premio Nobel y asesor de macroeconom¨ªa espiritual del fil¨¢ntropo Pinochet. A lo que vamos. Seg¨²n Milton Friedman, "solo una crisis produce un verdadero cambio". Siempre, claro, que las ideas adecuadas "anden por ah¨ª". Y vaya si andan. Nada de quilombos perif¨¦ricos. Esta peste que se extiende en las viejas metr¨®polis tiene el contrapunto del ¨¦xtasis friedmanita, con c¨®micos n¨²meros de farsa. Grupos desesperados de ricos intentan en vano que les suban los impuestos, conscientes los magnates de que pagan menos tasas que sus ch¨®feres. A este paso, van a conseguir la exenci¨®n total, para que se jodan por traidores. Mientras tanto, la nueva dirigencia de los conservadores republicanos, con el Tea Party, esa infusi¨®n con adictos globales, se ha fijado como objetivo recaudatorio en los m¨¢s pobres. Al fin y al cabo, los homeless duermen en los bancos. Cuando todo gira en un carrusel de cifras irreales, tambi¨¦n todo el resto se va contagiando de irrealidad. As¨ª pas¨® en los a?os treinta, recuerda Steiner. Y lleg¨® la irrealidad. Lo inhumano. La peste. Al final de El a?o de la peste, de Defoe, un friedmanita cantaba alegre: "Terrible peste Londres asol¨® / En mil seiscientos sesenta y cinco; / Cien mil almas se llev¨®. / ?Pero yo sobrevivo!".
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