Le¨®n de Oro a un indigerible 'Fausto'
El director Aleksander Sokurov obtiene el triunfo en un festival de gran nivel - La favorita, 'Shame', logra los premios al mejor actor y el de la cr¨ªtica
Ha sido la mejor Mostra que yo recuerdo en demasiados y lamentables a?os, una programaci¨®n que te despejaba las lega?as al madrugar y no convert¨ªa en un oficio deprimente esa cosa tan rara de ser cr¨ªtico de cine, al acudir con ilusi¨®n a pel¨ªculas firmadas por directores cuya obra siempre te ha ofrecido garant¨ªas, o al menos expectaci¨®n, gente en posesi¨®n del lenguaje que precisan sus historias, autores que jam¨¢s han recurrido a ese recurso utilizado por tanto falsario o irremediable impotente de hacer sus pel¨ªculas de espaldas a algo tan real llamado p¨²blico, ese p¨²blico en el que conviven listos y simples, acomodaticios y exigentes, sofisticados y convencionales. Pero todos esos directores tienen claro algo tan obvio como que el cine necesita espectadores, no se refugian en las subvenciones estatales o culturales exigiendo al poder que financie un presunto arte que solo es apreciable en sus cuentas corrientes, en la admiraci¨®n absoluta de su familia y allegados y en el consenso de una cr¨ªtica ilegible e inentendible que revela a unos lectores tan exiguos como profundos las excelencias de esas pat¨¦ticas masturbaciones mentales.
Si hici¨¦ramos una lista de las pel¨ªculas que han desde?ado el palmar¨¦s de los festivales (todav¨ªa recuerdo con estupor que en el festival de San Sebasti¨¢n despreciaron Muerte entre las flores y Promesas del Este) un cin¨¦filo medianamente sensato, no un falsario que escribe al dictado de lo que se supone que mola en la mercader¨ªa cultural, creer¨ªa que esos selectos jurados se hab¨ªan comido un tripi chungo o que el excesivo alcohol hab¨ªa enloquecido sus neuronas, al constatar su amor hacia un cine invisible e inaudible. Aronofsky, ese director, antiguamente insoportable, que ha descubierto en sus ¨²ltimas y sobrevaloradas pel¨ªculas que gracias al redimido Mickey Rourke y la siempre admirable Natalie Portman pod¨ªa vender adornadas y presuntamente inquietantes burras ciegas, ha concedido el Le¨®n de Oro a la insufrible Fausto, una prescindible adaptaci¨®n del complejo mito que describi¨® Goethe a cargo del temible director ruso Aleksander Sokurov. Lo hace con im¨¢genes, pensamientos, di¨¢logos y personajes dormitivos. Sokurov, que es un esteta muy original, comienza la historia del hombre que vendi¨® su alma al diablo con el minucioso plano del pene y los test¨ªculos de un cad¨¢ver al que morosamente le van sacando las tripas y otros ¨®rganos en descomposici¨®n. Qu¨¦ rompedor ese arranque, qu¨¦ naturalismo tan necesario para explicar lo que va a ocurrir en el convulsionado cerebro de un m¨¦dico que constata las miserias de la naturaleza humana y se plantea los dilemas y el precio para lo que quiere conseguir en la tierra. El desarrollo de esa indagaci¨®n moral es pl¨²mbeo. Se supone que las supuestas obras de arte est¨¢n amortizadas aunque el gran p¨²blico no tenga la oportunidad de juzgarlas ya que los fenicios distribuidores siempre est¨¢n pendientes de esas cosas tan miserables de la oferta y la demanda. Y descubres que lo que la sublime inteligencia y el gusto exquisito de los jurados ha bendecido no se estrena comercialmente, o si lo hace durante una injusta y tr¨¢gica semana, provoca una estupefacci¨®n notable aunque los cr¨ªticos la hayan colocado en el n¨²mero uno de su sonrojante hit parade.
El premio al mejor director le ha ca¨ªdo al se?or chino que firmaba esa pel¨ªcula sorpresa de la que tuvimos que salir echando hostias porque en la proyecci¨®n de la ma?ana los subt¨ªtulos eran un desastre surrealista y en la proyecci¨®n de la noche se quem¨® el proyector. En lo que vi hasta ese momento hab¨ªa planos de cinco minutos con el hier¨¢tico rostro de un fulano planeando su venganza. Seguro que al final todo ten¨ªa sentido, pero mi irresponsabilidad no lo puede constatar.
El camale¨®nico actor Michael Fassbender es tan bueno que no logro identificarle de una pel¨ªcula a otra. Es una forma privilegiada de ser muchos hombres a la vez, tan respetable para mis gustos como esos Cary Grant, John Wayne, Humphrey Bogart y Robert Mitchum que siempre parec¨ªa que se interpretaban a s¨ª mismos. El premio a la mejor actriz, concedido a la china Deannie Yip, me acerca al desolador universo de una residencia de ancianos. Me conmueve. No puedo ser objetivo ya que el alzh¨¦imer y la demencia senil de mis seres m¨¢s amados protagonizan desde hace tiempo mi realidad y mis pesadillas. Terraferma va de pescadores bondadosos y en crisis de supervivencia que ofrecen refugio a los desgraciados de las pateras. Vale.
El premio al mejor guion, concedido a la pel¨ªcula griega Alpis, confirma el amor del jurado hacia las tramas retorcidas. Aqu¨ª cuentan la historia de unos vividores m¨ªsticos que reemplazan ilusoriamente a los difuntos para que en un juego macabro los familiares se convenzan a s¨ª mismos de que sus seres m¨¢s cercanos siguen vivos y oficiando sus rituales. El mayor problema es que hasta que pasa una hora no te enteras de nada. Vale. El paisaje de Yorkshire est¨¢ muy bien captado en la fotograf¨ªa de la nueva e in¨²til adaptaci¨®n que ha hecho Andrea Arnold de la torrencial y conmovedora novela Cumbres borrascosas. Vale.
La secci¨®n oficial de esta Mostra ha tenido la mejor programaci¨®n que yo recuerdo en un festival de cine durante los ¨²ltimos a?os. Los premios han sido mayoritariamente delirantes, o tal vez muy consecuentes con los gustos de su viscoso director Marco M¨¹ller, alguien tan mezquino como para enviarme en los ¨²ltimos a?os al hotel m¨¢s extremo del Lido, o para negar este a?o la invitaci¨®n ancestral que este festival hac¨ªa durante determinados d¨ªas al peri¨®dico al que represento, al tiempo que respetaba esa hospitalidad con el resto de los diarios espa?oles. Encontrar¨ªa normal que ante mis repetidas cr¨ªticas a su asqueroso mandato enviara a unos sicarios para que me lanzaran a la laguna o que me reprochara personalmente mis acervos juicios sobre su devastador mandato. Pero ese melifluo animador cultural, con laboriosa apariencia de astronauta chino, tan progresista y pol¨ªglota ¨¦l, ha intentado cerrarme mi irreverente boquita con la metodolog¨ªa del facher¨ªo prepotente. Como no creo en el infierno, tampoco puedo dese¨¢rselo a un gestor que convirti¨® un festival estimulante en el para¨ªso del cine m¨¢s atroz. Y la vida sigue, Marco M¨¹ller. La gente como usted siempre encuentra sabroso trabajo en todos los acontecimientos acad¨¦micos, representan a la conciencia esc¨¦ptica y comprometida en el corrompido Occidente. Ser¨ªa espantoso tener que optar entre la derecha, representada por el intolerable Berlusconi, o la izquierda que usted ha pretendido apadrinar en las impresentables ediciones en las que ha sido el responsable de la Mostra. Si a un ni?o o a un adolescente medianamente receptivo le contaran que el cine es la mayor¨ªa de las pel¨ªculas que usted ha exhibido durante estos a?os, jam¨¢s podr¨ªa enamorarse de ¨¦l. Lo considerar¨ªa una tortura a evitar con u?as, pensamiento, sensibilidad y dientes.
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