Una obra de arte
Despu¨¦s del formidable debut de David Vann con Sukkwan Island, el anuncio de una nueva novela titulada Caribou Island, igualmente ambientada en el ¨¢spero paisaje de Alaska, en la que de nuevo se contaba la lucha inclemente de un hombre en torpe y obcecada lucha contra s¨ª mismo y contra la Naturaleza, produc¨ªa cierta prevenci¨®n ante la posibilidad de que Vann se hubiera enrocado en una especie de guarida literaria, un "m¨¢s de lo mismo". Pues desechemos la prevenci¨®n: el se?or Vann ha demostrado con este nuevo libro que es un escritor de la cabeza a los pies.
En efecto: Gary es un hombre que ha conseguido frustrarse a lo largo de su vida y concibe la loca idea de irse a vivir a una isla en un lago con su mujer en una especie de regreso al origen para borrarlo todo y empezar de nuevo. En la novela anterior, el mismo asunto se coc¨ªa entre un padre y su hijo adolescente; esta vez el campo se abre: es un matrimonio el que se embarca en la absurda aventura, pero hay una serie de personajes que contemplan el dislate desde la orilla del lago, por as¨ª decirlo. Tienen dos adultos, Rhoda y Mark, que viven en una poblaci¨®n cercana al lago sus propias vidas. Vann enfoca con igual atenci¨®n a Rhoda que a su madre, estableciendo una soberbia relaci¨®n entre las dos, uno de los grandes aciertos del libro, mientras Mark y su esposa dan cobijo a una segunda pareja, Carl y Monique, cerrando un conjunto de caracteres perfectamente eslabonados y medidos dentro de una intriga dram¨¢tica que sobrecoge por su dureza, su desnudez y su penetraci¨®n psicol¨®gica.
Caribou Island / Desolacions. Caribou Island
David Vann
Traducci¨®n de Luis Murillo Fort / Francesc Rovira
Mondadori / Emp¨²ries
Barcelona, 2011
276 / 264 p¨¢ginas
21,90 euros
"Gary era un as del remordimiento", dice Irene, su esposa, y ese es exactamente su problema: el remordimiento de no haber hecho nada de s¨ª mismo y haberla arrastrado a ella. Gary se aturde haciendo de homo faber, construye una caba?a sin tener ni idea, con una terquedad lastimosa. "Lo que Gary buscaba era (...) el retorno a una ¨¦poca id¨ªlica en la que pudiera tener un rol, ser el herrero, el panadero o el cantor de leyendas populares. Irene, por su parte, s¨®lo quer¨ªa que no volvieran a abandonarla, que no pasaran de ella, que no la dejaran de lado". La lucha de Gary es tit¨¢nica y est¨¢ contada deteni¨¦ndose morosamente el autor en todas las dificultades materiales hasta constituir el estilo de la novela. A su lado, Irene somatiza su miedo y su desesperanza progresiva con jaquecas terribles que le impiden dormir. Rhoda, por el contrario, est¨¢ sumida en una vida ciudadana cotidiana mientras planea casarse con Jim, un dentista que a su vez planea enga?arla peri¨®dicamente y empieza a hacerlo ya con Monique; el autoenga?o de Rhoda se manifiesta en una desgana contra la que no lucha. Se dispone a asumir una vida semejante a la de su madre, Irene, y ¨¦sta, a su vez, no puede olvidar que su propia madre, al ser abandonada, se colg¨® de una viga, donde la encontr¨® la ni?a. Mark, en cambio, sobrevive siendo un perfecto sinsustancia acomodaticio. El contraste entre la dram¨¢tica y definitiva brecha que abre entre ellos la insensata lucha de Gary e Irene y la resignaci¨®n de Rhoda y Mark est¨¢ llevado con pulso maestro.
La historia y el estilo son tan duros, tan expresivo y preciso este ¨²ltimo, que a varios cr¨ªticos les ha dado por relacionarlo con la literatura de Cormac McCarthy, lo cual es una simpleza; pero s¨ª es cierto que en Vann hay algo que lo aproxima a la estirpe melvilliana de la novela americana contempor¨¢nea que se?al¨® Harold Bloom. Y la dureza salvaje del paisaje est¨¢ presente no s¨®lo en el paisaje mismo y en la lucha de Gary sino tambi¨¦n en excursos admirablemente utilizados, como la pelea de Carl con los salmones en la mesa de lavado. Poco a poco, la imposibilidad de amor y de comunicaci¨®n va agriet¨¢ndose como los mismos postes de la estramb¨®tica caba?a y esa paulatina invasi¨®n de la realidad no deseada se va abriendo paso entre todos, en cada uno a su manera, como una coral tr¨¢gica. Por ah¨ª es por donde Vann abre el camino para contar, esta vez, varias vidas anudadas en torno a un destino inexorable en un mundo en zozobra. Lo tr¨¢gico afecta a Gary e Irene; lo dram¨¢tico, a Rhoda; la simple supervivencia, a Mark. Todos se mienten para no decir ni decirse la verdad, pero todos la conocen, est¨¢ dentro de ellos. Gary comprende que "la fe que entonces albergara hab¨ªa degenerado en determinaci¨®n, ahora era un compromiso emparejado con el aniquilamiento". Irene piensa que "Gary quer¨ªa vivir en la isla, pasar todo un invierno all¨ª, tener esa experiencia. Pero (...) iba a ser un invierno y nada m¨¢s. Llegada la primavera, abandonar¨ªa el lugar, abandonar¨ªa a Irene". La grotesca e inhabitable caba?a no es sino la exteriorizaci¨®n de la vida de un hombre. La niebla se cierra sobre sus vidas, el lago, la isla y la novela. Una obra de arte.
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