Cambio de tercio
La idea es buena: no hab¨ªa en Madrid un cabar¨¦ de variedades, y el viejo Teatro Calder¨®n le viene al g¨¦nero como anillo al dedo. Sus arrendadores han llenado la platea de mesitas, han adelantado el escenario y lo han prolongado mediante una pasarela-espig¨®n contra la que rompe el p¨²blico: es justo el proceso contrario que sufri¨® el Th¨¦?tre des Bouffes du Nord, templo del music-hall parisiense, cuando Peter Brook lo hizo suyo. Los teatros antiguos est¨¢n impregnados de egregor: vale la pena preservarlos.
Ignoro si el t¨ªtulo de este espect¨¢culo inaugural, The hole (El agujero o La madriguera) tiene la legibilidad y el gancho necesarios para captar a ese abanico amplio de p¨²blico al que se dirige (incluido el for¨¢neo que viene a Madrid en paquetes tur¨ªstico-culturales): el del estreno, entre el que hab¨ªa mucho rostro conocido de la tele, se mostr¨® entregado de antemano. Paco Le¨®n, cuyo papel de perverso polimorfo es estribillo y leitmotiv de la funci¨®n, se lo pone dif¨ªcil a sus sucesores (tiene previsto estar un mes en escena y pasar el testigo a Eduardo Casanova): su discurso empieza rozando el lugar com¨²n pero enseguida afila sus maneras, se suelta la lengua y resulta divertido y c¨®mplice, especialmente en el n¨²mero de la ba?era, donde los Primital Bros (cuyo canto a capella resume ingeniosamente la labor que har¨ªan la orquesta y el maestro de ceremonias en una producci¨®n m¨¢s sobrada de capital) nos traen a la memoria al cuarteto Los Xey mientras le sirven, plato a plato, un men¨² inesperado.
THE HOLE
Idea y direcci¨®n: Yllana, Letsgo y Paco Le¨®n. Texto: Secun de la Rosa y P. Le¨®n. Luz: Juanjo Llorens. Vestuario: Nicol¨¢s Vaudelet. Escenograf¨ªa: Miguel Brayda.
Teatro Ha?gen Dazs.
Hay n¨²meros circenses, humor verde y rosa, y epidermis a la vista
Como cab¨ªa esperar, en The hole hay n¨²meros circenses en formato cabar¨¦ (media docena justa), intermedios de humor verde y rosa, con alg¨²n pellizco pol¨ªtico en salva sea la parte, y ciertas dosis de epidermis a la vista. Entre todo ello, procede subrayar la frescura (en la doble acepci¨®n del t¨¦rmino) con que la bienhumorada hulahoopera australiana Jess Love introduce un strip-tease integral relampagueante en el lugar y el momento m¨¢s inesperados. Conceptual, el n¨²mero ruso de equilibrios acrob¨¢ticos mano a mano, en el que dos chicas, sumando sus fuerzas, hacen el papel de portor, y el fornido joven que debiera de sostener en vilo a una es sostenido entre ambas.
El vuelo limpio e ingr¨¢vido de Omar Cort¨¦s suspendido de sendas cintas sobre las cabezas del p¨²blico nos coloca bajo el techo de la floresta original: arropado por la voz de Julio Bellido, impacta por su proximidad. Sorprende el ¨¢gil desempe?o de la oronda rusa Dilya Abdulaieva, suspendida del aro a¨¦reo, y a las evoluciones el¨¦ctricas del D¨²o Flash solo les falta la c¨¢mara de Valerio Lazarov. The hole pasa bien: tiene vocaci¨®n de permanencia, pero con rotaci¨®n de n¨²meros: en cuesti¨®n de meses la mayor¨ªa de los artistas habr¨¢n cambiado.
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