Hay un monstruo marino en mi plato
Estamos yendo demasiado lejos con la comida? ?Perdemos el norte tratando de crear nuevas sensaciones gastron¨®micas? Se podr¨ªa pensar que s¨ª cuando leemos que una empresa de catering londinense sirve rayitas de polvo de esp¨¢rrago para esnifar, que el desayuno ingl¨¦s -huevos, beicon, jud¨ªas- ha sido sintetizado en un helado o que la mousse de humo se elabora aunque sepa a rayos.
Muchos culpar¨¢n de estos inventos a la influencia de los primeras espadas de la cocina tecnoexperimental, como Ferran Adri¨¤ o Heston Blumenthal. Ya se sabe que detr¨¢s de los genios llegan los imitadores, que exageran y desvirt¨²an ideas. Sin embargo, el motivo de que existan las extravagancias detalladas a continuaci¨®n quiz¨¢ no sea otro que el ansia de cierto p¨²blico por disfrutar de nuevas experiencias. La necesidad del gourmet de haber probado lo ¨²ltimo y lo m¨¢s raro. O, dicho de otra forma, el aburrimiento.
"Helado de leche materna. ?Prefiere dar una chupada a una mujer atractiva o a un rumiante cubierto de esti¨¦rcol?"
En Misiones (Argentina), la madera del yacarati¨¢ se utiliza para fabricar dulces. Tiernos, apetitosos y diferentes
?Al punto? No, podrida
El ¨²ltimo grito en vacuno no son las tiernas fibras de los bueyes japoneses ni los ingeniosos artilugios de faquir del Asador Etxebarri. Es la carne un poquito putrefacta. As¨ª hace furor en el restaurante Zoos de Salzburgo (Austria), donde, por el m¨®dico precio de 50 euros la raci¨®n, los comensales disfrutan con la textura melosa y el sabor a nuez de chuletones enmohecidos de hasta 16 semanas. Conviene no intentarlo en casa: no se trata de dejar el solomillo pudri¨¦ndose en la nevera, sino que el proceso requiere un estricto control para eliminar cualquier riesgo de intoxicaci¨®n. "Hay que mantener la carne con la humedad adecuada y a una temperatura entre cero y un grado", explica el chef Wolfgang Bauer. ?Raro? No tanto: desde tiempo inmemorial, el ser humano ha dejado curar las tiesas piezas de vaca para poder hincarles el diente.
Respirar comida
No se trata de una t¨¦cnica de adelgazamiento o de la ¨²ltima chifladura de los respiracionistas, defensores de la posibilidad de vivir sin ingerir alimentos. La moda de respirar comida est¨¢ impulsada por la marca Le Whif, que vende con alegres lemas publicitarios inhaladores de chocolate ("?el sabor sin las calor¨ªas!") y de caf¨¦ ("?el empuj¨®n sin la taza!"). Detr¨¢s de Le Whif est¨¢ el profesor de la Escuela de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Harvard David Edwards, quien tambi¨¦n ha inventado un artilugio sospechosamente parecido a las pipas para consumir estupefacientes, que sirve para aspirar toda clase de alimentos diluidos. "Lo conceb¨ª como una nueva manera de beber respirando", afirma. "Es una nueva forma de comida, una nube de sabor que est¨¢ entre el l¨ªquido y el gas".
Chocolate de camello
Los fumadores de porros dir¨¢n que menuda novedad, pero no nos referimos a ese chocolate, sino al de verdad hecho con leche de camello. La empresa que lo fabrica, Al Nassma, fue fundada por el jeque de Dubai, donde lleva casi tres a?os haciendo furor. La compa?¨ªa prepara ahora el salto a Europa, Norteam¨¦rica y China, que quiz¨¢ valoren sus virtudes: m¨¢s prote¨ªnas, alto contenido en vitaminas y minerales y, sobre todo, la ausencia natural de lactosa que convierte a este dulce en una opci¨®n perfecta para los intolerantes al az¨²car natural de la leche de vaca. Eso s¨ª, no ser¨¢ barato: el camello, un animal con bastantes malas pulgas, no se lo pone f¨¢cil al hombre a la hora del orde?o.
De Baby Gaga a Baby Googoo
La leche materna tambi¨¦n es tendencia en forma de helado, tal como la sirven, para esc¨¢ndalo de muchos brit¨¢nicos, en la helader¨ªa punk de Londres The Icecreamists. "La gente nos dec¨ªa que esa leche es para los beb¨¦s", dice el due?o, Matt O'Connor. "Pero ?sabes qu¨¦? La leche de vaca es para los terneros. ?Prefieres dar una chupada a una mujer atractiva o a un rumiante cubierto de esti¨¦rcol?". El helado en cuesti¨®n se bautiz¨® como Baby Gaga, pero tras las protestas de la lady del mismo nombre, se cambi¨® su denominaci¨®n por la de Baby GooGoo. Las autoridades sanitarias lo prohibieron durante 15 d¨ªas, pero, tras comprobar que era inocuo, no les qued¨® m¨¢s remedio que volver a autorizar su venta.
Reposter¨ªa de madera
En la provincia de Misiones (Argentina) crece el yacarati¨¢, un ¨¢rbol cuya madera es tan blanda y h¨²meda que no posee ning¨²n valor comercial. Con el objeto de salvarlo de una inminente extinci¨®n, la familia del ingeniero forestal Roberto Pascutti comenz¨® hace unos a?os a producir los primeros y posiblemente ¨²nicos dulces de madera del mundo. La le?a, que se corta y procesa para reducir la sensaci¨®n de rigidez, adquiere una textura suave que permite fabricar confituras, bombones o alfajores. La prensa local los define como "tiernos, apetitosos, nutritivos y diferentes". Cualquier parecido con la suela de zapato que se com¨ªa Charles Chaplin en La quimera del oro es pura coincidencia.
Embutidos mutantes
Puede que por separado no suenen demasiado extravagantes a estas alturas, pero las ¨²ltimas mutaciones en los embutidos merecen una menci¨®n. Desde hace alg¨²n tiempo, la morcilla puede llegar a su plato de las formas m¨¢s variopintas, desde una trufa con su cacao en polvo -invento de Arzak- hasta un nacho, tal y como lo comercializa Carde?a. Esta marca vende a su vez el calamar de morcilla, que en vez de tripa utiliza el cuerpo del cepal¨®podo como envoltura. La tendencia a introducir pescado en los embutidos tambi¨¦n se puede rastrear en el chorizo de pulpo que preparan en Atrio (Santiago de Compostela), o en el salchich¨®n, lomo y butifarra de m¨²jol de ?ngel Le¨®n, chef de Aponiente (El Puerto de Santa Mar¨ªa).
A hacer g¨¢rgaras
White Power Milk ha sido una de las acciones art¨ªsticas relacionadas con la comida m¨¢s logradas del a?o. En mayo surgi¨® de la nada una web que vend¨ªa leche "purificada" despu¨¦s de que chicas "ricas, guapas y blancas" hubieran hecho g¨¢rgaras con ella. Aunque no revelaba el nombre de la empresa, la p¨¢gina, pulcramente ejecutada, no parec¨ªa falsa puesto que admit¨ªa pagos reales para adquirir la leche. Como era de esperar, corri¨® como la p¨®lvora por la Red, un buen n¨²mero de blogs y medios le dedicaron art¨ªculos que generaron intensas pol¨¦micas. Al final, todo era un montaje: su autor, el artista Nate Hill, pretend¨ªa denunciar el racismo, el sexismo y el clasismo de la sociedad estadounidense. Aunque bien le habr¨ªa valido como burla de los excesos del esnobismo gastron¨®mico.
Tan fresco que parece vivo
?Qui¨¦n no ha so?ado alguna vez con que le sirvan un plato en el que un pulpo gigante mueve sus tent¨¢culos? Probablemente nadie, salvo el capit¨¢n Nemo y los fans de las pel¨ªculas de monstruos marinos de serie B. A ellos parece estar dirigido el odori don, un plato que se cocina en el restaurante Ikatei Tabiji de Hakodate (Jap¨®n). El pulpo no es tal, sino la cabeza y las patas de un calamar estrat¨¦gicamente posadas sobre una monta?a de arroz. El animal est¨¢ tan fresco que cuando se le echa salsa de soja por encima, la sal crea una reacci¨®n qu¨ªmica en las c¨¦lulas de los tent¨¢culos que los pone en movimiento en un logrado efecto especial. Es lo que se llama gastroterror.
P¨®ngame un poco de nada
Genio imprevisible para unos, charlat¨¢n de la nueva cocina para otros, el chef suizo Denis Martin ha firmado pr¨®tesis mamarias rellenas de morcilla o caramelos de coca-cola con forma de bolsita de coca¨ªna. "Yo trabajo con el humor", asegura. Ahora bien, puede que su cumbre creativa sea el plato de nada, heredero culinario del Cuadrado blanco sobre fondo blanco de Malevich. Cuando lo sirve, el camarero inclina una jarra vac¨ªa sobre un plato en el que no hay nada. La sorpresa viene cuando el comensal se mete la cuchara en la boca y descubre que sobre ella reposaba una gelatina transparente de destilado de pepino. "Es el plato preferido de mi contable", dice con sorna Martin.
Placenta no hay m¨¢s que una
Ni insectos, ni medusas: el producto m¨¢s demandado entre los seguidores de la gastronom¨ªa extrema es... el materno. La revista New York public¨® en uno de sus ¨²ltimos n¨²meros un inquietante reportaje en el que se contaba que, animadas por sus supuestas propiedades nutritivas, cada vez m¨¢s madres reci¨¦n paridas de la ciudad consumen la placenta en la que se han criado sus reto?os. Unas la toman en c¨¢psulas, deshidratada y pulverizada, pero hay quien prefiere tratamientos m¨¢s culinarios: en batido, con bloody mary o al vapor con jengibre, lim¨®n y jalape?o. "Me dio el subid¨®n m¨¢s salvaje", declara Alexa Beckham, una mam¨¢ gourmet que se la comi¨® con cereales, pl¨¢tano y agua de coco.
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