La inversi¨®n a medias

En un pa¨ªs donde el espect¨¢culo circense est¨¢ndar es una suma de n¨²meros sin hilv¨¢n, bueno es que el Price, excepci¨®n de titularidad p¨²blica en el mar de circos de iniciativa privada, se embarque en una producci¨®n anual como Crece, que intenta darle a la pista un pellizco teatral.

Para ello, en coproducci¨®n con Carampa, la escuela de circo de Madrid, el Price contrata cada a?o a un director art¨ªstico con trayectoria que selecciona a una docena larga de j¨®venes talentos reci¨¦n egresados de escuelas de todo el mundo, y pone a su disposici¨®n durante un mes las flamantes instalaciones de la casa y su personal t¨¦cnico. Poco tiempo es ese para cuajar un montaje de esta ¨ªndole. Para que se hagan una idea, la productora canadiense Les 7 Doigts de la Main ensaya unos cinco meses antes de estrenar espect¨¢culos hechos con premisas similares.

Como los de ediciones anteriores, este Crece v.20.11 debe de ser juzgado como boceto antes que como cuadro. Su obertura tiene potencia dram¨¢tica: un foco colgado de un cable barre la pista de lado a lado mientras el micro que lleva incorporado amplifica r¨¢fagas de soliloquios de los int¨¦rpretes, tumbados debajo. Despu¨¦s, una chica encaramada a un m¨¢stil nos cuenta c¨®mo se ve la vida desde un sexto piso, se cuelga de la l¨¢mpara y desaparece en la penumbra. Al hacerse la luz, la pista, cruzada por cinco sogas largas, es un mandala constructivista creado por Alexis Rouvre, domador de objetos.

La vida desde lo alto

Dos parejas hacen acrobacia sobre suelo y equilibrios mano a mano. Al rato, sobre sus evoluciones se solapan las de dos chicas que comparten trapecio: ambos n¨²meros se superponen, se alternan y desembocan el uno en el otro fluidamente. Roberto Oliv¨¢n, core¨®grafo en labores de director, liga estas transiciones como una buena salsa, del modo m¨¢s sencillo e imaginativo. Luego, la falta de tiempo de investigaci¨®n y puesta en com¨²n empieza a acusarse en forma de escenas dilatadas y transiciones solucionadas de aquella manera. El gigantesco espacio del Price tampoco arropa ciertos n¨²meros, que en otro m¨¢s ¨ªntimo despertar¨ªan mayor empat¨ªa. La atm¨®sfera musical creada por Laurent Delforge tiene empaque, pero imprime un car¨¢cter hosco tambi¨¦n en momentos en los que mejor debiera plegarse a lo que sucede en la pista.