Aqu¨ª no hay quien beba

Mal empezamos cuando uno de los guionistas de la versi¨®n espa?ola de Cheers en Telecinco proclama sin rubor que "era una serie floja y ha envejecido muy mal". ?Qu¨¦ sentido tiene entonces utilizar el mismo t¨ªtulo, pagar (imagino) una pasta en derechos y reescribir (dicen) los guiones originales cuando el resultado podr¨ªa llamarse Tasca Manolo? ?Hay una gran diferencia entre este Cheers de secano y la pret¨¦rita Los ladrones van a la oficina? Decorado aparte, yo no se la veo. De acuerdo: Alberto Sanju¨¢n (Nico, antes Sam Malone) y Alejandra Jim¨¦nez (Rebeca, mixtura de Rebeca y Diana) est¨¢n estupendos, con interpretaciones claras, frescas, muy buen timing, excelente qu¨ªmica, y tienen, con excepciones, las mejores l¨ªneas del guion, pero las tramas que agrupan al terceto Antonio Resines (F¨¦lix Sim¨®n, antes, ay, Frasier Crane), Pep¨®n Nieto (Blas, antes Norm) y Luis Bermejo (Ricardo, antes Cliff) parecen combinar los tics de la revista m¨¢s casposa con brochazos dignos de Benny Hill: ojos desorbitados, se?oras que se despelotan, r¨¦plicas cuarteleras.

Las risas grabadas redoblan la sensaci¨®n de bochorno

L¨¢stima, porque Bermejo es un actor sobrio y Nieto puede pasarse con gracia, siempre y cuando el libreto ayude. Resines hace de Resines, sea su personaje psiquiatra o palafrenero: pese a su innegable talento, es fatigoso que aqu¨ª act¨²e como un imitador de s¨ª mismo pasado de vueltas. Que el gag de apertura se centre en Resines atrapado por su novia (una hier¨¢tica Ana Bel¨¦n) con una bailarina en el regazo ya indica que el list¨®n no est¨¢ muy alto. El humor oscila entre lo vodevilesco y lo infantiloide: el pasaje en el que el pobre Jos¨¦ Coronado se ve obligado a decir que ir¨¢ a ?frica para hacer crecer a los pigmeos no hubiera tenido cabida ni en el peor episodio de Los Chiripitifl¨¢uticos. A ese podio de bober¨ªas se alzan di¨¢logos como: "Paz. ?Te llamas Paz?". "No, que me dejes en paz" o la imborrable rima de "atol¨®n" con "Tol¨®n, tol¨®n". Las risas grabadas redoblan la sensaci¨®n de bochorno, como cuando alguien se parte estruendosamente la caja tras un chiste colegial.

De momento, Joan Pera es un muy sosito M¨ªster (antes Coach Pantusso) y Adam Jezierski un evanescente Yuri (olvidemos la comparaci¨®n con Woody Harrelson, del mismo modo que conviene no recordar a Kelsey Grammer), y quiz¨¢s tenga m¨¢s gracia Chiqui Fern¨¢ndez (Lola Mendoza, antes Carla) cuando la liberen de asomar entre los parroquianos para soltar sus apostillas y cuando estas sean realmente sulf¨²ricas. Siempre es un placer, en cambio, ver al gran Luis Varela en el rol del amo furibundo, templando y mandando desde que entra en escena. De acuerdo tambi¨¦n (hoy tengo el d¨ªa optimista) en que solo hemos visto dos episodios y que el segundo era mejor que el primero. Habr¨¢ que esperar a que el sufl¨¦ suba o los guiones cambien. Tambi¨¦n Plaza de Espa?a (TVE), de Montero y Maidag¨¢n, arranc¨® floja y acab¨® (bueno, la chaparon: ?por qu¨¦?) a caballo entre Berlanga y Mihura, combinando surrealismo y cotidianeidad con aut¨¦ntica gracia. Veremos.

Cheers se estren¨® el domingo en cap¨ªtulo doble. El primer episodio logr¨® una media de 2.584.000 espectadores (15,6% de cuota de pantalla); el segundo, 2.810. 000 (16,6%)