El universo de Bilbao-Unanue
La familia del pintor organiza una exposici¨®n en homenaje a su figura - Integran la muestra 38 obras y varios dibujos tanto cubistas como realistas
Una apuesta ganada a un amigo yugoslavo motiv¨® que Carmelo Bilbao-Unanue (Bilbao, 1928; Getxo, 2005) se dedicase a la pintura y no a la literatura, su otra gran pasi¨®n. Corr¨ªa 1953 y ambos acordaron que el primero que vendiese una pintura o viera publicado un art¨ªculo suyo encaminar¨ªa sus pasos profesionales en esa direcci¨®n y pagar¨ªa la cena de Navidad. Un bodeg¨®n llev¨® as¨ª a Bilbao-Unanue a una rica carrera en la que vivi¨® 20 a?os en el extranjero -residi¨® en Canad¨¢, Francia, EE UU, M¨¦xico, Alemania y Noruega-, adem¨¢s de hablar perfectamente cinco idiomas.
El artista, quien tuvo como referentes a Juan Gris y Picasso, entre otros, pas¨® de una primera etapa de cubismo puro a otra posterior realista. De hecho, los especialistas le encuadran en la corriente del realismo m¨¢gico. Fue un pintor autodidacto que creaba despacio, pero sin pausas. Su familia calcula que firm¨® unas 1.500 obras, dispersas en la actualidad entre todos los pa¨ªses en los que residi¨®. La ONU en los a?os cincuenta o el Departamento de Arte y Cultura del Gobierno alem¨¢n en los sesenta, entre otras instituciones, adquirieron obras suyas.
Decididas a reivindicar su figura, su viuda, Adriana Der Kinderen, y su hija, Karen Amaia, han organizado una exposici¨®n de homenaje en la galer¨ªa Akros de Bilbao (Juan de Ajuriaguerra, 16), que se inaugur¨® ayer y permanecer¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo 11 de octubre. La muestra est¨¢ compuesta por 37 ¨®leos y un pastel, adem¨¢s de varios dibujos.
Su hija Karen se ha dedicado a la fotograf?¨ªa, y tanto ella como otros artistas ven reflejado en el trabajo que realiza el "personal¨ªsimo" estilo de su padre. Sus flores, ¨¢rboles y fondos surrealistas resultan "muy particulares" y los retratos que cre¨® tampoco eran ordinarios. Los protagonistas no son reconocibles, ya que los ¨®valos de sus rostros quedan en la indefinici¨®n. Los caballos, los toros y las l¨ªneas del horizonte se suceden en la obra del pintor.
Su viuda, una holandesa a la que Bilbao-Unanue conoci¨® en la capital vizca¨ªna y con la que se cas¨® en 1964, le recuerda como un hombre serio, pero con una conversaci¨®n muy amena. "Estaba muy versado en arte. Era una persona elegante, no solo en apariencia, sino tambi¨¦n en el ser", a?ade.
Tambi¨¦n le encantaba cantar. La portada de un disco de Benito Lertxundi editado en 2008, Itsas ulu zolia, reproduce uno de sus cuadros, un peque?o ¨®leo sobre lienzo que pint¨® en los a?os sesenta en el que presenta varias proas de barcos en tonos azules. "A aita le emocionaba mucho la m¨²sica en general, pero Benito Lertxundi en particular", recuerda su hija.

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