Despu¨¦s del 20-N
?Qu¨¦ va a pasar despu¨¦s del 20-N? Esa es la pregunta, porque lo que va a suceder ese d¨ªa ya lo sabemos. Se puede, en todo caso, discutir si la mayor¨ªa absoluta del PP va a ser normal, de 180 diputados arriba o abajo, o si el arrase va a ser de tal calibre que deje peque?os los famosos resultados de Felipe G¨®nzalez en 1982. Cabe que supere incluso el nivel que le dar¨ªa el control de todos los engranajes del Estado, desde el Constitucional hasta la Comisi¨®n del Mercado de Valores. Ese virtual monopolio del poder pol¨ªtico anuncia derroteros que tal vez no llegamos a imaginar.
As¨ª que lo m¨¢s probable es que Mariano, ?qui¨¦n lo iba a decir!, alcance resultados fabulosos. Cierto que eso no deja de constitu¨ªr un peligro para la derecha, pues ya se sabe que los dioses ciegan a quienes quieren perder. Y que la desmesura es el camino m¨¢s recto a la cat¨¢strofe. El PP pretender¨¢ remozar la planta del Estado -una Causa General contra las autonom¨ªas- e imponer su lectura de lo que es Espa?a, am¨¦n de la cura de caballo contra la crisis, que los empresarios aplaudir¨¢n con las orejas desde el tendido. Desde su tumba, el conde duque de Olivares aplaudir¨¢ los decretos de (re)centralizaci¨®n y Milton Friedman sonreir¨¢ complacido.
No es un secreto que el PSdeG est¨¢ desnortado -como siempre- y a la espera de Pepe Blanco
El PSOE, por su parte, va a vivir una hecatombe. No ser¨¢ su ¨²ltimo trago amargo. Las elecciones en Andaluc¨ªa, primero, y en Euskadi, despu¨¦s, constituir¨¢n estaciones de un calvario que puede durar a?os. Con un nivel de voto en el entorno del 25% en muchas comunidades aut¨®nomas y ayuno de poder alguno -ni una miga que echarse al talego-, no puede excluirse que siga caminando con paso firme hacia el abismo. Los que en su seno alimentan la hip¨®tesis de una gran coalici¨®n con el PP, a cuenta de la crisis, no faltan. Eso los pondr¨ªa en el despe?adero.
Y es que a la crisis econ¨®mica le va a seguir una crisis social y, tal vez, una recomposici¨®n del sistema pol¨ªtico. Esa crisis va a trastocar -lo est¨¢ haciendo ya- la conciencia de s¨ª misma que tuvo la sociedad espa?ola desde la transici¨®n. Ya no cabe la arrogancia ante incertidumbres y amenazas. La victoria del PP rubricar¨¢ una bajada general de los salarios y un incremento de las diferencias sociales que, sin embargo, convivir¨¢n mucho tiempo con un paro elevado. Los impuestos aumentar¨¢n y los servicios sociales se degradar¨¢n. Todos seremos m¨¢s pobres. Si Espa?a es intervenida bajo su mandato -ojal¨¢ que no-, el foll¨®n va a ser monumental.
?Y en Galicia? No se consuela el que no quiere, pero lo previsible es que la marea tambi¨¦n nos anegue. Adem¨¢s, no es ning¨²n secreto que el PSdeG est¨¢ desnortado y desestructurado -como siempre- y a la espera de Pepe Blanco, montado en el caballo blanco del AVE que ?ay! no s¨¦ si le dice tanto a la gente. En el PSdeG de Pachi el griter¨ªo demag¨®gico sustituye a las ideas. Por su parte el BNG contin¨²a a lo suyo, impasible el adem¨¢n. Ante los envites que amenazan destruir lo poco que queda de conciencia nacional en Galicia la ¨²nica receta es la formaci¨®n de tortuga romana. En Catalu?a, CiU est¨¢ abriendo juego a ERC; en Canarias, los dos partidos nacionalistas van en coalici¨®n; y en Euskadi es previsible el retorno del PNV al gobierno. Aqu¨ª, inmovilismo.
La ¨²nica hipot¨¦tica buena noticia para la izquierda y el nacionalismo es que el PP puede ver erosionado muy r¨¢pido en toda Espa?a, despu¨¦s de su triunfo estelar, no solo su apoyo, sino su credibilidad y hasta su legitimidad. Si se produce lo impensable -el rescate-, el sistema pol¨ªtico puede entrar en barrena. El desenga?o puede ser terrible cuando hasta el m¨¢s tonto de la clase se entere de que los buenos a?os ya no volver¨¢n, y que todo lo que se nos ofrece es dureza. En Galicia ya no hay mucho que el PP pueda dar y todas las mareas tienen su reflujo.
Sin embargo, eso no significa necesariamente buenas noticias para PSdeG y BNG. El resentimiento puede ser vehiculado a trav¨¦s de nuevas formaciones, de la extensi¨®n de ese populismo que hoy ya ense?a la oreja o de protestas an¨®micas que incluyan violencia social ciega. El panorama es tan negro que todo cabe. Nos salva que Galicia es un pa¨ªs peque?o y hay cosas que necesitan una masa cr¨ªtica. Desde luego, nadie espera, a la luz de la experiencia, que ambos partidos se sientan interpelados, hagan alguna cosa ingeniosa o muestren alg¨²n tipo de altura de miras.
Pero por si las moscas, se habla en el PP de que Feij¨®o deber¨ªa adelantar las elecciones del 2013. Se trata de evitar el desgaste. Y con un gobierno del nivel del suyo no es probable que se encuentren recetas m¨¢gicas: todo en Galicia adolece de cierta mezquindad. Adem¨¢s, Feij¨®o ya no es tan importante en el PP. Los Feij¨®os han crecido como setas. Uno anda siete metros por Espa?a y encuentra uno. As¨ª que su valor de mercado est¨¢ en baja. Lamentablemente para ¨¦l tendr¨¢ que volver a ser presidente de Galicia, esta aldea, tan lejos de los ornatos de la capital, de la que preferir¨ªa prescindir.
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