?Oh, Miguel ?ngel!
La Capilla Sixtina es la estrella de los Museos Vaticanos de Roma, que guardan obras de Miguel ?ngel, Rafael, Botticelli y Bramante, entre otros genios
En la entrada del museo m¨¢s grande del estado m¨¢s peque?o del mundo hay colocado un mosaico en forma de medall¨®n que representa el c¨¦lebre episodio del rapto en el cielo del joven Gan¨ªmedes por el ¨¢guila de Zeus -o el dios mismo transformado en ¨¢guila- para convertirlo en su divino copero y amante m¨¢s querido. Resulta cuanto menos curioso que las colecciones de los Museos Vaticanos aparezcan hoy como un armario abierto, y si Zeus no dud¨® en ser lesbiana o transexual, toro o lluvia dorada para conseguir los favores de mortales y dioses, tambi¨¦n aqu¨ª Miguel ?ngel, Leonardo y Caravaggio raptan nuestra mirada entre miles de turistas y viajeros de todas las edades y razas que con sus c¨¢maras buscan la imagen sublime, una fotograf¨ªa, para despu¨¦s disolverse en la errabunda provisionalidad de la gran ciudad.
Enmarcados en el ala este de la bas¨ªlica m¨¢s importante y suntuosa de la cristiandad, los Museos Vaticanos viven de espaldas al vecino y popular Trast¨¦vere, un barrio cuyos habitantes afirman ser los aut¨¦nticos romanos.
Estos palacios edificados por Julio II, Inocencio VIII y Sixto IV -los papas renacentistas que fueron integrando en una sola colecci¨®n las obras acumuladas por anteriores pont¨ªfices- se despliegan como un libro abierto de la Historia del Arte Universal para exhibir sus momias egipcias, antig¨¹edades etruscas y griegas; estatuas y mosaicos romanos, o los preciados c¨®dices, secretamente archivados en los armarios de la Biblioteca Vaticana (una biblioteca de bibliotecas, con los fondos de la Reina Cristina de Suecia, el duque de Urbino y de las grandes familias de los Borghese y los Barberini); los frescos de la capilla Sixtina, de Miguel ?ngel, o las stanze de Rafael. Y como corolario, la oscura y elegante Pinacoteca Vaticana. El recorrido se hace en un solo sentido, y puede durar entre 90 minutos y cinco horas.
Jard¨ªn del Belvedere
Proyectado por Donato Bramante, quien se inspir¨® en los vestigios y las descripciones literarias de villas y palacios romanos, este jard¨ªn est¨¢ considerado la primera piedra de los Museos Vaticanos. A principios del siglo XVI, el cardenal Giuliano della Rovere, nombrado Papa con el nombre de Julio II (1505- 1515), mand¨® colocar en el patio octogonal de su palacete veraniego copias romanas de bronces griegos del siglo V antes de Cristo a la manera de un Parnaso ideal.
El ambiente creado con los m¨¢rmoles antiguos, muy cerca de la tumba de San Pedro, instru¨ªa a los hu¨¦spedes del Papa que llegaban a Roma para estudiar la antig¨¹edad cl¨¢sica.
En este jard¨ªn se instal¨® el espl¨¦ndido grupo escult¨®rico del Laocoonte (siglo I), originario de Rodas, con la colosal estatua del Nilo a su espalda y la del T¨ªber enfrente. En su hornacina, el vol¨¢til Hermes y la Venus Felix compiten en extra?eza con el singular Torso, una piedra aparentemente informe que maravill¨® a Miguel ?ngel. S¨®lido e impenetrable, el Apoxiomenos es la copia en m¨¢rmol (siglo I despu¨¦s de Cristo) de una estatua de bronce ejecutada por Lisipo, el escultor predilecto de Alejandro, en torno al 330 antes de Cristo que representa a un atleta en una revolucionaria postura, justo en el momento en que se est¨¢ quitando con un estr¨ªgil la mezcla de aceite y arena que los luchadores sol¨ªan usar antes del combate.
Escalinata de Bramante
Si las muchedumbres lo permiten, nos abriremos paso contra corriente para descubrir uno de los secretos menos publicitados de los Museos Vaticanos. Sin acceso p¨²blico desde principios del siglo XX, los m¨¢s avispados se pueden colar por detr¨¢s de una de las hornacinas del llamado Jard¨ªn de la Lumaca y mirar a trav¨¦s del cristal de una peque?a puerta: desde all¨ª se puede ver la escalinata de Bramante, una rampa helicoidal enriquecida por una elegante columnata de granito, con los tres ¨®rdenes arquitect¨®nicos, d¨®rico, j¨®nico y corintio. La rampa daba acceso al jard¨ªn del palacete de Julio II y su estructura, con pelda?os anchos y bajos, permit¨ªa el paseo a caballo. Un poco m¨¢s adelante, se abren por fin las estancias vaticanas que evocan intencionadamente la imponente arquitectura romana, con sus grandes b¨®vedas, las hornacinas que acogen las estatuas y los mosaicos antiguos. Antes de acceder a las galer¨ªas, contemplemos por un instante, a trav¨¦s de una vidriera del Atrio de las Corazas, la bas¨ªlica de San Pedro y la grandiosa C¨²pula de Miguel ?ngel.
El zoo de m¨¢rmol
Este zool¨®gico, abigarrado como un fresco ¨¦pico, exhibe hileras de bestias ex¨®ticas -centauros, grifones, f¨¦nix, minotauros- que duermen su sue?o de piedra al lado de otras m¨¢s dom¨¦sticas. En la galer¨ªa contigua, la Sala de los Bustos es un laboratorio ejemplar para el estudio del retrato; destacan los de Cat¨®n y Porcia, el retrato p¨®stumo de Julio C¨¦sar, el de Augusto coronado de Espigas y el del preferido de Adriano, Antinoo, que reposa en toda su desnudez heroica.
La galer¨ªa de cartas geogr¨¢ficas
Este ciclo de las pinturas murales reivindica su indiscutible originalidad por las considerables dimensiones de sus mapas -m¨¢s de 120 metros- y por la idea de distribuir las representaciones geogr¨¢ficas de los territorios de la Iglesia a lo largo de las paredes para que formara un modelo tridimensional de toda la pen¨ªnsula.
Los cuarenta mapas pintados al fresco son la piedra Rosetta de los actuales Google Earth, colocados de derecha e izquierda dependiendo de si las regiones estaban ba?adas por el Adri¨¢tico o el Tirreno, considerando los Apeninos como elemento divisorio. La b¨®veda de ca?¨®n es una apoteosis iconogr¨¢fica que enlaza la geograf¨ªa y la historia, en un atlas de la cristiandad destinado a consagrar cada palmo de tierra italiana como Nueva Tierra Santa.
Pinturas del Beato Ang¨¦lico
En el primitivo n¨²cleo del Palacio Pontificio est¨¢n las estancias nicolinas, construidas en la gran ¨¦poca de Nicol¨¢s V (1447-1455), el Papa humanista que se rode¨® de artistas y literatos para llevar el Renacimiento a la residencia papal y promover el gran urbanismo de Roma tal y como la conocemos hoy en d¨ªa.
La Capilla Nicolina, parva et secreta -lo opuesto a la magnificencia de la Sixtina- era de uso privado del pont¨ªfice, y est¨¢ decorada con los frescos de Fra Ang¨¦lico que narran la vida de los m¨¢rtires San Esteban y San Lorenzo. Las escenas est¨¢n divididas mediante elementos arquitect¨®nicos cl¨¢sicos como arcos de medio punto. Por este ambiente arquitect¨®nico, se tiene la impresi¨®n de estar sumergido en una Jerusal¨¦n de edificios que recuerdan a las ciudades toscanas del siglo XV.
Estancias de Rafael
Fueron las habitaciones de Julio II y se hallan en el segundo piso del palacio Pontificio. En 1508 y por consejo de Bramante, el Papa encarg¨® al joven pintor de Urbino la decoraci¨®n de sus aposentos. Rafael respet¨® la b¨®veda pintada por su maestro Perugino, pero modific¨® las antiguas de Piero de la Francesca, el Beato Ang¨¦lico y Luca Signorelli. Durante el pontificado de Le¨®n X y Clemente VII (Julio de M¨¦dicis, 1523- 1534) algunas salas fueron completadas por los pupilos del pintor siguiendo sus dise?os.
El inicio del tour rafaelino comienza en la Sala de Constantino, que fue la ¨²ltima que se pint¨®, y sigue por la Estancia del Sello y las de Heliodoro y del Incendio, con las alegor¨ªas femeninas de la Teolog¨ªa, Filosof¨ªa, Poes¨ªa y Justicia. Por La Escuela de Atenas, cen¨¢culo del platonismo, desfilan los protagonistas de nuestros libros escolares de filosof¨ªa, reunidos como centinelas del Estado ideal. Rafael los represent¨® con los rostros de sus contempor¨¢neos: Plat¨®n como Leonardo, Her¨¢clito como Miguel ?ngel, Euclides como Bramante... el astr¨®nomo Zoroastro, S¨®crates, vestido con una capa verde oliva, el proto-zen Di¨®genes, Epicuro el hedonista, Pit¨¢goras.... y en la parte derecha, el autorretrato del autor, que mira hacia el espectador.
La Capilla Sixtina
Sixto IV la mand¨® erigir sobre el emplazamiento de una antigua fortaleza medieval, de ah¨ª su perfil almenado. Su estructura arquitect¨®nica tiene unas proporciones an¨¢logas a las del templo de Jerusal¨¦n y en ella ten¨ªan lugar los c¨®nclaves para la elecci¨®n del pont¨ªfice: los cardenales, que permanec¨ªan en aislamiento absoluto, utilizaban -y a¨²n hoy lo hacen- una estufa dotada de un largo tubo del que sal¨ªa humo blanco o negro, que comunica a los fieles de la plaza de San Pedro el resultado de cada votaci¨®n.
El Papa decidi¨® que la decoraci¨®n de la capilla deb¨ªa formar una unidad inseparable como narraci¨®n de los ciclos b¨ªblicos, con las historias de Mois¨¦s y de Cristo. Para ello cont¨® con el genio de los m¨¢s grandes pintores del siglo XV de las regiones de la Umbr¨ªa y Toscana: Perugino, Botticelli, Ghirlandaio, Rosselli y Signorelli (que se representan a s¨ª mismos en los cuadros como espectadores de la escena).
Al principio, la b¨®veda fue concebida como un cielo estrellado: sobre un fondo azul se aplicaron esferas de cera dorada que a la luz tr¨¦mula de las velas reproduc¨ªan el efecto de la luz incierta de las estrellas en la c¨²pula celeste.
Los frescos pintados por Miguel ?ngel, entre 1508 y 1541, sustituyeron aquel cielo; en ¨¦l, el gran escultor transfiri¨® sus dotes con la piedra a la pintura, en las escenas del G¨¦nesis y de las profetas paganas, las sibilas (cuyos modelos eran hombres), y en el Juicio Universal del Altar Mayor.
Los trabajos de restauraci¨®n de la d¨¦cada de los ochenta, que restituyeron la pel¨ªcula pict¨®rica original, revelaron un dinamismo y unas variaciones de luz en la superficie (el tornasolado o cambio de color) y un brillo inesperado.
La pinacoteca vaticana
Se trata de una de las colecciones m¨¢s singulares de pintura sacra: destacan el grupo de los iconos, la Piet¨¢, de Giovanni Bellini, el Descendimiento de Caravaggio (que ha sido cedido temporalmente al Museo del Prado) y el cuadro del San Jer¨®nimo inacabado, de Leonardo, que se encontr¨® en el siglo XIX partido en dos mitades; cuentan que una de las tablas hab¨ªa servido de tapa de cofre en un anticuario, y la otra de taburete a un zapatero. Puede que sea solo una leyenda, pero si non ¨¦ vera, ¨¦ ben trovata.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Turismo de Roma (www.turismoroma.it)
C¨®mo llegar
? Ryan Air (www.ryanair.com) tiene vuelos de Madrid a Roma Fiumicino desde unos 50 euros; desde Barcelona, a partir
de 21 euros.
? Easy Jet (www.easyjet.com) vuela a Roma Ciampino desde Madrid desde 54 euros.
Visitas
? Museos Vaticanos (http://mv.vatican.va). La web oficial permite adquirir distintos tiques al recinto, que oscilan entre los 15 y los 30 euros dependiendo si incluyen gu¨ªas. Desde la semana pasada y hasta el 28 de octubre los museos abren los viernes por la noche, hasta las 23.00.
? Pase Omnia Roma y Vaticano (www.omniavaticanrome.org) Este nuevo pase todo incluido de Roma y el Vaticano es v¨¢lido durante tres d¨ªas y por 85 euros garantiza el acceso r¨¢pido a los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina, San Pedro, el Coliseo o el Foro, y adem¨¢s incluye tours en minibus y audio gu¨ªas en varios monumentos.
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