Desaf¨ªo a Sarkozy
La izquierda francesa est¨¢ inmersa en un proceso in¨¦dito y muy alejado de sus costumbres habituales: las primarias. Todas aquellas y aquellos que est¨¢n dispuestos a declararse cercanos a sus posiciones han sido invitados a votar, previo pago de un euro y despu¨¦s de firmar al pie de una profesi¨®n de fe, muy general y vaga, de adhesi¨®n a los valores de la izquierda. La primera etapa de este proceso concluy¨® la semana pasada con un debate que enfrent¨® a los seis candidatos: Fran?ois Hollande, Martine Aubry, S¨¦gol¨¨ne Royal, Manuel Valls, Arnaud Montebourg y Jean-Michel Baylet -representante de un peque?o partido aliado, reminiscencia de la III Rep¨²blica, el PRG, que agrupa a los radicales de izquierda (tambi¨¦n est¨¢n los radicales de derecha, cuyo jefe de filas es Jean-Louis Borloo)-.
Pese a los favorables sondeos, los socialistas no deber¨ªan menospreciar la capacidad del presidente
El desaf¨ªo es doblemente importante. Si los simpatizantes de la izquierda, e incluso del centro, hacen acto de presencia y la participaci¨®n es elevada, querr¨¢ decir que, como piensan algunos observadores, los franceses han decidido hacer uso de ese nuevo poder que consiste en escoger ellos mismos a su campe¨®n, en vez de dejar esa tarea en manos del Partido Socialista.
Tambi¨¦n querr¨¢ decir que a la derecha le ser¨¢ dif¨ªcil no inscribirse a su vez en un proceso de primarias. Y si estas se ven acompa?adas por un ¨¦xito popular (las elecciones est¨¢n previstas para mediados de octubre), impondr¨¢n una din¨¢mica nada desde?able a la batalla presidencial. Pero, evidentemente, la apuesta m¨¢s importante es designar al adversario de Nicolas Sarkozy. En esta coyuntura, la gran mayor¨ªa de los franceses aspira a la alternancia. Las encuestas de intenci¨®n de voto dan sistem¨¢ticamente a Nicolas Sarkozy como perdedor frente a Fran?ois Hollande y, en menor medida, frente a Martine Aubry; de acuerdo con ellas, solo ganar¨ªa frente a S¨¦gol¨¨ne Royal. Pero, al rev¨¦s que en Espa?a, donde, a unas semanas de las elecciones, las cartas parecen echadas, en Francia habr¨¢ que esperar al comienzo del a?o pr¨®ximo para apreciar las posibilidades de Nicolas Sarkozy de ser reelegido, pues la batalla deber¨ªa ser m¨¢s abierta de lo que indican las encuestas de opini¨®n.
Por ahora, es Fran?ois Hollande quien parece mejor situado, por una parte, para ganar las primarias y, por otra, para derrotar a Nicolas Sarkozy. El debate televisivo al que asistieron los franceses ha venido a confirmar el estatus de favorito del antiguo primer secretario del Partido Socialista, hoy simple presidente del Consejo General de Corr¨¨ze (como fuera Jacques Chirac antes que ¨¦l). Hollande se inscribe en la estela de Fran?ois Mitterrand y Lionel Jospin, y se esfuerza en mantener una l¨ªnea equidistante entre las promesas, por ejemplo a los ense?antes, y los imperativos impuestos por la crisis y el desendeudamiento. De entrada, se dirigi¨® al pa¨ªs, habl¨® de Francia y centr¨® su exposici¨®n en un tema mayor: la juventud. Martine Aubry, que tiene en su haber la reordenaci¨®n del Partido Socialista, est¨¢ llevando a cabo una campa?a m¨¢s orientada hacia los militantes de la izquierda y solo tendr¨¢ opciones si las primarias son monopolizadas por un p¨²blico militante y no se extienden a un p¨²blico menos cautivo. S¨¦gol¨¨ne Royal, pese a su aplomo y a lo original de su posicionamiento -a la izquierda en el orden econ¨®mico y social; cercana a los valores de la derecha en las cuestiones de sociedad- parece haberse distanciado, como arrastrada por el actual rechazo hacia el sarkozysmo. En 2007, fue la desafortunada adversaria de Nicolas Sarkozy.
Pero, a falta de suscribir un programa com¨²n, todos los candidatos tienen que resolver el mismo problema: la campa?a de Nicolas Sarkozy deber¨ªa centrarse en la cuesti¨®n de la crisis y la amenaza -en caso de que la izquierda ganase, y dado que esta no renuncia a seguir haciendo promesas- de un destino griego. Tanto Fran?ois Hollande como Martine Aubry y S¨¦gol¨¨ne Royal argumentaron, por el contrario, que el trato infligido a Grecia es el camino que no hay que seguir. Est¨¢ claro, explicaron, que la austeridad, m¨¢s la austeridad y todav¨ªa m¨¢s austeridad no ha hecho sino profundizar la crisis. Todos ellos abogaron por una pol¨ªtica de reactivaci¨®n del crecimiento, en su opini¨®n, previa a cualquier pol¨ªtica de desendeudamiento. Grecia est¨¢, pues, en el centro de la campa?a francesa. Adem¨¢s, a nadie le sorprender¨¢ comprobar que todos criticasen a los bancos, pidieran un mayor control, as¨ª como que las actividades de dep¨®sito se separen de las actividades de banca de negocios, y asegurasen que prohibir¨ªan la especulaci¨®n... Y como para hacerse eco de la denuncia de un Nicolas Sarkozy "presidente de los ricos", todos los oradores socialistas prometieron, de una forma por lo dem¨¢s completamente demag¨®gica, "hacer pagar a los ricos".
Finalmente, el ¨²nico punto de fricci¨®n entre Martine Aubry y Fran?ois Hollande fue la cuesti¨®n nuclear: la primera secretaria del PS se aline¨® con las posiciones de los ecologistas y, sin proponer una fecha ni un calendario, afirm¨® querer "salir de lo nuclear". Fran?ois Hollande, consciente de la importancia estrat¨¦gica de esta industria en Francia, prometi¨® reducir el aprovisionamiento nuclear entre un 75% y un 50% de aqu¨ª a 2025.
Otros dos debates seguir¨¢n a esta primera experiencia antes de que se libre la verdadera batalla, la que enfrentar¨¢ al afortunado vencedor, o afortunada vencedora, a un Nicolas Sarkozy cuya movilidad y capacidad de reacci¨®n la izquierda no deber¨ªa menospreciar.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva.
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