Variedad
Llevo varios a?os con esta columna quincenal y siempre me toca escribir el fin de semana de comienzo del Festival de Cine de San Sebasti¨¢n. Creo que he gastado todas mis an¨¦cdotas relacionadas con el Zinemaldi en los art¨ªculos de a?os anteriores: Sidney Poitier encarg¨® en una sastrer¨ªa donostiarra un smoking a medida, no pudo recogerlo y se lo qued¨® mi padre; mi madre me escribi¨® una tarjeta para justificar mi ausencia en clase porque iba al m¨¦dico, cuando en realidad iba a ver una pel¨ªcula del Festival programada en horario escolar, y mi hermana persigui¨® en plan fan a John Malkovich por las calles de Donostia.
El a?o pasado no me sucedi¨® nada especial.. Quiz¨¢s lo m¨¢s emocionante es que antes de entrar en la proyecci¨®n de Buried me atragant¨¦ con un trozo de pan y me pas¨¦ los primeros minutos de la pel¨ªcula carraspeando angustiado. Eso ayud¨® a meterme en situaci¨®n y as¨ª empatizar con el claustrof¨®bico trance del protagonista. Como pueden comprobar, mi vida es trepidante.
De ah¨ª que espero que los momentos m¨¢s interesantes de este a?o se produzcan dentro de una sala de cine. Lo dem¨¢s es lo de otros a?os, ?no? Valoraciones acerca del nivel de glamour, sentencias sobre la calidad de la Secci¨®n Oficial -hablando de lo de siempre, las comparaciones con Venecia o Cannes, la categor¨ªa A y toda la pesca- o c¨®mo cada a?o hay que montar el Zinemaldi con menos presupuesto -cosa que me consta y padezco personalmente-. Independientemente de los t¨®picos de cada septiembre, en esta edici¨®n se respira optimismo.
La llegada de Jos¨¦ Luis Rebordinos a la direcci¨®n parece administrarle al Festival una dosis de diversidad, riesgo y jolgorio, sobre todo si se tiene en cuenta que su anterior tarea fue llevar las riendas de la Semana de Terror de San Sebasti¨¢n.
Por ese optimismo, estar¨ªa bien que por un a?o los del cine -realizadores, actores, productores, programadores de festivales, distribuidores, periodistas...- no di¨¦ramos una imagen llorica. Claro que podr¨ªamos estar mejor, pero no estamos tan mal. Si uno se fija, por ejemplo, en las pel¨ªculas espa?olas programadas en el Zinemaldi, alucina con lo heterog¨¦neo que est¨¢ el asunto: cine negro violento y descarnado, superproducci¨®n de terror, comedia de ciencia-ficci¨®n, adaptaci¨®n de novelas de prestigio, mezcla de documental y ficci¨®n, cine peque?o hecho con cuatro duros, s¨¢tiras en euskera, animaci¨®n adulta o fantas¨ªa de aspiraci¨®n po¨¦tica. ?En qu¨¦ se parecen Urbizu, Fresnadillo, Vigalondo, Zambrano, Lacuesta, Trueba, Esnal, Ferreras o Chapero-Jackson? A m¨ª no se me ocurre nada excepto que todos hacen cine en Espa?a. Su variedad es lo que hace interesante una cinematograf¨ªa y un festival.
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