Wangari Maathai, una perla verde
El mundo sigue siendo un sitio complicado. Que una mujer africana consiga el reconocimiento del resto de sus cong¨¦neres es del todo inusual. Que el motivo sea su tenacidad y compromiso con un modelo de desarrollo distinto no es frecuente y s¨ª meritorio. Que adem¨¢s consiga lo que se propone, solo ocurre en contad¨ªsimas ocasiones.
Todos los que trabajamos por un mundo mejor estamos en deuda con Wangari Maa-thai, fallecida el pasado d¨ªa 25. Fue una mujer comprometida y luchadora. Pionera en terrenos donde la urgencia y la acci¨®n discurren a velocidades distintas.
Su popularizaci¨®n fuera de ?frica se debi¨® a la concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz en 2004. Pero mucho antes de eso, era ya todo un referente en su pa¨ªs, Kenia y, en general, en una gran parte del ?frica subsahariana. En aquella en la que, a pesar de la proximidad al tr¨®pico y la inmensa riqueza natural, las condiciones de vida de sus habitantes, en particular de las mujeres, eran -siguen siendo- especialmente duras.
La conoc¨ª en 2006, en una ¨¦poca en la que pod¨ªa disfrutar del ¨¦xito y reconocimiento que la comunidad internacional le brindaba. Estaba inmersa de lleno en la expansi¨®n del proyecto de su vida: crear un cintur¨®n verde de ¨¢rboles que uniera ?frica desde el ?ndico al Atl¨¢ntico, que, bien gestionado, ofreciera un medio de vida y autoestima a las comunidades locales, y en especial a las mujeres. Un proyecto que vinculaba capital natural y desarrollo, que fortalec¨ªa el orgullo de cada uno de los pobladores de la zona por conservar su riqueza. El a?o 2006 supuso un antes y un despu¨¦s en el reconocimiento del valor de los bosques. La comunidad internacional por fin mostraba su disposici¨®n a luchar abiertamente contra la deforestaci¨®n; entend¨ªa que era esta una batalla que no se podr¨ªa ganar si no se tomaba en consideraci¨®n su v¨ªnculo con el desarrollo y mejora de las condiciones de vida de sus habitantes. Un cambio que reconoc¨ªa expresamente el mayor valor de un bosque vivo frente a un bosque muerto. La vi por ¨²ltima vez hace apenas un a?o, defendiendo con pasi¨®n en la sede neoyorquina de Naciones Unidas que la humanidad no pod¨ªa permitirse el colapso de los ecosistemas ni un fracaso en la inminente cumbre de Nagoya sobre Diversidad Biol¨®gica.
Wangari Maathai era doctora en Veterinaria. Estudi¨® Biolog¨ªa en Alemania y EE UU pero decidi¨® volver a su tierra, devolver lo que recibi¨®. Luch¨® con valent¨ªa por los derechos civiles y por la conservaci¨®n de la naturaleza; fue perseguida y atacada por ello. Fue parlamentaria. Recibi¨® honores y premios. Ejerci¨® de ministra de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Vida Salvaje. Dej¨® una Kenia muy distinta a aquella en la que naci¨® y creci¨®. Mantuvo su compromiso con los desfavorecidos, con las mujeres y con el entorno hasta sus ¨²ltimos d¨ªas. En su condici¨®n de luchadora por la igualdad y la justicia la vimos participar en los Encuentros de Mujeres por un Mundo Mejor. Wangari, la Mujer ?rbol, descansa en paz, a la sombra de un ¨¢rbol en esa tierra a la que todo entregaste.
Teresa Ribera es secretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico.
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