M¨¢s justicia y m¨¢s respeto

Frente un procedimiento penal, ya sea ante el juez de Instrucci¨®n o de lo Penal, el papel de los abogados defensores se est¨¢ limitando, en los ¨²ltimos tiempos, al de meras comparsas del sistema o te conformas o te crujo (donde obviamente el perjudicado es el cliente), al que fiscales y magistrados parecen estar abonados.

Est¨¢ bien que los letrados podamos entrar a hablar con el fiscal e intentar llegar a un acuerdo, pero este acuerdo tiene que ser satisfactorio para ambas partes y, en el fondo, en aquellos casos en los que los hechos pueden ser discutibles en base a la prueba, nunca lo es.

Resulta que entras a la sala, hablas con el fiscal, el juez est¨¢ escuchando y sientes una presi¨®n por parte de ambos, que hace claudicar al cliente y/o perjudicado y al mismo letrado. El sistema se est¨¢ corrompiendo desde dentro, el fiscal es efectivamente el acusador, pero el juez tendr¨ªa que ser un ¨¢rbitro objetivo que con independencia de lo que diga el fiscal, escuchar¨¢ a las partes, valorar¨¢ la prueba y tras el juicio, dictar¨¢ su sentencia.

La palabra de la fiscal¨ªa no es ley y los abogados no estamos para tomar un cafetito, quedar con el cliente media hora antes del juicio, sin visitas previas, pactar, firmar y cobrar. Somos parte del sistema judicial y nos merecemos m¨¢s respeto por parte de las otras partes implicadas, Jueces y fiscales, y los ciudadanos se merecen una justicia objetiva y no un mero tr¨¢mite de abdicaci¨®n y aceptaci¨®n de un sistema que se vende como justo y sometido al principio de igualdad, pero que en la pr¨¢ctica dista mucho del ideal y deseado por todos.

El in dubio pro reo es ya en la pr¨¢ctica una utop¨ªa, algo del pasado que se echa de menos, pues tendr¨ªa que ser la base de todo proceso.