Divisi¨®n peligrosa
La crisis en Repsol, causada por Sacyr-Pemex, entra en un conflicto jur¨ªdico largo y destructivo
Repsol sigue en una grave crisis societaria y no parece que vaya a resolverse antes de diciembre, cuando vence el cr¨¦dito de 5.000 millones de euros concedido a Sacyr para comprar el 20% del capital de la petrolera. La Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE) ha decidido, contra la petici¨®n del actual equipo directivo de Repsol, que no es necesaria su autorizaci¨®n previa al acuerdo societario entre la constructora Sacyr y Petr¨®leos Mexicanos (Pemex), que domina conjuntamente el 29,8% del capital. La decisi¨®n de la CNE refleja la impresi¨®n interna mayoritaria de que Repsol no es una empresa regulada y no cabe una intervenci¨®n p¨²blica en acuerdos societarios. Tambi¨¦n pesa el recuerdo del terrible desgaste que sufri¨® la CNE cuando el Gobierno utiliz¨® al organismo regulador para frenar la entrada de E.on en Endesa.
El mi¨¦rcoles, el Consejo de Repsol inst¨® a Sacyr y Pemex a disolver su acuerdo societario que, seg¨²n sospecha la actual direcci¨®n, es un intento de sustituir la gesti¨®n espa?ola por una m¨¢s cercana a los intereses mexicanos aprovechando la debilidad financiera de la constructora. Sobre Repsol planea, pues, la expectativa de un prolongado y destructivo pulso jur¨ªdico entre la direcci¨®n y los socios sindicados. Sacyr y Pemex han anunciado acciones legales inmediatas contra las modificaciones en el reglamento del Consejo que preparan la expulsi¨®n del Consejo de sus representantes.
Las causas de esta crisis hay que buscarlas en la extrema debilidad de la estructura accionarial de Repsol, condicionada por el hecho de que el capital que posee Sacyr est¨¢ financiado con un pr¨¦stamo bancario que la constructora tiene dificultades para amortizar. No es posible sostener un accionariado estable en una petrolera, que necesita periodos largos de maduraci¨®n del capital, con accionistas que necesitan abundantes retornos de dividendo a corto plazo.
Quedan por aclarar cuestiones pol¨ªticas relevantes. No se ha explicado si el Gobierno espa?ol fue consultado por el mexicano sobre la sindicaci¨®n. Si lo fue, ser¨ªa conveniente saber qui¨¦n dio el visto bueno. No es razonable suponer que el Gobierno mexicano y Pemex actuaron sin comunicar sus intenciones al espa?ol. La gesti¨®n de Repsol debe continuar en manos espa?olas; el papel de Pemex tiene que contenerse, al menos, en los l¨ªmites actuales. Pero lo correcto para conseguirlo es aumentar el capital espa?ol en la compa?¨ªa. La v¨ªa del contencioso jur¨ªdico es larga y peligrosa.
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