El 'paso a dos' de Degas en la Royal Academy
Londres analiza la obsesi¨®n del pintor franc¨¦s por atrapar el movimiento
Si usted cree que la principal aportaci¨®n del pintor impresionista franc¨¦s Edgar Degas (1834-1917) al mundo es lo bien que quedan sus bailarinas en las tapas de las cajas de bombones, deber¨ªa darse una vuelta por la Royal Academy de Londres, que desde el s¨¢bado y hasta el 11 de diciembre presenta la exposici¨®n Degas y el Ballet.
Las bailarinas que predominan en la exposici¨®n quiz¨¢s le confirmen su impresi¨®n sobre su funcional uso como envoltorio cursi del chocolate, pero si presta atenci¨®n a la estructura de la exposici¨®n, a las explicaciones que le ponen a mano los organizadores y a las 85 pinturas, esculturas, pasteles, dibujos, grabados y fotograf¨ªas de Degas que se exponen, descubrir¨¢ a "un pintor moderno, un artista radical que reflexion¨® profundamente acerca de los problemas visuales y que estaba absolutamente al corriente de los desarrollos tecnol¨®gicos de su tiempo", seg¨²n el historiador Richard Kendall, que ha comisariado la exposici¨®n junto a Jill de Vonyar.
La muestra londinense, que no viajar¨¢ a otras capitales porque muchas de las obras solo han sido prestadas durante un periodo de tres meses porque su exposici¨®n en intervalos m¨¢s largos podr¨ªa deteriorarlas, pretende por encima de todo demostrar la habilidad de Degas para plasmar el movimiento. Interesad¨ªsimo en la nueva expresi¨®n art¨ªstica de su tiempo que representaba la fotograf¨ªa, Degas la utiliz¨® sobre todo como materia de estudio y para elaborar sus pinturas. Con ellas, el pintor franc¨¦s lograba plasmar lo que los fot¨®grafos de su tiempo no consegu¨ªan debido a las limitaciones tecnol¨®gicas del momento: el movimiento.
La exposici¨®n muestra algunas tarjetas de visita de bailarinas de la ¨¦poca, muy de moda en la segunda mitad del siglo XIX. El examen detallado de esas tarjetas permite observar los trucos del fot¨®grafo, como los cables utilizados para sujetar en el aire el brazo de la danzarina, incapaz de mantenerlo en suspensi¨®n durante los largos minutos de pose que exig¨ªan las m¨¢quinas fotogr¨¢ficas del momento. Degas superaba con la pintura la realidad fotogr¨¢fica plasmando el movimiento no solo de las bailarinas en el escenario o entre bastidores, sino mientras se dejaban retratar en el estudio del fot¨®grafo.
Es el caso, sobre todo, de Bailarina posando para el fot¨®grafo, la luminosa obra pintada por Degas en 1875 que se exhibe en Londres por gentileza del Museo Pushkin, en la que la bailarina posa en el estudio mientras por los enormes ventanales se cuela al fondo el azul radiante de una ma?ana parisiense.
M¨¢s all¨¢ de admirar la obra de Degas, la exposici¨®n ofrece al visitante muchos otros ¨¢ngulos. No falta la an¨¦cdota sociol¨®gica: hay docenas de bailarinas pero ning¨²n bailar¨ªn. La explicaci¨®n no encierra lecturas machistas o sexuales, o al menos no imputables al pintor: en la ¨¦poca de Degas apenas hab¨ªa bailarines hombres en los escenarios. "Era considerado de muy bajo nivel que un hombre bailara y los hombres que iban al ballet lo que quer¨ªan era ver mujeres en el escenario. Eso no cambi¨® hasta la llegada de Nijinski, bien entrado ya el siglo XX", explica Charles Saumarez, m¨¢ximo ejecutivo de la Royal Academy.
Pero, sobre todo, la exhibici¨®n hace hincapi¨¦ en la relaci¨®n de Degas con la tecnolog¨ªa y el estudio del dinamismo. Como ha recordado Ann Dumas, co-comisaria de la exposici¨®n, el propio artista sol¨ªa decir: "Me llaman el pintor de las bailarinas. No comprenden que, para m¨ª, la bailarina es un pretexto para pintar hermosas telas y representar el movimiento". "La referencia a las hermosas telas refuerza el clich¨¦ de Degas y las cajas de bombones, pero la representaci¨®n del movimiento nos acerca al coraz¨®n del asunto. Para Degas, la figura din¨¢mica era el reto m¨¢s absorbente y en la danza encontr¨® el tema ideal", explica Dumas.
La exposici¨®n se complementa con montajes y con esculturas de contempor¨¢neos de Degas estudiosos del movimiento, como Eadweard Muybridge, Etienne-Jules Marey o Paul Richer.
Una de las piezas centrales de la muestra es la pieza de bronce Peque?a bailarina de 14 a?os de edad, de 1880-1881. Una versi¨®n inicial de cera con tut¨² y peluca fue exhibida en Par¨ªs en medio de un gran esc¨¢ndalo por ser considerada de mal gusto y hasta comparada con un mu?eco de vud¨². El valor a?adido que tiene en esta muestra es que la escultura se presenta acompa?ada de una larga serie de bocetos y pinturas que demuestran c¨®mo Degas pint¨® a la modelo desde todos los ¨¢ngulos a su alrededor para representar mejor la idea de movimiento.
Biograf¨ªa esencial
- Maestro del nuevo estilo que a finales del siglo XIX se dio en llamar impresionismo, Edgar Degas naci¨® en 1834 en Par¨ªs.
- Comenz¨® estudios de leyes, hasta que en su camino se cruz¨® la inspiraci¨®n de pintores como Jean-Auguste Dominique Ingres y
Eug¨¨ne Delacroix.
- Frente a otros coet¨¢neos, prefer¨ªa los interiores al aire libre y la luz artificial a la natural, como demuestran sus c¨¦lebres series
sobre bailarinas.
- Considerado un gran artista en vida y habitual
de los salones parisienses, Degas muri¨® en 1917 a los 83 a?os.
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