El trienio de la mano visible
Por carlos mulas-granados
El 15 de septiembre de 2008 colaps¨® Lehman Brothers; el p¨¢nico se apoder¨® de los parqu¨¦s de medio mundo, los mercados de cr¨¦dito se secaron, el comercio mundial se paraliz¨® y la crisis financiera que hab¨ªa comenzado en Estados Unidos se extendi¨® al resto de las econom¨ªas avanzadas.
Yo estaba aquel d¨ªa con el profesor Stiglitz en el aeropuerto de Newark. Entre tanto caos, ¨¦l solo repet¨ªa su certeza de que aquello certificaba el fin de un dogma que hab¨ªa dominado el pensamiento econ¨®mico y pol¨ªtico durante los 30 a?os precedentes, y seg¨²n el cual una suerte de mano invisible garantizaba que los mercados financieros se autorregulasen y tendieran al equilibrio..
Han pasado tres a?os de aquello, y podemos decir que ¨¦ste ha sido precisamente un trienio de caracter¨ªsticas opuestas en el que la mano visible del Estado ha cobrado un gran protagonismo. Un libro recientemente publicado por Oxford University Press y coordinado por el premio Nobel mencionado recoge en su t¨ªtulo el comienzo de un nuevo tiempo (Time for a visible hand). Aunque el libro se centra en el caso norteamericano y en la reforma del sistema monetario internacional, creo que la etiqueta puede aplicarse perfectamente para resumir el conjunto de decisiones econ¨®micas que se han tomado en todas las econom¨ªas afectadas por la crisis durante este corto periodo de tiempo. En estos tres a?os ha sido el Estado el encargado de liderar todos los pasos que se han dado en cada fase de la crisis. Y cuando me refiero al Estado, me refiero en ¨²ltimo t¨¦rmino a la acci¨®n pol¨ªtica de los Gobiernos que desplegaron sus decisiones econ¨®micas a trav¨¦s de nuevas regulaciones y mediante el desembolso de cuantiosos fondos p¨²blicos para mantener la econom¨ªa a flote. El protagonismo p¨²blico ha sido evidente en las cuatro fases de la crisis: estabilizaci¨®n, rescate, regulaci¨®n y recuperaci¨®n.
El Estado ha sido el encargado de liderar los pasos que se han dado en cada fase de la crisis
La recuperaci¨®n de la econom¨ªa y el manejo de la globalizaci¨®n requerir¨¢n de m¨¢s gobierno
Durante las primeras semanas de la crisis, cuando los ciudadanos comenzaron a temer por sus dep¨®sitos bancarios, los Estados estabilizaron la situaci¨®n, garantizando todos los dep¨®sitos y creando l¨ªneas de cr¨¦dito para que los bancos pudieran canjear parte de sus activos por fondos p¨²blicos para hacer frente a pagos de corto plazo. Al mismo tiempo, los bancos centrales abrieron ventanillas de liquidez inmediata ante la par¨¢lisis del mercado interbancario. Estas acciones se han mantenido hasta fechas recientes. La estabilizaci¨®n del sector financiero culmin¨® con la intervenci¨®n de los bancos que se comprobaron insolventes. Estas intervenciones se produjeron al principio en EE UU y Reino Unido, pero se fueron extendiendo despu¨¦s a Alemania, Austria, Grecia, Portugal e Islandia, por mencionar solo algunos entre una veintena de pa¨ªses. Finalmente, estas inyecciones de dinero p¨²blico llegaron a Espa?a mucho m¨¢s tarde (entre 2010 y 2011), justo cuando en EE UU el Estado ya estaba saliendo del capital de los primeros bancos intervenidos entre 2007 y 2008, lo que da idea de nuestro retraso a la hora de abordar una reestructuraci¨®n bancaria imprescindible.
Las pol¨ªticas de rescate de la econom¨ªa real tambi¨¦n se pusieron en marcha muy pronto y se mantuvieron casi dos a?os. Fue la primera cumbre del G-20 en Washington, en noviembre de 2008, la que impuls¨® una acci¨®n coordinada de est¨ªmulos fiscales equivalente al 2% del PIB de todas las econom¨ªas avanzadas. Las obras p¨²blicas proliferaron (como el Plan E en Espa?a o el Rebuilding America en EE UU) y los recortes de impuestos se generalizaron en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la OCDE con el fin de mantener el consumo y retrasar as¨ª las quiebras empresariales y los despidos masivos. Los planes sectoriales, como el del autom¨®vil en Detroit o las soluciones espec¨ªficas a los problemas de las plantas de Opel y Seat en Alemania y Espa?a, tambi¨¦n consumieron importantes recursos p¨²blicos. Cuando la recesi¨®n fue inevitable y el paro comenz¨® a crecer de forma vertiginosa, los generosos sistemas de desempleo de los Estados de bienestar europeos tambi¨¦n dedicaron miles de millones de euros para tratar de mantener una parte del nivel de vida de muchos desempleados.
En estos tres a?os, los poderes p¨²blicos tambi¨¦n han hecho un trabajo ingente para desarrollar nueva regulaci¨®n all¨ª donde la hab¨ªan desmontado en d¨¦cadas anteriores. Liderados por el G-20, el Foro de Estabilidad Financiera y el nuevo proceso de Basilea III, la comunidad internacional ha mejorado sustancialmente la regulaci¨®n prudencial y ha recomendado nuevos l¨ªmites al apalancamiento de las entidades con tama?o sist¨¦mico. Tambi¨¦n ha habido avances importantes en la UE, al introducir un supervisor bancario para toda la zona. Incluso algunos pa¨ªses han puesto l¨ªmites a los sueldos de los directivos bancarios, han limitado las operaciones en Bolsa a corto plazo y en descubierto, y tambi¨¦n han mejorado en la lucha contra los para¨ªsos fiscales especialmente en Luxemburgo o Suiza.
Finalmente, el ¨¢rea donde el trienio de la mano visible probablemente se prolongar¨¢ de forma m¨¢s evidente es en el de las pol¨ªticas de recuperaci¨®n econ¨®mica. En momentos de m¨¢xima incertidumbre, como los que vivimos, ni los consumidores ni los empresarios toman decisiones si el sector p¨²blico no marca la senda y toma los primeros riesgos. En estas circunstancias, retirar al Estado sirve de poco, porque el sector privado no ocupa ese espacio, los ciudadanos ahorran sus recursos y los empresarios posponen sus decisiones de inversi¨®n. Solo desde la acci¨®n pol¨ªtica decidida se puede desbloquear esta situaci¨®n de par¨¢lisis y encender la mecha de la reactivaci¨®n y el empleo. Las inversiones en capital f¨ªsico, humano y tecnol¨®gico y una pol¨ªtica industrial activa en nuevos sectores, como los que ha marcado Obama en EE UU o la Estrategia 2020 en la UE, resultan cruciales en esta ¨²ltima etapa. Este es el papel estrat¨¦gico del Estado dinamizador que resulta crucial para salir de las grandes recesiones y para avanzar en las transformaciones estructurales por el lado de la oferta como las que necesita nuestra econom¨ªa. Nuestro pa¨ªs tiene aqu¨ª todav¨ªa mucho por hacer, y una parte de la pr¨®xima campa?a electoral deber¨ªa centrarse precisamente en esta cuesti¨®n tan importante en torno al papel estrat¨¦gico de las inversiones y el impulso a los sectores de futuro.
Quiz¨¢ en fechas pr¨®ximas la bancarrota (expl¨ªcita o camuflada) de Grecia sea para los mercados de deuda p¨²blica lo que el colapso de Lehman Brothers fue para los mercados financieros hace tres a?os. La respuesta, en todo caso, ser¨¢ otra vez de car¨¢cter pol¨ªtico e implicar¨¢ necesariamente un fortalecimiento de los mecanismos gubernamentales. Probablemente reforzar¨¢ a¨²n m¨¢s el incipiente gobierno econ¨®mico europeo que se va abriendo camino con tantas dificultades y quiz¨¢ genere nuevas instituciones supranacionales (como un Tesoro europeo o un sistema de eurobonos). A nivel mundial, son cada vez m¨¢s los acad¨¦micos y los pol¨ªticos que ven con buenos ojos la reforma del sistema global de reservas y el fortalecimiento de las instituciones financieras internacionales que ser¨ªan necesarias para gestionarlo.
Este verano he vuelto a charlar con el viejo profesor y hemos recordado aquella tarde de hace tres a?os en el que la econom¨ªa mundial se desplomaba. Lo hicimos en un encuentro de economistas de escuelas te¨®ricas distintas , y no me sorprendi¨® encontrar una convicci¨®n cada vez m¨¢s extendida, la de que la recuperaci¨®n definitiva de la econom¨ªa y la gobernanza de la globalizaci¨®n requerir¨¢n de m¨¢s gobierno, incluso m¨¢s all¨¢ de los Estados-naci¨®n, para que las soluciones sean verdaderamente sostenibles. Es decir, que el trabajo de la mano visible, en una nueva fase de m¨¢s inversi¨®n, mejor regulaci¨®n y m¨¢s supranacionalizaci¨®n gubernamental, no ha hecho m¨¢s que empezar. Veremos si una vez m¨¢s las ideas econ¨®micas preceden a la acci¨®n pol¨ªtica, pero esta vez en la direcci¨®n correcta.
Carlos Mulas-Granados es profesor titular de econom¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Fundaci¨®n Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.