'Living la vida loca'
El mundo formatea su nuevo disco duro. La econom¨ªa 3.0 se est¨¢ descargando y nadie sabe muy bien c¨®mo funciona. El futuro nunca fue tan presente. Excepto en Galicia. Aqu¨ª a¨²n andamos configurando la impresora y familiariz¨¢ndonos con el tutorial del software de la econom¨ªa 2.0.
El Gobierno se dispersa en anuncios sobre liberados sindicales, horarios de profesores o nuevas haza?as b¨¦licas con coches oficiales. Los socialistas se enredan en una disputa sobre listas electorales que roza peligrosamente el territorio sin ley de las comunidades de vecinos. Los nacionalistas se manifiestan en defensa del orden constitucional o se apuntan sus propias haza?as b¨¦licas con los audis del Parlamento. Galleguidad o solvencia, gallego o ingl¨¦s, Vueling o Ryanair, di¨¦sel o gasolina... El nivel del debate en Galicia conduce a un tedio irremediable.
?De qu¨¦ vamos a vivir los gallegos dentro de 20 a?os con las pocas cosas que sabemos hacer ahora?
Reparen, por ejemplo, en las paradojas de la deliberaci¨®n p¨²blica sobre impuestos o financiaci¨®n. Al parecer, los 40 millones que podr¨ªa reportar el resucitado impuesto del patrimonio resultan impertinentes. En cambio, se antojan cruciales los supuestos cuatro millones a ahorrar en sindicalistas. Entre tanta irrelevancia, poco tiempo parece quedar para idear una alternativa al modelo de financiaci¨®n. Menos a¨²n, una propuesta de pol¨ªtica fiscal. En Galicia eso de los impuestos resulta un asunto poco fashion. Esas cosas se deciden en Madrid. Si nos gusta lo que resuelven, lo cobramos. Y si no, protestamos.
Si esto les agota, les aconsejo que no busquen consuelo en el debate sobre nuestro modelo econ¨®mico o industrial. Perdimos tiempo y oportunidades con el retraso e¨®lico. El peso de nuestra industria ha ca¨ªdo cuatro puntos en esta d¨¦cada. Mientras los dem¨¢s opinan o dan tabaco, la Democracia Feijoniana se ha embarcado en una gira por las Am¨¦ricas, buscando dineros indianos para la m¨ªtica galleguidad del NovoBanqui?oGalego al m¨¢s puro estilo poscolonial. La econom¨ªa gallega no malgasta su tiempo con detalles como la eficiencia o la competitividad. Se centra en lo importante. Decidir si algo es muy gallego, suficientemente gallego, o poco o nada gallego.
Pero si quieren deprimirse de verdad, sigan la pol¨¦mica educativa. La mejor inversi¨®n que podr¨ªa planificar un pa¨ªs lateral como Galicia reside en la educaci¨®n. No se trata de blindarla contra recortes. Se trata de invertir m¨¢s. Pero aqu¨ª estamos, debatiendo qui¨¦n atiende a los ni?os cuando llega el autob¨²s.
No todo son malas noticias y discusiones sobre caralladas. El renacer de Fenosa con un modelo de negocio asociado al futuro energ¨¦tico muestra otro camino. Antes de perdernos en la habitual disputa localista por su instalaci¨®n, o empezar a pagar la factura por lucir el patrocinio de Galicia en la camiseta, reconozcamos que el problema no est¨¢ en la viabilidad de un proyecto que, de momento, es un titular llamativo. Nuestro drama reside en carecer de m¨¢s iniciativas sobre cuya viabilidad discutir.
La austeridad est¨¢ muy bien. Pero es una virtud claramente sobrevalorada. M¨¢s a¨²n cuando los indicadores advierten que encaramos el v¨¦rtice de una segunda recesi¨®n. Adem¨¢s de cuentas equilibradas y aseadas, precisamos ideas y audacia. Necesitamos una estrategia de futuro como pa¨ªs. Urgen iniciativas que la articulen y la hagan realidad. Se busca el coraje y el liderazgo para dotarlas de los recursos precisos.
?De qu¨¦ vamos a vivir los gallegos dentro de 20 a?os con las pocas cosas que sabemos hacer ahora? ?C¨®mo vamos a abrirnos un hueco en los mercados globales y altamente competitivos? Somos un pa¨ªs peque?o, esquinado y dependiente. No tenemos grandes recursos estrat¨¦gicos e invertimos lo justo en investigaci¨®n, inteligencia e innovaci¨®n ?Qui¨¦n y c¨®mo va a pagar los servicios p¨²blicos que demandar¨¢ una poblaci¨®n dispersa, envejecida y con crecientes tasas de dependencia?. Esos son nuestros problemas. Los de verdad, no los inventados.
Ahora que se separan los REM, nunca fue tan cierto que asistimos al final del mundo tal y como lo conocimos. Pero nosotros seguimos bailando m¨¢s al estilo Ricky Mart¨ªn. Living la vida loca y al d¨ªa. Ma?ana Dios, el FROB, el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda y la UE dir¨¢n.
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