Donde se jubilan los delfines
Los primeros sonetos de Shakespeare estaban dedicados a convencer a un joven agraciado de que se casase y tuviese descendencia, para que as¨ª no se perdiesen los dones que le hab¨ªa dado la naturaleza. Si, en lugar de haber nacido a orillas del Avon, Shakespeare lo hubiese hecho en las ribeiras del Mi?o, con toda certeza habr¨ªa centrado sus esfuerzos en algo distinto de la conveniencia de transmitir cualquier tipo de bien a las generaciones futuras. Contrariamente al t¨®pico, y como evidencia su relaci¨®n con el territorio, la sociedad gallega es eminentemente presentista, desde?a tanto el pasado como el porvenir. Y en este ¨²ltimo caso, con raz¨®n. No piensa en el futuro porque est¨¢ de acuerdo con Einstein: llega demasiado pronto.
Lo m¨¢s simb¨®lico del proceso de las cajas es la salida de Jos¨¦ Luis Pego, ef¨ªmero pr¨ªncipe heredero
Por ejemplo, qu¨¦ hacer o dejar de hacer con las cajas gallegas era hasta hace nada un debate de altura que inundaba las agendas del Gobierno, de la mayor¨ªa de las instituciones, de la clase pol¨ªtica y las portadas de los peri¨®dicos. Ahora, todos aquellos argumentos econ¨®micos, aquellos pronunciamientos solemnes, aquellas manifestaciones masivas, se perdieron igual que l¨¢grimas en la lluvia. El futuro nos ha alcanzado. Y como todos se amenazaban unos a otros -y la mayor¨ªa nos tem¨ªamos- el resultado es un banco privado cuyo capital estar¨¢ formado por el 15% de los antiguos ahorros y un 85% de fondos p¨²blicos. Escribi¨¦ndolo despacio, para que yo lo entienda, lo que antes era el todo ahora vale la sexta parte. El resto lo aporta el Estado -es decir, tambi¨¦n nosotros- y el conjunto se valora a un precio muy asequible, para venderlo cuanto antes.
De momento y hasta diciembre, adem¨¢s de brindis al sol como los del presidente de la patronal pontevedresa, Fern¨¢ndez Alvari?o, que han llegado a los titulares, pero ya se ver¨¢ si a los despachos del Ministerio de Econom¨ªa, ning¨²n inversor privado ha puesto, ni tenido que poner, un euro. Cuando lo hagan, los rectores del Banco NCG podr¨¢n optar libremente por convertirlo en un motor para el desarrollo econ¨®mico de Galicia o empaquetarlo para su venta. Atender a las necesidades de los pensionistas de Ourense o a los intereses de los fondos de pensiones de Oreg¨®n, seg¨²n les dicte la conciencia, la conveniencia o la voluntad de los accionistas. La Xunta y los palmeros aplauden, el Gobierno central esconde la mano con la que tir¨® la piedra, la gente las hunde en los bolsillos y se encoge de hombros.
Es la l¨®gica de los tiempos, seg¨²n los expertos en nadar a favor de corriente y explicar por qu¨¦ pas¨® lo que ten¨ªa que pasar. Como soy lego (y para el caso que me iban a hacer...) no digo que no. Para m¨ª lo simb¨®lico del proceso es la salida -tan inexplicada como entendible, dadas las circunstancias y las condiciones en las que se produce- del que, durante un breve tiempo, fue el pr¨ªncipe heredero del ef¨ªmero reino financiero gallego, Jos¨¦ Luis Pego. Ni lo conozco ni quiero hacerme el original, simplemente constato que la desaparici¨®n de los delfines es un s¨ªntoma del preocupante desprecio al futuro que impera en Galicia. Se fue en su d¨ªa Xos¨¦ Cui?a, se fue ayer Anxo Quintana, se va hoy Pego (y acabamos de saber que se va tambi¨¦n el delf¨ªn de la parte contratante, Javier Garc¨ªa de Paredes). El fen¨®meno, de forma m¨¢s discreta, se registr¨® y registra en otros muchos sectores, incluido el de la comunicaci¨®n.
O las clases dirigentes -y la sociedad- gallegas no se f¨ªan de la capacidad de los sucesores, o los designan precisamente para que no molesten, y cuando se toman en serio su papel, los apartan. M¨¢s que la iniciativa, lo que da puntos es la obediencia, y las generaciones destinadas a ir tomando las riendas acampan en la sala de espera, adiestr¨¢ndose en la docilidad, resabi¨¢ndose en el escepticismo y siguiendo los tres consejos de Homer Simpson para triunfar en la vida: 1. No digas "he sido yo", 2. ?Qu¨¦ buena idea, jefe! y 3. Estaba as¨ª cuando llegu¨¦. Como t¨¢ctica de supervivencia no est¨¢ mal, pero es una fatal preparaci¨®n para asumir un liderazgo, como pueden atestiguar desde Mariano Rajoy a Carlos de Inglaterra. A esto hay que sumarle que en Galicia, tanto en las ¨¦lites como en la sociedad al por mayor, no suele primar la meritocracia, sino el de qui¨¦n vienes siendo. No es una caracter¨ªstica espec¨ªfica nuestra, claro ("Jesucristo no solo era hijo de Dios, sino que tambi¨¦n era de excelente familia por parte de madre", escribi¨® Hyacinthe de Quelen, arzobispo de Par¨ªs, a principios del siglo XIX), pero aqu¨ª resalta por las reducidas dimensiones de la cancha donde se desarrolla el juego y de las bancadas desde las que se observa. Por eso, en caso de apuro, siempre echamos mano in extremis del repertorio habitual de salvadores, sea Jos¨¦ Mar¨ªa Castellano o Juan Carlos Valer¨®n. Y van quedando menos.
@sihomesi
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