Eslabones d¨¦biles
La intensidad de la crisis econ¨®mica est¨¢ poniendo a prueba a todos los sistemas pol¨ªticos de todos los pa¨ªses democr¨¢ticamente constituidos. No es la primera vez que pasa en la historia. Recu¨¦rdese el impacto de la crisis del 29. Afortunadamente no estamos ante una situaci¨®n similar. Pero s¨ª estamos ante una crisis que est¨¢ afectando a nuestro modelo de convivencia y a su expresi¨®n pol¨ªtica. En todos los pa¨ªses, aunque no en todos se exprese de la misma manera. Pero en todos.
En Espa?a el impacto de la crisis es perceptible en los cuatros niveles que se combinan en nuestra f¨®rmula de gobierno: el municipal, el auton¨®mico, el estatal y el europeo. El estado de salud del municipio, de la comunidad aut¨®noma, del Estado y de la Uni¨®n Europea es mucho m¨¢s fr¨¢gil hoy que hace tres a?os. Se acumulan los problemas y cada vez hay menos confianza de los ciudadanos en que los gobernantes est¨¢n en condiciones de darles respuesta.
Pero no todos los niveles de la f¨®rmula de gobierno se han visto afectados por igual. El municipio y el Estado se ven afectados, pero son indiscutibles. Pase lo que pase, esos dos niveles de gobierno van a permanecer como puntos de referencia insustituibles para la organizaci¨®n de la convivencia. La erosi¨®n del poder del Estado por la cesi¨®n de soberan¨ªa a la Uni¨®n Europea y por la globalizaci¨®n y la consiguiente transferencia de poder a los consejos de administraci¨®n de las grandes empresas es un fen¨®meno muy perceptible. Pero a pesar de ello, el Estado sigue siendo la ¨²nica instancia de expresi¨®n directa del principio de legitimaci¨®n democr¨¢tica y, por tanto, va a seguir siendo la piedra angular del sistema.
El municipio es derecho natural. Se podr¨¢ reducir el n¨²mero de municipios, pero la instancia municipal seguir¨¢ siendo lo que es.
Son los niveles auton¨®micos y europeos los que est¨¢n siendo puestos en cuesti¨®n. Se trata de las dos innovaciones de la Constituci¨®n de 1978. Las dos opciones materialmente constituyentes m¨¢s importantes de la transici¨®n fueron la relativa a la estructura interna del Estado y la de la integraci¨®n de Espa?a en Europa. Como consecuencia de ellas, hemos construido el Estado Auton¨®mico, que ha sido con diferencia, el Estado m¨¢s leg¨ªtimo y m¨¢s eficaz de toda nuestra historia constitucional y hemos conseguido superar el aislamiento respecto de Europa en el que nos hemos movido desde principio del siglo XIX. La f¨®rmula orteguiana: Espa?a es el problema, Europa la soluci¨®n.
Ni la comunidad aut¨®noma ni la Uni¨®n Europea tienen la solidez que tienen el Estado y el municipio. Sin estos ¨²ltimos es inimaginable la convivencia. Sin los primeros s¨ª lo es. Pero el que sea imaginable no quiere decir que sea deseable. Lo que hemos conseguido en estos algo m¨¢s de treinta a?os de vigencia de la Constituci¨®n est¨¢ indisolublemente vinculado a la articulaci¨®n territorial interna del poder en nuestro pa¨ªs, por un lado, y a nuestra integraci¨®n en la Uni¨®n Europea, por otro. Sin estos puntos de referencia es mucho m¨¢s que probable que no hubi¨¦ramos podido construir primero y estabilizar despu¨¦s una democracia, que, por muchas imperfecciones que le estemos detectando, es la f¨®rmula de gobierno con la que m¨¢s nos hemos aproximado, con mucha diferencia a los pa¨ªses m¨¢s democr¨¢ticos del mundo.
La democracia espa?ola o es auton¨®mica y europea o ya veremos lo que puede acabar siendo. Tengo la impresi¨®n de que esto no se tiene todo lo presente que ser¨ªa necesario. Hay demasiada frivolidad en las descalificaciones que se ponen en circulaci¨®n respecto del Estado Auton¨®mico y en la ridiculizaci¨®n de la acci¨®n pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea.
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