Par¨ªs rompe las sillas
La semana de la moda francesa arranca sumida en un clima marcado por la incertidumbre y los cambios de dise?ador en las grandes firmas
Cuando el cuarto banco se rompi¨®, la atildada audiencia del desfile de Balenciaga -Catherine Deneuve, Salma Hayek...- se dej¨® de remilgos y, entre risas nerviosas, se puso en pie. Nadie quer¨ªa ser el siguiente al que se le rompiera la silla. Un sentimiento que une a la humanidad desde tiempos escolares. A partir de ese momento, la presentaci¨®n de la colecci¨®n de primavera / verano 2012 pas¨® a formar parte del anecdotario de la industria de la moda. Se convirti¨® formalmente en "el-d¨ªa-en-que-vimos-un-desfile-de-Balenciaga-de-pie". M¨¢s all¨¢ de lo curioso, el p¨¢nico suscitado por sillas que desaparecen bajo las m¨¢s regias posaderas es una buena met¨¢fora de lo que se vive en la semana de la moda francesa.
La inc¨®gnita sigue siendo qu¨¦ pasar¨¢ en Dior, que contin¨²a sin director creativo
La novedad de Balmain son trajes de luces y monos de cantantes 'country'
La primera prueba del nerviosismo est¨¢ en la suerte de campa?a electoral que los medios parisienses han emprendido como calentamiento de los desfiles, que empezaron el martes y se alargar¨¢n hasta el d¨ªa 5. Le Monde o The International Herald Tribune han dedicado largos p¨¢rrafos a explicar cu¨¢l es el papel y la importancia de Par¨ªs dentro del calendario de presentaciones internacionales, que empieza en Nueva York y se detiene antes en Londres y Mil¨¢n. Cada cual defiende su plaza, claro est¨¢. La incertidumbre econ¨®mica obliga. Adem¨¢s, provoca notable inestabilidad en el seno interno de cada casa. Las cifras han sido buenas en 2010, pero la batalla se libra en una jungla -los mercados emergentes- en la que no valen segundos puestos.
La gran inc¨®gnita sigue siendo qu¨¦ pasar¨¢ en Dior. Seis meses despu¨¦s del despido de John Galliano, la firma sigue sin director creativo y las decisiones que se tomen podr¨ªan generar movimientos en otras casas capaces de tambalear el sistema. Los cambios en Yves Saint Laurent o Louis Vuitton son una hip¨®tesis que se torna certeza en el caso de las m¨²ltiples marcas que estrenan dise?ador. De Kenzo a Chlo¨¦, pasando por Azzaro o Paco Rabanne.
La primera en pasar la prueba fue Balmain. Olivier Rousteing debut¨® ayer sobre una pasarela como dise?ador de la firma. El franc¨¦s, de 26 a?os, reemplaz¨® en abril a su antiguo jefe, Christophe Decarnin, despedido tras no comparecer al desfile de oto?o / invierno 2011 por "extenuaci¨®n mental". Nadie sabe ni responde del paradero de Decarnin, ni de sus intenciones profesionales. Decarnin, al parecer, ya no es noticia.
Era extra?o enfrentarse a un nuevo Balmain en el mismo lugar, con las mismas modelos y los mismos c¨®digos est¨¦ticos que Decarnin defini¨® y estableci¨® para la casa. Continuidad, lo llaman. Pero con esta clase de ejercicios la moda transmite la idea de que los dise?adores son intercambiables. Es posible que sea lo que toca en este tiempo y lugar, pero es desa-sosegante. Con Rousteing al frente, la casa sigue con su agresiva pol¨ªtica de expansi¨®n (que pasa por la creaci¨®n de una segunda l¨ªnea, Pierre Balmain, que se presentar¨¢ el lunes) y dobla su apuesta por chaquetas y m¨ªnimos vestidos profusamente bordados a precios exorbitantes. ?La novedad? Ah, s¨ª. Despu¨¦s del punk, el militar o el disco le ha tocado el turno tem¨¢tico a "los trajes de luces y los monos que vest¨ªan los cantantes de country en Las Vegas en los a?os sesenta". Rousteing, en busca de la renovaci¨®n, carga tanto las tintas de lo barroco que su propuesta acaba pareciendo una revisi¨®n humor¨ªstica.
Siempre es m¨¢s f¨¢cil la continuidad de una marca de difuso pasado. Es lo que le ha sucedido a Marco Zanini en Rochas, cuya propuesta se detiene en una particular revisi¨®n de varios iconos cinematogr¨¢ficos, especialmente de Hitchcock, pasado por un filtro de los a?os cincuenta.
Un legado mucho m¨¢s definido es el que hered¨® Nicolas Ghesqui¨¨re. Desde 1997 dise?a bajo el nombre de uno de los m¨¢s respetados creadores de la era dorada de la alta costura, Crist¨®bal Balenciaga. Un maestro de actualidad gracias a la apertura del museo de Getaria y a la exposici¨®n de Hamish Bowles, que se inaugur¨® hace un a?o en Nueva York y luego viaj¨® a San Francisco. Dries van Noten, por ejemplo, la visit¨® en California y su influencia se nota en su fotogr¨¢fica propuesta para la pr¨®xima primavera.
Como muchos hijos, Ghesqui¨¨re ha abrazado y rechazado sucesivamente la herencia est¨¦tica e intelectual del padre. No es f¨¢cil unir el respeto a tus or¨ªgenes con la voluntad de innovar. En la colecci¨®n que ayer present¨® se palpa la constante b¨²squeda de f¨®rmulas que traduzcan la alta costura en piezas contempor¨¢neas. Ghesqui¨¨re mira a los libros, pero tambi¨¦n a la calle. Dibuja una silueta formada por grandes chaquetas y min¨²sculos pantalones o por largas prendas a medio camino entre los vestidos, las batas y los quimonos. Algunos estampados salen del archivo y los sombreros parecen hacerlo de aquel vestido de novia que Balenciaga cre¨® en 1968 inspirado por Zurbar¨¢n. Es cierto que el futurismo de sus formas cuadradas no es f¨¢cil de digerir, pero Ghesqui¨¨re demuestra con sus idas y venidas que detr¨¢s de la continuidad en Balenciaga hay un aliento humano y un sentido creativo propio. Toda una reivindicaci¨®n en estos tiempos de fr¨¢giles sillas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.