De desahuciados a activistas

Asistir a una asamblea quincenal de la PAH de Barcelona es darse cuenta de c¨®mo los afectados por las deudas hipotecarias se han convertido en activistas. De c¨®mo una cuesti¨®n privada que se vive como un fracaso personal se ha convertido en un clamor p¨²blico. Desde su propio drama y, asamblea a asamblea, desahucio a desahucio, afectados que nunca hab¨ªan participado en ninguna asociaci¨®n han aprendido c¨®mo ayudar a otros afectados, han creado plataformas en otros municipios, y sobre todo, han perdido el miedo a hablar en p¨²blico y la verg¨¹enza de explicar que no pueden pagar la hipoteca.

"Desde el principio ten¨ªamos claro que no pod¨ªamos limitarnos a un asesoramiento cl¨¢sico", explica Ada Colau, del grupo coordinador de la PAH: "Las asambleas son ejercicios de asesoramiento colectivos, donde todos aprendemos a la vez y en las que los afectados se empoderan". Se repasan las ¨²ltimas noticias (como el hecho de que la ILP de la daci¨®n ha pasado del Congreso al Senado), c¨®mo est¨¢n los casos pendientes, se informa de la agenda de desahucios y se escucha a nuevos afectados.

"Los bancos han pasado de re¨ªrse de nosotros a atendernos"

Sandra Lascano, C¨¦sar Guerrero o Mat¨ªas son tres de ellos. Se quedaron sin poder pagar la hipoteca porque perdieron su trabajo y acudieron desesperados y avergonzados a la PAH. En el caso de Lascano, fueron los mismos servicios sociales de Barber¨¤ del Vall¨¨s quienes se lo recomendaron. "No tengas verg¨¹enza, no hemos robado a nadie, nos est¨¢n robando a nosotros", le dijo alguien cuando no pod¨ªa ni hablar de su caso. "Fue una voz de aliento", dice ahora. Originaria de Ecuador, Lascano no logr¨® parar su desahucio pero s¨ª que el banco saldara la deuda. Ahora vive con sus dos hijas (una de ellas enferma) y su marido, tambi¨¦n enfermo, en una habitaci¨®n por la que pagan 250 euros al mes. Aguarda un piso municipal. Y acude religiosamente a las asambleas y a las concentraciones para parar de desahucios. "La Plataforma me ha ayudado y ahora me toca a m¨ª". Y ve resultados: "Los bancos han pasado de re¨ªrse de nosotros a atendernos".

El caso de C¨¦sar Guerrero es parecido. Tambi¨¦n ecuatoriano, tambi¨¦n sin trabajo -como su mujer-, debe ocho meses de hipoteca. "Tal y como me trataba el banco me entr¨® mucha rabia y fui cogiendo fuerzas, aprendiendo, form¨¢ndome...", hasta que ¨¦l est¨¢ ahora asesorando a otras familias y es habitual de protestas y asambleas. Mat¨ªas aguarda la subasta de su piso en noviembre con 400 euros de ingresos. "No s¨¦ qu¨¦ har¨ªamos sin la PAH", suspira.

A las asambleas tambi¨¦n acude gente que no est¨¢ afectada, pero sabe de casos y quiere ayudar. V¨ªctor Pascual, presidente de la asociaci¨®n de vecinos de Cubelles, asisti¨® a la asamblea de la PAH del viernes pasado porque asiste "impotente" al fen¨®meno. "El movimiento vecinal solo se mueve cuando hay necesidades. Hemos pasado de una ¨¦poca dorada y con pocas necesidades a tener un drama y una nueva oportunidad de intervenir", dice. Tambi¨¦n particip¨® en la asamblea Rafael Perona, presidente del centro cultural gitano de La Mina, para informarse de la "avalancha de desahucios que se avecina".